miércoles, 29 de septiembre de 2021

CARTA A MARIANA, CON AFINIDADES

Querida Mariana: el calendario consigna 365 actos importantes cada año (366 en caso de que el año sea bisiesto). ¡Claro! Hay unos más importantes que otros. Unos son de trascendencia general y otros de trascendencia individual. Vos celebrás en lo íntimo el día de tu cumpleaños y el de tu papá y el de tu mamá y el de tu novio. Yo celebro el mío, el de mi mamá y el de mi Paty. Luego vienen los cumpleaños de los amigos, de los conocidos más cercanos y así avanzamos en la celebración de la vida. Si preguntás a conocidos acerca de los días que celebran hallarás lo mismo, pero con particularidades especiales. A veces no sólo son días sino semanas o espectáculos. Tengo un amigo que espera con gran emoción el mes de febrero de cada año, no por el Día de la Amistad, sino porque en ese mes es la entrega del Óscar, el máximo premio al cine mundial (bueno, parece que en la pandemia hubo cambios y la entrega se realizó tiempo después); asimismo tengo una amiga que espera con emoción la llegada del mes de octubre porque el día último, según la tradición, llegan las almas de los niños fallecidos. Ella dedica un altar especial en memoria de su hermanita gemela que falleció hace muchos años. Le gusta pensar que su hermanita “baja” a la tierra y permanece a su lado durante veinticuatro horas. Mi amiga platica con el almita de su hermana, le prepara un pastel y lo comen en comunión. Si a mí me preguntás el mes que espero con ansia digo, igual que mi amiga: octubre. Me encanta meterme en el rebumbio de la lista de los posibles candidatos a obtener el Premio Nobel de Literatura y, bien snob, comienzo a buscar información de ellos. Dos o tres son amigos conocidos, pero hay otros que entran en la lista de posibles amigos. Cuando la Academia da a conocer el nombre de la persona ganadora, investigo todo lo posible acerca de su vida y de su obra, me convierto en un “experto” ocasional (dada mi poca capacidad de memoria, todo lo olvido a la vuelta de la esquina, pero mientras me dura el gusto soy feliz). Cuando tengo el nombre del premiado busco sus libros. Si escribe en una lengua diferente a la nuestra veo si hay traducciones y, con frenesí, trato de conseguir uno o dos volúmenes. Como sabés, aunque me gusta leer poesía, prefiero narrativa: cuento o novela. Octubre de 2021 ya está a vuelta de la esquina; en la primera semana, la Academia dará a conocer al premiado de este año. Espero que el escritor premiado sea un narrador. El año pasado fue premiada la poeta Louise Glück. Leí algunos poemas suyos en el Internet y no me sorprendí ante su talento. Me sorprende más la obra de una poeta chiapaneca jovencísima: Mónica Zepeda. Me alegrará tanto saber que Mónica es reconocida con un premio nacional, ¿el Nobel? ¿Por qué no? Digo que me sorprenden más los poemas de Mónica que los de Louise. Pero entiendo que los premios nacionales e internacionales tienen una lógica que no es posible aprehender desde casa, sus vericuetos pertenecen al terreno de los túneles donde navegan las sombras del misterio inalcanzable. Sí, espero con emoción el mes de octubre. No celebro con triques mi cumpleaños, no echo cuetes en las fiestas patrias, no me siento ante una mesa especial en navidad o en año nuevo, tampoco canto como pájaro el advenimiento de la primavera o hiberno como oso en invierno. ¡No! Me gusta el mes de octubre, porque es el mes donde la Academia Sueca da a conocer el nombre del escritor que recibe la gloria del Nobel de Literatura. De inmediato entro al argüende, al chisme. ¿Qué hacía cuando recibió la notificación? ¿Cómo le fue durante el año de celebración? Ahora, entiendo, por la pandemia, la poeta Glück no se vio sometida al trajín de los premiados de años anteriores, quienes se vieron sujetos a viajar a todo el mundo, impartir conferencias, verse afrentados ante mil entrevistas, subir a decenas de aviones, dormir en múltiples hoteles, cenar con personajes trascendentes del mundo del arte, del espectáculo y de la política. Un año de gran intensidad, donde la obra creativa entra en una pausa reclamante. Posdata: sí, espero octubre con emoción. Ahora hago changuitos para que premien a un escritor de cuentos o de novelas, para, de inmediato, comprar un libro electrónico y comenzar a leer su obra, ver si el premiado corresponde a mis expectativas, si el del año 2021 será un nuevo amigo para siempre o un amigo ocasional, alguien que deslumbra al verlo en la calle y al dar la vuelta en la esquina se olvida. Como siempre, de la lista de posibles tengo a mis favoritos, como todo mundo lector. Al último que le daría el premio es a Murakami, pero él siempre aparece en la lista y en una de esas se lo darán, porque el mundo de las letras a veces coloca a la A en el nicho y a veces adora a la X.