miércoles, 26 de octubre de 2022

CARTA A MARIANA, CON UN RECUERDO

Querida Mariana: el poeta Roberto López Moreno escribió ¡qué dolor!, para decir su pesar por la muerte del comiteco don César Armando Gordillo Vives. En el pueblo, muchas personas manifestaron su dolor, don César era muy querido en Comitán, a pesar de que no vivía acá. Él jamás olvidó su tierra natal, por eso, en el libro “Uninajab. La feliz niñez” legó sus recuerdos de niñez. Este libro tiene testimonios de cuatro excelentes comitecos: Ramiro Gordillo García, Armando Alfonzo Alfonzo, Eugenio Cifuentes Guillén y don César. En redes sociales apareció la nota luctuosa el día 24 de octubre de 2022. Sus restos mortales fueron velados en la sucursal Pedregal de una casa funeraria, de la Ciudad de México. ¿Mirás el destino luminoso de los comitecos? Don César fue velado en un pedregal, tal vez para hacer homenaje a las calles empedradas que vivió de niño en Comitán y las piedras del amado Uninajab, lugar donde, con amigos y primos, pasaba las llamadas “temporadas” vacacionales. La vida es temporal, es un abrir y cerrar de ojos. Don César vivió con intensidad ese parpadeo. Pero don César no sólo compartió sus recuerdos y sentimientos en el libro citado; en el número 18 de Kujchil, correspondiente a la segunda quincena de abril de 2014, el ilustre comiteco fue entrevistado por Paty Espinosa, actual editora ejecutiva de Arenilla-Revista. Kujchil fue un impreso, con tiraje de diez mil ejemplares mensuales, de distribución gratuita, que se publicó en la administración de mi querido licenciado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez. Don César, en abril de 2014, era el coordinador del grupo “Recuerdos y amistad”, que aglutina a comitecos radicados en la Ciudad de México y área metropolitana. Don César le platicó a Paty los inicios de esta agrupación y datos históricos y anecdóticos muy importantes. En esa entrevista don César se mostró como lo que fue: un comiteco que, a pesar de la distancia y el tiempo, amaba profundamente a esta tierra, igual que muchísimos paisanos que, por diversas circunstancias, dejaron de vivir en su pueblo natal y fueron a vivir a lugares distantes. Don César vivió en su Comitán toda la infancia y parte de la adolescencia; es decir, los años esenciales de la vida de un ser humano tuvieron la marca: cositía ciento por ciento. El grupo Recuerdos y amistad se quedó sin un integrante hermoso, la burbuja de aire tendrá algo como un hueco. Él dijo que el grupo se creó, aproximadamente, en 1976 y desde entonces, cada segundo domingo de mes, se reúnen para desayunar. Primero se reunían en el Club Libanés y posteriormente en el restaurante Conditori, donde los consienten, porque les dan un privado para que la comitecada se sienta en confianza y los chistes y anécdotas fluyan como fluye el aire, el ventarrón y el agua, en las pozas de Uninajab. En los inicios del grupo eran como el Club de Tobi, puro barraco, pero don César pidió que el grupo se abriera y desde entonces se volvió un grupo familiar. El grupo “Recuerdos y amistad” llegó a tener, en los años ochenta, hasta sesenta integrantes. “Actualmente –y no es broma- se murieron cincuenta y quedamos diez. Cinco nos quedamos allá y cinco se vinieron a Chiapas. Vinieron y fundaron el grupo Recuerdos y amistad, de Tuxtla Gutiérrez”, puntualizó don César, imagen dramática, pero muy real. Ya lo dije, querida mía, la vida es temporal, es viaje de temporada. El grupo se fue deshojando en el otoño. Hoy está más disminuido que nunca. Para recordar a don César, comparto con vos algunos de sus recuerdos que plasmó en el libro “Uninajab. La feliz niñez”. “La poza de la Virgen era algo como un tesoro, no todos la conocían y muchos la confundían, pues quedaba entre los remansos de la corriente que iba del Amate a la Poza Grande de la Mesa, en realidad se formaba de un derrame lateral de la corriente principal. Tenía en su fondo piedrecitas rodadas que la corriente depositaba constantemente y estaba rodeada de hojas y flores… “En las tardes, y si no había mucho viento, se tendían petates, fuera de los jacales para que los señores jugaran a los dados (…) por las noches, tres juegos eran los preferidos: “los tiznados”, “las prendas” y la lotería.” Posdata: que descanse en paz. ¡Tzatz Comitán!