miércoles, 19 de octubre de 2022

CARTA A MARIANA, CON LA PRESENCIA DEL MAESTRO BERNARDO

Querida Mariana: presentaron el libro más reciente del poeta Arbey Rivera. Qué prodigio. En este mes de octubre te he platicado de la aparición de tres libros en nuestra ciudad. Qué cosecha tan pródiga, tan intensa. Esto es prueba palpable del talento de los comitecos y del trabajo constante. El libro del poeta Arbey se llama “Beber de la fuente” y fue presentado, en el Teatro de la Ciudad, por tres destacados intelectuales de nuestra ciudad: el maestro Jorge Gordillo Mandujano, la ensayista Angélica Altuzar Constantino y la poeta Mirtha Luz Pérez Robledo. Al final de los comentarios, participó el autor. Sé que ahora estás diciendo que volví a equivocarme en el título de esta carta. Escribí maestro Bernardo. Ahora sí no me equivoqué, por ahí apareció el maestro Bernardo Villatoro, personaje ilustre de nuestro pueblo, que falleció hace años. ¿Entonces? Ah, te cuento. En los comentarios, Angélica dijo que el libro de Arbey “canta al paisaje y a los veneros de la que lo recibe esquiva, pero más tarde lo conduce amorosa por sus singladuras y, samaritana, le da de beber de la fuente”. ¿Mirás? El poeta llega a Comitán, la ciudad se le muestra esquiva, pero luego, ¡faltaba más!, le da de beber de la fuente, y ahora, el poeta devuelve esa luz a través de su palabra. Por su parte, Mirtha dijo que “los comitecos nos podemos reconocer en este poemario, en esta ciudad que el poeta Arbey inventa”. Ya Mirtha dijo que ella no es de Comitán, Comitán es de ella, ahora Arbey inventa su Comitán y nos comparte esa ciudad. Y el maestro Jorge dijo que la poesía de Arbey “lanza ráfagas de luz en el interior del hombre”. ¿Y Bernardo, ‘apá? Ah, pues resulta que en su texto introductorio el maestro Jorge mencionó al maestro Bernardo Villatoro, personaje que, cuentan los mayores, era muy pulcro en el uso del lenguaje. El maestro Jorge, con su memoria prodigiosa, compartió una anécdota que en síntesis apretada es la siguiente: llegaron dos campesinos a pedir ayuda al maestro Bernardo, éste los escuchó, los asesoró y cuando uno de los campesinos preguntó qué era lo que estaba sobre el escritorio, el maestro Bernardo dijo que era un libro y se aventó una maravillosa descripción de este objeto cultural. El maestro Jorge dijo que el maestro Bernardo, con su docta voz, mencionó: “un libro es como una puerta para descubrir las grandezas de nuestro mundo; un libro es fruto del talento de personas y nos ayuda a despertar los sentidos, a cultivar la imaginación, a mejorar nuestra memoria; un libro, sin sembrarlo, da muchos frutos y muy buenos; un libro es como una luz que aclara la vida. Cada uno de nosotros está hecho de los libros que lleva dentro”. ¿Qué te parece? Ah, si lo leyera la Irene Vallejo, autora de ese sensacional libro: “El infinito en un junco”, diría que esta descripción del libro es muy bella y certera (¿te digo algo? Me sonó como un híbrido, un fantástico texto JorgeBernardeano). Fue maravilloso constatar el milagro. En la presentación del libro del poeta Arbey, apareció la presencia siempre gentil del maestro Bernardo Villatoro, cultivador de la palabra. Gracias a la palabra, el maestro Bernardo se paseó por el escenario. Posdata: el maestro Jorge dijo que Arbey hace libros, como si dijera que hace luz que aclara la vida. En su participación, el poeta dijo que este poemario es un “breve homenaje a Comitán”, ciudad donde radica desde hace años. ¡Tzatz Comitán!