martes, 25 de octubre de 2022

CARTA A MARIANA, CON ANTOJITOS

Querida Mariana: ¿ya leíste el letrero que está al fondo? Dice “Antojitos Del Centro”. Hace promoción a lo que venden y, de pasada, promocionan al negocio ambulante de la esquina. No sé cuántos años tiene este negocio de arroz con leche, atoles y pedazos de rosca, pero casi estoy seguro que es más antiguo que el negocio fijo. El otro día, en un Platicatorio, mi amiga Candy Penagos dijo que los puestos ambulantes que colocan todos los días en el parque central, en los corredores interiores que están frente a este espacio de la fotografía, le llaman “El corredor del chinculguaj”, y como si fuera promotora de esos ambulantes dijo que ahí se come sabroso y barato. Los dueños de locales fijos siempre protestan, los restauranteros que están frente al parque central se quejan porque los ambulantes no pagan luz, ni renta, ni impuestos, ni… ¡Uf! Y mencionan que dan mal aspecto al corazón del Pueblo Mágico, sobre todo, porque no son higiénicos e impiden el paso libre de los peatones. Pero, en contraparte, muchas otras personas aducen que los ambulantes hacen su lucha por el sustento diario y rematan diciendo que para todos da Dios. La proliferación de ambulantes nos puede dar una idea aproximada de la situación económica del país. Digo que no sé cuántos años tiene que apareció este puesto de la esquina, pero ahora, todas las mañanas, desde temprano aparecen las mesas de madera, las ollas, los anafres, las morraletas y cajas de cartón llenos de platitos y vasos de unicel, más bolsas de plástico, donde sirven los tamales, los pedazos de rosca, el atol de granillo, el jocoatol y el arroz con leche. En la Ciudad de México abundan este tipo de puestos con venta de las famosas Guajolotas (tortas de tamal), preparación de tlacoyos, pellizcadas, riquísimos tacos de canasta (dos de papa y dos de chicharrón, con su salsa verde). No sólo en el centro de Comitán se da este fenómeno de proliferación de puestos con venta de atoles. En el barrio de Microondas ahora se ha dado un fenómeno similar. En la 5ª. oriente sur también hay una esquina con un puesto de venta de antojitos que es visitadísimo por vecinos, pero la oferta se ha ampliado, llega una camioneta con venta de piñas, más adelante una señora vende tostadas de manteca, un puesto de frutas y verduras (todo sobre la banqueta); más adelante, también sobre la banqueta, un negocio con venta de chicharrones y chamorros (ahí está el perol lleno de aceite hirviendo), manteca y frascos de palmito en vinagre. Desde siempre, en Comitán, muchas personas, por las tardes, sacan mesas en la puerta de sus casas, y venden taquitos dorados, butifarras, chalupas, panes compuestos. Desde lejos se ve el foco que alumbra la pequeña mesa, personas que se sientan en la banqueta y disfrutan esos antojitos. Da una vueltita rápida por la periferia del parque central y verás el aumento de los puestos ambulantes y frente a la Casa de la Cultura puestos semifijos. Ahí están combis con venta de hamburguesas, y en la tarde ponen los puestos con venta de elotes asados, hervidos, esquites, cáscaras y chayotes. Al inicio del portal sur el puesto (¡maravilloso!) de doña Amparito, quien vende dulces regionales (¿has probado los nuégados? Ah, son los mejores de Comitán y de puntos intermedios); a mitad del portal, helados; y al final, la señora que vende chayotes hervidos desde temprano. Se salva el portal poniente y el edificio del palacio municipal, el portal porque ahí sólo hay establecimientos fijos que han aprovechado el corredor para sacar sus mesas y sillas debajo de hermosas sombrillas. Posdata: la convivencia exige orden. Un poco de orden (o bastante) falta en nuestra ciudad. Todos podemos convivir, pero debemos hacerlo con orden. ¿Has visto fotografías de mercados en ciudades europeas? ¿Has ido a la Central de abasto en nuestro Comitán? ¿Por qué no se puede poner orden? La educación hace la diferencia. ¡Tzatz Comitán!