viernes, 15 de enero de 2021

CARTA A MARIANA, CON UNA PLUMA

Querida Mariana: esta carta es casi grotesca. No es de buen gusto. Arminda, cada vez que se echa un cuesco, dice: “Ay, perdón, se me salió una pluma”. ¿En qué momento, Dios mío, a la gente se le ocurrió usar el sinónimo de pluma para referirse al pedo? Yo amo las plumas. Cientos, miles de escritores, amamos las plumas, chunches geniales que nos permiten expresar nuestras ideas y los productos de nuestra imaginación. Me encantan las plumas. No faltará el méndigo que piense que me gustan los pedos. ¡Uf! El escritor Ricardo Garibay amaba las plumas, en su escritorio tenía un chunche de madera de cedro, donde conservaba sus plumas (hablo de las plumas para escribir, no pienso que algún perverso conserve una cajita para guardar las plumas que se echa. Uf.) Él tenía una para escribir los lunes, otra para los martes y así. Iván Ibáñez ama las plumas (las de escribir), él tiene una colección de plumas Montblanc; es que él no sólo ama las plumas, también ama lo selecto. Ya sabemos que no es lo mismo andar en un Volkswagen que andar en un BMW. Lo mismo ocurre con las plumas, no es lo mismo escribir con una Montblanc que con una Bic que, aunque no sabe fallar, es pluma común. Tal vez el maestro Bernardo Villatoro, que era pulcro en el uso del lenguaje, en lugar de usar la palabra pluma empleaba péndola, palabra que significa: pluma de ave para escribir; es decir, en el siglo tantos por tanto, los escritores escribían con una péndola que mojaban en un bote de tinta. A veces tengo el prurito de usar la palabra pluma para el acto de escribir, porque no faltará el que piense que uso un pedo para redactar, por lo que mis textillos son como caca. Pero me da pena, lo de pluma en lugar de pedo y lo de usar el término péndola, suena muy pedante (uf, ¡pedante!, Dios me libre, también es palabra prima hermana del pedo). La primera vez que Arminda dijo que se le había salido una pluma (nosotros lo supimos porque nos llegó un tufillo con aroma de huevo duro) pensé que ella comenzaba a enloquecer: se sentía gallina, tenía complejo de guajolote o padecía el síndrome del zopilote, síndrome que le da al que se cree rey de una ínsula o de un islote. ¡No! La asquerosa de la Arminda no se le había salido una pluma, sino un pedo, silencioso, pero aromático a lo bestia. Entonces supe que el tutís de Arminda tenía una especie de sordina, porque los pedos de tío Anselmo eran como explosión de cañón de la Segunda Guerra Mundial. Un escritor dice que no hay sinónimos, que cada palabra tiene su propio significado y no hay palabra que enuncie el mismo concepto. Yo tolero los sinónimos; es decir, las palabras que tienen cierta semejanza. Bonito puede ser sinónimo de bello, sin mayor problema; bueno, siempre y cuando no aparezca un iletrado que escriba vello con v corta, porque, entonces el vello (que todo mundo sabe es el pelillo que cubre algunas partes del cuerpo humano) puede ser bonito si está en el pubis de una muchacha bonita de dieciocho años (de esas niñas que aún no se depilan), pero puede ser horrible si se refiere al que está en el tutís de una persona de sesenta y tres años de edad (que es la mía). Digo que hay sinónimos tolerables, pero ¿qué relación puede tener la pluma con el pedo? Al que se lo ocurrió la semejanza pensó que ¿el pedo, como la pluma, vuela? No le encuentro otro gajo de comparación. La pluma tiene colores, algunos tan sublimes como la cola del pavo real. ¿Qué color tiene el pedo que se echa la señora que vende tamales y que a la hora de echarse “la pluma” ladea su tutis en la silla, para que el “soplado” salga sin hallar tope alguno? Los amantes emplean la pluma de un pajarillo para pasarla por el cuello y por el pecho, para provocar sensaciones en los cuerpos de sus amadas. ¿Un pedo? La única sensación que produce es de asco. Bueno, hay casos, como el del reconocido escritor Nabokov, que no sólo amaba las plumas para escribir, sino también las plumas que se echaba su amada Véra. Nabokov era un juguetón, un niño travieso. En las cartas que Vladimir le envía a Véra, entre muchas líneas amorosas y lindas (has sido y serás mi único amor) él le pide a Véra que le eche peditos (y no digo dónde, porque, entonces, esta carta sí entraría al tema de lo porno y las plumas, si bien son naturales, pero algunas hediondas y grotescas, no logran entrar al terreno de lo pornográfico, salvo que el escritor las emplee, como es el caso, para redactar temas procaces.) Posdata: ¿Pluma sinónimo de pedo? No le encuentro la relación. Sinónimo de pedo es cuesco. A Arminda no se le salen las plumas, se le salen los pedos. Punto. Lo peor es que "soplado" también es sinónimo de pedo. ¡Dios mío! Entonces, ¿qué debemos hacer ante el pastel de cumpleaños cuando nos dicen: soplá, soplá y apagá las velas?