sábado, 15 de octubre de 2022

CARTA A MARIANA, CON OTRA NOTICIA AGRADABLE

Querida Mariana: tengo en mis manos el libro “La vida del Dr. Belisario Domínguez en un recorrido por la casa que lo vio nacer”, de Leopoldo Alfonzo Meza. Te cuento cómo llegó a mis manos. En redes sociales me enteré de la aparición de este libro, encuadernado en forma artesanal. El contador Marco Antonio Moya comentó que ya lo había adquirido, él dijo que está a la venta en la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez, lugar donde trabaja el autor, los fines de semana. El domingo tuve un compromiso ineludible, no podía conseguirlo. Pensé que lo conseguiría la próxima semana, pero el lunes iba en mi tsurito cuando, en el parque central, vi que estaba mi amigo Leopoldo, sentado en una banca, hablando por teléfono celular, toqué el claxon del auto y un amigo bolero me vio, le pedí que le hablar a Leopoldo, mientras el automovilista de atrás, muy tolerante, dejaba que se diera toda esta escena, el bolero le habló a Leopoldo, éste me vio y corrió hacia donde estaba, le grité: ¡quiero un ejemplar!, y él, como si fuera uno de esos pistoleros de las películas del oeste, metió la mano a su portafolios y sacó un ejemplar. Todo esto que te cuento fue en cosa de segundos, yo avanzaba lentamente con el auto y Leopoldo corría, mientras yo metía mi mano en la bolsa del pantalón y sacaba dos billetes: uno de cien y otro de cincuenta, costo del libro. Leopoldo me entregó el ejemplar encuadernado, entregué los billetes, los dos, como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, dijimos: gracias, dejé el ejemplar en el asiento del copiloto, saqué mi mano por la ventanilla y agradecí al automovilista que fue tolerante. Vi hacia el frente y le metí un poquito el pie al acelerador, pues ya había sido suficiente haber hecho esperar a los automovilistas de atrás. ¿Por qué te cuento esto, que es algo anecdótico? Porque te dará idea de que todo se dispuso para que tuviera el libro que ahora tengo en las manos. Libro que celebro. A riesgo de sonar reiterativo y causarte escozor volveré a decir que disfruto mucho la aparición de un libro en nuestro pueblo. ¿Cuántos libros se publican diariamente en el mundo? Pucha, miles y miles de títulos, en los que hay de todo, de chile, de dulce, de manteca; y de todos los calibres literarios: buenos, bonitos, malos, intrascendentes, basura, soberbios, infinitos. Acá celebro la aparición de este libro, porque se da en nuestro pueblo, donde no todos los días se publican libros. Celebro su aparición, pero, además, reconozco dos elementos fundamentales: el primero es la publicación de una guía de la Casa Museo y el segundo es la impresión con los propios recursos. Abundo un poco en el segundo elemento. Desde siempre, la publicación de libros ha sido una labor difícil. Por ahí está ese maravilloso libro de Irene Vallejo, que se llama “El infinito en un junco”, donde explica cómo ha sido el recorrido del libro, desde los pergaminos hasta los actuales libros electrónicos. Al principio hubo copistas contratados por gente pudiente que deseaba mantener en “papel” el conocimiento, por diversos intereses; sólo los pagudos tenían acceso a los libros, gracias a que tenían esclavos que copiaban los originales. Una mañana gloriosa, muchos siglos después, al señor Gutenberg se le ocurrió descubrir los tipos para la imprenta, ¡ah, qué momento glorioso!, desde ese instante los libros anduvieron en muchas manos, muchísimas. Las grandes editoriales hicieron tirajes de miles de libros y los pusieron a la venta; hoy, ¡qué maravilla!, tenemos acceso a libros electrónicos, vos, desde tu celular pedís un libro a Amazon y dos minutos después ya lo estás leyendo en tu Kindle. ¡Tiempos geniales! Hoy, y el libro de Leopoldo Alfonzo Meza es ejemplo, los autores ya no tienen qué acudir a una gran editorial para ver si el libro entra a su catálogo (sigue siendo labor dificilísima) o a una pequeña imprenta para hacer un mínimo tiraje de autor; es decir, sacar una paguita de la bolsa para financiar el proyecto. ¡No! El libro de Leopoldo es un libro con encuadernado artesanal. Distingo la labor concienzuda del autor (lo conozco desde hace años, cuando fuimos compañeros docentes en el glorioso Colegio Mariano N. Ruiz, o cuando impartió un taller de dibujo en la Galería Bonampak), Leopoldo hizo una investigación minuciosa, fotografió muchos objetos de la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez, redactó el texto en forma ordenada, realizó el diseño y luego, con una impresora a color, imprimió las hojas en tamaño carta y encuadernó (o mandó a encuadernar) algunos ejemplares y lo lanzó a la venta. Me parece sensacional que una labor de tanto tiempo no se quede en la gaveta del escritorio. Felicito a Leopoldo por esta iniciativa que, espero, rinda frutos. El autor nos entrega a los comitecos y a los visitantes un recorrido atento por las salas de la Casa Museo. Por supuesto que esta propuesta debería llamar la atención de las autoridades para imprimir la guía en un formato de media carta, a todo color, pero, como sabemos que esto está en la cola de un venado, celebramos que Leopoldo haya dado el paso para publicarlo en forma artesanal. La inversión es mínima, en cuanto se agoten los primeros ejemplares, nuestro Gutenberg contemporáneo hará más impresiones del texto y las encuadernará para que los interesados saquen su paguita, modesta, accesible, y se hagan de un texto muy interesante. Que suene la marimba, querida mía, en estos últimos días hemos celebrado la aparición de dos libros maravillosos: el titulado “El parque”, del arquitecto Héctor Castellanos; y ahora el que se titula: “La vida del Dr. Belisario Domínguez en un recorrido por la casa que lo vio nacer”, del maestro Leopoldo Alfonzo Meza. En la introducción del libro que hoy te platico, el antropólogo Arturo E. Guillén Figueroa, actual director de la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez, dice que Leopoldo Alfonzo Meza realizó “una exhaustiva y acuciosa labor de compilación para aportar generosamente a todas las personas interesadas y visitantes poco especializados”. Sí, este libro no es para eruditos en la vida y obra de tío Belis (aunque sí puede serlo), es una invitación sencilla a recorrer la Casa Museo, entrar a sus salas y ver muchos de los objetos que ahí están expuestos. El autor señala que en 1985, año en que fue inaugurada la Casa Museo, “el visitante podía en forma independiente visitar las salas y conocer los diferentes acontecimientos por sí mismo, pues documentos y fotografías contaban con pies de página que explicaban los diferentes sucesos de la vida del galeno…”; ¿qué pasa ahora?, ah, pues el autor señala que, a partir de 2016, año de la reinauguración (cuando al patio central, lamentablemente, le quitaron su carácter tradicional) “todos los elementos fotográficos y documentales fueron eliminados…” Su labor subsana esta carencia. Este libro ayuda, por supuesto que sí, a hacer el recorrido, no solamente en sitio, sino desde el lugar donde se encuentre el lector, que bien puede ser acá en Comitán o en cualquier parte del mundo. No sé si Leopoldo ha pensado en hacer una versión digital, para que un lector interesado que radica en Londres pueda acceder a este conocimiento. La bibliografía de la vida y obra del doctor Belisario Domínguez es extensa. Muchísimos académicos, historiadores, investigadores y admiradores de la vida y obra del máximo héroe civil de México han publicado diversos trabajos muy valiosos. Leopoldo no es un experto historiador, no se asume como tal, con modestia entrega un trabajo muy relevante. Su libro llena un hueco que estaba vacío, su labor no es para los mencionados, es para los de a pie, los que se darán una vueltita por las salas de la Casa Museo y disfrutarán ese viaje emocionante. De los autores conocidos por el pueblo comiteco que han escrito acerca de don Belisario hallamos a don Edgar Robledo Santiago (de grata memoria en el pueblo), a Fedro Guillén (erudito intelectual, quien nació en la hermosísima La Trinitaria), a Alfredo Palacios Espinosa (quien, ahora, es director de cultura del ayuntamiento de la capital chiapaneca); a doña Lety Román de Becerril (destacada investigadora y cronista de Comitán), a don Prudencio Pastrana (genial cronista de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas), a Roberto Ramos Maza (actual presidente de la Asociación Civil Bicentenario Chiapas). Posdata: felicito al maestro Leopoldo, agradezco su generosidad al entregar este trabajo a nuestro pueblo. ¿Se puede hacer un agregado? Pienso que sí, porque este maravilloso libro recibe adiciones en cualquier momento. Pienso que será muy agradable que el autor agregue una página con los nombres de todos los que hasta el momento han recibido la medalla, porque (es una pena) esta relación no está actualizada ni en la Casa Museo. ¡Uf! Ahora, los comitecos estamos en espera del veredicto de la Comisión del Senado, esperamos que la decisión sea a favor de un comiteco ejemplar, el doctor Roberto Gómez Alfaro, quien, lo hemos dicho mil veces, realiza una labor a favor del pueblo con el mismo principio ético que fue eje de las acciones del doctor Belisario Domínguez Palencia.