miércoles, 22 de septiembre de 2021

CARTA A MARIANA, CON UNA OBRA DE LUIS Y RAÚL

Querida Mariana: ahora es costumbre decir: “me la robo”. Cuando hay una fotografía en el muro de un amigo en Facebook se le dice eso. Acá, sin pedir permiso, porque sé que él es generoso, me robé la fotografía de Raúl Macal para compartirla con vos. No hay más interés que consignar un hecho genial. La reunión de dos comitecos en un acto público realizado fuera de Comitán, un acto prodigioso. El comiteco Raúl, quien durante muchos años radicó en la Ciudad de México y ahora radica en Cancún, estuvo el viernes 17 de septiembre de 2021, a las seis de la tarde, en el acto oficial de develación de la obra de Luis Aguilar Castañeda, en la escalinata del Teatro de la Ciudad, en Playa del Carmen, Quintana Roo. Luis, de igual manera, radicó durante muchos en la Ciudad de México y un día decidió mudarse de casa y llegó a vivir a la ciudad con nombre bellísimo: Playa del Carmen. ¿Qué distancia hay entre Cancún y Playa del Carmen? Busco en el Internet y encuentro que hay una distancia de 68 kilómetros, hice mi traducción mental y pensé que es, más o menos, la distancia que hay entre Comitán y San Cristóbal de Las Casas, por supuesto, eliminando cien topes y dos bloqueos. Así que Raúl, con su respetada familia, trepó a su camioneta y viajó durante una hora para llegar a acompañar a Luis en el acto inaugural de la pieza escultórica que se llama Sinfonía Kukulcán. ¿Mirás qué portento? El artista se apropia del mito maya y convierte el movimiento de la serpiente en una armoniosa línea que, desde el viernes 17, da forma al aire en la entrada a ese recinto cultural. Robé la foto de Raúl, porque quiero dejar constancia de ese hilo maravilloso que tendió un comiteco hacia otro comiteco. Estoy seguro que, en los medios de comunicación de Playa del Carmen, Quintana Roo, hay fotografías de ese acto, pero ninguna de ellas (tomadas por profesionales de la cámara) superarán en afecto y gracia esta fotografía tomada por Raúl, tal vez con su celular. Me encanta la tramoya que la naturaleza proveyó esa tarde: un cielo azul matizado con nubes que huelen a mar; un muro verde; una serie de camionetas, todas vestidas con guayaberas blancas; la obra de Luis (mirá el centro, está el perfil de un gatito, animal favorito de Luis); la escalinata y el artista, con cubrebocas, sombrero, camisa azul, pantalón marfil y zapatos cafés. Algo asoma en la bolsa de su camisa, ¿el papel donde está el mensaje que brindó a la audiencia? Está con las manos adentro de las bolsas del pantalón. ¿Qué nos dice esa actitud? Nos grita que él ya cumplió: sus manos ya hicieron el prodigio, ahora necesitan un reposo. La actitud es la del niño que espera que los demás jueguen en el columpio, ya le tocará su turno. Él ya cumplió. Luis ha cumplido sueños y actos prodigiosos durante muchos instantes, en muchos lugares. Ahora, una serpiente maya contemporánea se agrega al espacio de aquella ciudad. La obra de Luis, sensacional artista, se integra al paisaje, no lo hiere, lo acompaña, lo enriquece. Ahora, los peatones y automovilistas que pasen frente al monumental Teatro de la Ciudad, de Playa del Carmen, tendrán un motivo para enriquecer su vista y su reflexión. El espíritu de cada peatón pepenará esa línea de luz y la colocará como cinta sobre su corazón. En esta fotografía está presente lo que los demás espectadores vieron esa tarde. Sólo los comitecos sabemos que hubo un agregado. La cuerda de luz que une al comiteco Raúl con el comiteco Luis. Cuando vi la fotografía todo el cielo de Comitán asomó por la ventana, porque ese hilo que tendió Raúl, a la cuerda que tendió Luis, sirve, también, para unirnos a nosotros. Ahora, gracias a Raúl estamos ahí, en esa tarde donde dos comitecos estuvieron frente al Walmart La Cruz. El Internet dice que el Teatro de la Ciudad de Playa del Carmen, Quintana Roo, es un recinto que puede recibir a 736 personas, cuenta con un área especial para que los discapacitados disfruten los actos culturales. Es un edificio de gran belleza arquitectónica. El teatro es pichito, se inauguró el 29 de julio de 2015. Posdata: vos sabés que en Tuxtla acostumbran coronar al festejado. Luis colocó una corona al teatro para celebrar su sexto aniversario. Luis lleva rejas de papel de china por todo el mundo. Felicidades a Luis y a Raúl, comitecos que aman su pueblo natal desde donde radican.