viernes, 17 de septiembre de 2021

CARTA A MARIANA, CON UNA DUDA

Querida Mariana: ya me encarrilé con el tema del parque central de Comitán. He estado viendo fotografías del antiguo parque central del pueblo, de tiempos anteriores al derribe de la manzana y a la ampliación. Muchas personas comparten fotografías nostálgicas en la página “Imágenes históricas, leyendas y personajes de Comitán”. Esta fotografía que ahora te mando la bajé de ahí. Corresponde a una postal. Ahora, el parque tiene una fuente, que sirve como punto para citas: “nos vemos en la fuente”, dicen los chavos. En los años sesenta (acá se ve) el parque también tuvo una fuente en el centro. Una fuente de altura modesta, pero de presencia bella. El parque de esta fotografía es el menos conocido, el menos compartido. ¿Qué hubo antes de esta fuentecita hermosa? ¡La pérgola! ¿Antes de la pérgola? Un kiosco también hermoso, que aparece en los dibujos de Armando Alfonzo, que tenía un hermosísimo techo de tejamanil. ¿Y después de esta fuentecita? ¡La imagen monumental de Belisario Domínguez! Así, en forma medio atrabancada, ya podemos hacer una cronología de los elementos decorativos que estuvieron en el centro del antiguo parque central de Comitán: años 40: kiosco; años 50: pérgola; años 60: fuentecita bonita; años setenta: estatua gigantesca de Belisario Domínguez. El kiosco de los años cuarenta acabó; lo mismo sucedió con la pérgola de los años cincuenta (ah, parece que ahora veo a un grupo de albañiles con pico dándole duro. Siempre es una imagen triste presenciar debacles). Cada vez que veo imágenes donde obreros tumban paredes pienso, perdón, en temblores o en lugares en guerra. ¿Qué sucedió con esta fuentecita simpática? Tal vez tuvo el mismo fin que la pérgola o tal vez la parte central aún existe en algún lugar nunca advertido. Lo que sí, gracias a los dioses de la patria, aún existe es la imagen de Belisario Domínguez. Durante los años setenta presidió el parque (incluso un poco antes, por ahí existe una fotografía de 1968 donde está Gustavo Díaz Ordaz, presidente de la república, al lado de Castillo Tielemans, gobernador de Chiapas, colocando una ofrenda floral). La estatua de Belisario Domínguez es monumental, ahora está al inicio del bulevar. Ahora, la figura de nuestro héroe recibe a todos los viajeros que llegan a Comitán en la carretera que nos une a la bella San Cristóbal de Las Casas. A mí me encanta esta fuentecita. Su altura discreta permitía que el aire y la vista de los paseantes volaran en forma libre. Fue una fuentecita discreta que marcaba el corazón del parque. Acá en esta imagen de los años sesenta se alcanza a ver al fondo la torre y fachada del templo de Santo Domingo. Es un bello remate visual, sugerente, porque era una permanente invitación a dar vuelta a la manzana para llegar al templo. Cuando pienso que esta fuentecita fue desplazada por la estatua de Belisario Domínguez pienso que el cambio fue de un impacto brutal, porque, al contrario de la fuentecita, la imagen de Belisario era (es) impresionante en altura, imponente, un poco en tono de la grandeza del máximo héroe civil de esta patria. ¿Mirás la placidez de este parque? Eran tiempos donde en tardes y noches de domingo las personas daban vueltas en ambos sentidos. Las mujeres formaban un círculo en la parte interna y los hombres caminaban en sentido contrario por la orilla, a fin de que los paseantes se toparan y se dieran los llamados “quemones” entre quienes se gustaban. Fijate que en su libro más reciente: “Canción de infancia”, Le Clézio uenta que la capilla del pueblo Sainte-Marine (en la Bretaña) contaba con un pasillo en medio, los hombres y niños se sentaban a la derecha, y las mujeres y niñas se sentaban a la izquierda. ¿Mirás? El ritual religioso de la Bretaña era como el ritual social comiteco. Chico Che diría: los nenes con los nenes, las nenas con las nenas. Ya después es que se juntaban. ¡Ah, qué alegre! Donde aparece la palabra “brujo” es el complemento del nombre del restaurante bar: Rincón Brujo. El acceso tenía puertas abatibles, como la de los bares que aparecen en las películas del Viejo Oeste. Posdata: en una carta anterior compartí una fotografía (que también pirateé de la página de Imágenes Históricas) donde se ve la manzana de la discordia desde la esquina donde estaba el edificio Yannini (luego estuvo la tienda donde mi mamá vendió estambres). Un amigo hizo el recuento de los locales comerciales que había en los años setenta y la relación fue así: Estambres El gato; taller de reparación de aparatos eléctricos de don César Domínguez; bar de tío Tavo Penagos; restaurante Nevelandia; restaurante bar Rincón Brujo; Casa del Ciclista; dulcería y tabaquería ARA (Arturo Rivera Alfaro) y consultorio dental del doctor Armando Gordillo Domínguez. ¡Todo muy bien! No, mentira. Acá se ve un espacio que nadie recordó. Entre el edificio que tiene el letrero Country Club y el Rincón Brujo hay un pequeño local, que conserva la arquitectura original, pintado con un azul profundo. No recuerdo qué vendían ahí. Tal vez alguna persona que haya disfrutado este parquecito tenga el registro en su memoria.