viernes, 8 de enero de 2021

CARTA A MARIANA, CON UN HOMBRE CORTÉS

Querida Mariana: Acá, muy formalito, está el escritor Héctor Cortés Mandujano. Detrás está la güera, su compañera de vida. También se alcanza a ver a Rafita, y una chica que manipula una computadora, que colocó en la base de una ventana. Quiero pensar que estamos en un salón del Centro Cultural Rosario Castellanos. Por favor, no me preguntés de qué año es, ni cuál es el acto al que asistimos. La fotografía me la envió Paco Flores, hace dos días. Paco tiene la buena costumbre de ser aficionado a la fotografía y siempre va con su camarita, una cámara pequeña, pero de calidad, tomando fotografías del recuerdo. De vez en vez me manda fotos de los años ochenta. Uf, de hace más de cuarenta años. A mí, sus envíos me llenan de felicidad, porque me topo con instantes vividos, que, si no fuera por esos testimonios visuales, no los recordaría; es decir, esas fotografías son como flashazos que me indican que ahí estuve, porque ahí está mi cara. Debo decir que, en este momento, el niño más aplicado es Héctor. Tiene una posición característica en él y se ve que está muy atento a lo que sucede al frente. Mi mirada no está colocada en el mismo punto donde está dirigida la de Héctor. ¡No! Mis ojos tienen una ligera desviación, como si en lugar de ver a la mesa de honor, donde, sin duda, están los actores principales de ese acto, mirara la espalda de alguien que está sentado adelante. Iba a decir: sentada, porque, casi seguro, que es una chica a quien veo. Tal vez la chica de la computadora es periodista y captura datos del acto. La posición que ella tiene no es la más adecuada, está colocada en posición incómoda. Pobre. Puede darme pena decir que hay muchos lugares vacíos. Quiero pensar que lo que acá se ve son las últimas filas de las sillas. ¿Imaginás si estamos sentados en la segunda fila, o en la primera? Uf. Eso significaría que el acto cultural no convocó a muchas personas. Bueno, eso no sería novedad. Cecilia Fuentes, hija del escritor Carlos Fuentes y de la actriz Rita Macedo, señaló que la invitaron a un acto cultural para celebrar los ochenta años de vida de su papá, ya fallecido. El acto se realizó en Bellas Artes. ¿Sabés qué comentó Cecilia? Dijo que en el salón había 40 personas durmiéndose. ¡Pucha! Ella remató diciendo que si querían celebrar los ochenta años de vida de su papá debieron organizar un guateque en el Salón México, con chupitos y baile. ¡Claro! Carlos Fuentes fue un gran bohemio. Pero, bueno, parece que la literatura, en muchos casos, es solemne. Por eso aprecio el privilegio de ser amigo de Héctor durante ya más de treinta años, porque él asume su oficio con una gran seriedad profesional y con un humor genial. Cuando él se presenta en un salón o en un auditorio la gente lo disfruta. Además de un gran escritor es un gran conversador y posee el encanto de la seducción. A mí me cae muy bien. Acá hay una muestra del respeto que tiene a lo que sucede enfrente. Ahora, por la pandemia, los actos culturales presenciales han mermado. La prudencia exige que las presentaciones de libros, las conferencias y los festivales se realicen en forma virtual. Por ahí alguien ya comentó que los tiempos por venir no volverán a ser iguales. El mundo deberá adecuarse a nuevos tiempos y deberá inventar nuevos modos de compartir la cultura. Por el momento extrañamos los tiempos recientes que nos parecen tan viejos; los tiempos donde, como acá se ve en la foto, podíamos acudir a cualquier lugar público sin mayor restricción. Acá no hay cubrebocas, tampoco sana distancia. Con Héctor nos saludamos, sin duda, con un abrazo a la hora de toparnos y con la güera, de igual manera, nos saludamos de beso en la mejilla. Con Rafita nos dimos la mano en forma afectuosa y platicamos largo y tendido, más tendida la palabra, menos larga. Extrañamos esos tiempos, pero ahora nos dicen que debemos buscar nuevos modos de ser. Poco a poco los iremos tolerando y, después de un periodo, reconoceremos que, de golpe y porrazo, la situación no advertida nos dio un aventón al futuro. El genio humano ya había dado el primer paso, inventando los chunches electrónicos que ahora nos permiten ver películas en plataformas, comprar libros digitales, acudir a presentaciones de libros, conciertos, conferencias, cursos universitarios, ballet, ópera, danza, teatro y demás alimentos espirituales. El cine, ya nos dijeron, volverá a reinventarse. ¿Ya viste lo que hizo Disney? El estreno de la película Soul lo hizo a través de streaming. Millones de personas en el mundo se sentaron en su casa, ahí comieron palomitas y bebieron sus refrescos, y gozaron con esa genialidad de película. ¡Nuevos tiempos ya llegaron! Posdata: Los genios inventarán nuevos modos de compartir y vivir la cultura. ¿Héctor y yo volveremos a darnos el abrazo amistoso que nos dimos la tarde de esta fotografía? Tal vez, cuando volvamos a encontrarnos frente a frente, nos pararemos sin pasar la raya y todo será como un juego de espejos, como si fuésemos mimos y todo será genial, sí, ¿por qué no?