lunes, 17 de octubre de 2022

CARTA A MARIANA, CON FESTEJOS EN BARRO

Querida Mariana: Robertoni llegó a Comitán; llegó el domingo 16 de octubre de 2022. Mi mamá y yo dábamos una vueltita por el parque central del pueblo y lo vimos bajar de su auto. El gran artista de Chiapas caminó hacia uno de los restaurantes al aire libre para desayunar. Eran las nueve y feria de la mañana, el día era espléndido, dos amigos boleros ya trabajaban y los meseros esperaban a los comensales. Le dije a mi mamá que él era Robertoni, que es mi amigo y que eso es mi privilegio. Le grité desde la banqueta del parque, volvió la mirada y le supliqué que no se moviera, que se quedara así, como en juego de estatuas, para que le tomara la fotografía maravillosa: Robertoni recibiendo el abrazo afectuoso del aire comiteco. Él levantó la mano. Luego crucé la calle, lo saludé y le di un ejemplar de la Arenilla más reciente. ¿Por qué Robertoni estuvo esa mañana en Comitán? Porque a las doce del mediodía se inauguró un mural de su autoría en Bioexpendio, espacio cultural al lado del Tío Jul, en el barrio de Guadalupe. Por eso, querida mía, la foto que te comparto es una foto también maravillosa. ¡No!, no es Robertoni. Pucha, dirás que juego con vos. Ya te conté que a Robertoni le pedí que no se moviera, que jugara el juego de las estatuas; así que, luego de saludarlo pasé a Bioexpendio para ver el espacio donde está el mural que él creó y ahí me recibió el maestro Ramón Toache Ávila, quien tiene más de veinte años de radicar en esta ciudad y nació en Catazajá, esto se advierte en un tono especial cuando habla. Me atreví a pedirle al maestro que posara al frente del mural de Robertoni, porque él es el mago que realizó el prodigio de traer a Comitán la obra del gran ceramista chiapaneco. Me interesa, querida mía, decir que el acto que se realizó más tarde del momento de esta fotografía fue un instante sublime en la cultura de Comitán. El maestro Toache diseña un espacio genial en el pueblo. Hay personas que pelean un título abstracto: capital cultural de Chiapas; unos dicen que es San Cristóbal de Las Casas, otros que es Comitán; y ¿dónde dejan a Chiapa de Corzo, a Tapachula, a San Juan Chamula? Que se queden con sus discusiones estériles, lo único cierto es que hay personas en nuestra ciudad que realizan una labor maravillosa para fomentar el arte. El domingo 16 de octubre se reafirmó esa coincidencia de voluntades geniales: por un lado el promotor Ramón y por el otro lado el artista Robertoni, extremos de un puente excelso. Ambos son fantásticos constructores de identidad: tienden puentes de luz donde transitan seres humanos y una que otra mascota. Soy admirador de la obra de Robertoni, agradezco su generoso abrazo. Vos sabés que por el bicho no acudo a actos donde se concentran muchas personas. Igual que la mañana en que se inauguró el mural del campus de la UNACH, en esta ocasión también llegué antes del acto protocolario, llegué a la hora que su mural estaba cubierto por una tela roja. Más tarde se develó el mural ante una multitud de miradas, los aplausos llovieron en ese cielo limpio. Me encanta jugar. Con Robertoni jugué al juego de las estatuas, con Ramón jugué el juego del mural escondido y hallado en el templo de Bioexpendio. Si mirás con atención, el cabello del mural se aprecia por encima de la tela y en sus pies está la placa alusiva al mural. Robertoni y Ramón (los erre fantásticos) jugaron, porque ellos son fieles creyentes de la magnitud del instante. Ramón y Robertoni sembraron espigas de luz esa mañana. Tenemos obra de Robertoni en Comitán, tenemos muchas obras del pintor Mario Pinto Pérez, muchas esculturas del genial Luis Aguilar; obras del ceramista Manuel de Yalumá; murales de Suasnávar, de Cunjamá; de Antún Kojtom; del maestro Rafael Muñoz… y no sigo, porque nunca alcanza el papel. ¿A quién le importa pelear el título de Capital Cultural de Chiapas? Lo importante es saber que hay seres humanos comprometidos con el arte y que, generosos, abren su corazón para compartir esas semillas de luz. Posdata: el domingo 16 de octubre tomé dos fotos sensacionales, ésta que te comparto, donde Ramón Toache se paró frente al mural que aún no había sido develado; y la que le tomé a Robertoni en un restaurante al aire libre frente al parque central del pueblo. Dos instantáneas que dan cuenta de la grandeza cultural de Chiapas. Reconozco el aporte de la iniciativa privada. ¡Felicidades! Esa mañana, aparte del mural de Robertoni, se reconoció a José Alfredo Gómez Pinto, creador de otro mural que está en Bioexpendio. ¡Ah, mañana sublime! ¡Tzatz Comitán!