miércoles, 5 de octubre de 2022

CARTA A MARIANA, CON CANDIDATOS

Querida Mariana: estamos a la vuelta de la esquina de conocer el nombre del ganador del Nobel de Literatura de 2022. Sé que vos sos muy tolerante conmigo. Ya sabés que cada año me siento frente a la computadora y comparto con vos mis pensamientos respecto al tema. Y lo hago, porque vos también andás con el gusanito. ¿Recordás que en el tiempo A. P. íbamos corriendo a ver si había algún libro del elegido? Si no lo encontrábamos en físico entrábamos al Internet, buscábamos y pedíamos libros digitales y le entrábamos dos minutos después. En 2021 nos llevamos el chasco de que no había libros del Premio Nobel traducidos al español. Ah, qué joda. ¿Por qué los académicos de Suecia no mandan guiños a las editoriales? Digo, como sucede con las candidatas del Óscar. ¿Por qué tanto misterio con el Nobel? Mirá, los que saben dicen que cada año la Academia anota a 220 candidatos para el Nobel de Literatura. Se supone que estos 220 nombres son los picudos del año, de ahí, la lista se reduce a 20, mandan a volar a 200, que aspiraron a la gloria y se quedan en espera del próximo año. No sé en qué momento ya sólo quedan 20, pero hay un instante en que estos veinte pasan al cernidor y sólo se salvan 5. ¿Mirás? Algo similar ocurre con el Óscar, que premia lo mejor del cine comercial, occidental, de Hollywood, pues. Un día, los cinéfilos nos enteramos de las candidaturas y ahí andamos haciendo apuestas y buscando dónde verlas. Esto hace que todo sea muy intenso. Los cinéfilos y las empresas cinematográficas ganamos, los primeros ganamos al fortalecer nuestro espíritu y las segundas fortalecen sus costales con paga. ¿Por qué la Academia Sueca no da a conocer los nombres de los cinco finalistas, con suficiente antelación, la necesaria para que las editoriales publiquen ediciones en español? Vos sabés que el español es una de las lenguas más importantes del mundo. Toda Hispanoamérica conforma un territorio de millones de lectores, y dentro de estos millones hay muchísimos que son como vos y yo: snobs, que corren a adquirir un libro del premiado, para ver a quién premiaron, ¿vale la pena o no? Pues no. La Academia insiste en mantener todo en secreto, a tal grado que, como sucedió el año pasado, el premiado cree que es broma de algún amigo o enemigo, al recibir la llamada que anuncia la gloria del galardón. Si la Academia de Suecia hiciera lo mismo que hace la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, el mundo editorial saldría ganando, porque muchísimos lectores acudiríamos a comprar obra de los cinco candidatos, con la garantía que uno de ellos será el ganador. En ese momento, iríamos a buscar más obra del Premio Nobel de Literatura, en caso de que sí nos haya convencido. Todos ganaríamos y nadie saldría afectado. Los cinco candidatos se emocionarían, con justa razón; porque el proceder de la Academia Sueca provoca que muchísimos escritores sueñen con la gloria, sin saber que no tienen ni la más mínima oportunidad. Posdata: dicen que este año pueden darle el premio a Salman Rushdie, quien estuvo en los noticiarios de todo el mundo por la agresión física que sufrió. No se vale. Sabemos que el premio no se concede sólo por cualidades literarias, hay múltiples factores que intervienen, pero que se otorgue porque un escritor fue motivo de un atentado mandaría al suelo el prestigio del Nobel. Ya se lo dieron a un cantante, con eso fue suficiente. ¡Tzatz Comitán!