martes, 7 de noviembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON PALABRA LUMINOSA

Querida Mariana: la vieja Alfonsina por fin tuvo televisión a color. Hablo de los años ochenta, del siglo pasado. Sus sobrinos le dijeron que cerrara los ojos y ella se dejó conducir por el pasillo, que la sentaran en el sofá de siempre y a la cuenta de tres: uno, dos, tres, ella abrió los ojos, como si naciera, y vio las imágenes de su telenovela favorita, en color, ¡a todo color! Ella vio a cada uno de los muchachos y dijo: ¡qué colorido! Desde entonces, los muchachos decían ¡qué colorido!, cada vez que se sorprendían gratamente. Pero, como dice el maestro Jorge, mecánico de abolengo: “las máquinas no tienen palabra de honor”. Lo mismo sucedió con la televisión a color, una tarde, la vieja Alfonsina, con su chal, prendió la televisión (eran tiempos donde no había controles remotos) y la pantalla siguió en oscuras. El sobrino Miguel fue el primero que se asomó a auxiliar a la vieja Alfonsina, quien pegaba tamaño gritote anunciando que la televisión había perdido su colorido. Mientras llevaban la televisión con el técnico, la sobrina Arcadia colocó la televisión antigua sobre el mueble, la prendió y puso el canal de la telenovela, vio a la vieja Alfonsina y ésta dijo: “¡qué color ido!” y rio con su ocurrencia. Desde entonces, los muchachos, cuando asomaba alguna decepción, remedaban el dicho de la vieja Alfonsina: “¡qué color ido!”. Los tiempos también tienen sus formas de expresión. En el Comitán de los años setenta era muy socorrido el dicho: “Nel pastel”, cuando alguien decía no. ¿Vas a ir a la fiesta de Olivio? ¡Nel pastel! Ahora que si iba a asistir decía: “Simón don”. Era un jueguito que exigía, no sé el porqué, una rima consonante. Los jóvenes conocían esos códigos y uno que otro viejo también se lo apropiaba. Los estudiosos deben saber de dónde proceden los cambios lingüísticos, Ramón asegura que son los jóvenes quienes enriquecen con nuevos conceptos a la lengua. Sin duda que la palabra “chido” no fue inventada por un académico escapado del museo de las momias de Guanajuato; sin duda, esa palabra salió de un grupo de chavos juguetones, inventivos. Cuando daba clases, para decir no, decía: “naranjas de Chicomuselo”. Dios santo, no sé de dónde retomé ese dicho, pero los muchachos entendían que eso significaba ¡no! ¿Irás al mercado hoy? ¡Naranjas de Chicomuselo! ¿Naranjas suena a sinónimo de la palabra no? Pero en el Internet he hallado que en algunas regiones del país usan la palabra naranjas como sinónimo de negativa, así que lo único que hice fue regionalizarlo y elegir las frutas de la tierra de Polo Borrás. Sé que las naranjas de aquel entrañable pueblo son jugosas, ricas, así que la frase era contundente. No toda la gente usaba el “Simón don” para afirmar, algunos utilizaban la frase: “Simona la mona”. Estos dichos nacen en un círculo pequeño y, como si alguien aventara una piedrita en el lago, los círculos concéntricos se hacen más y más grandes. En casa de la vieja Alfonsina se quedó encerrado el dicho, porque sólo lo usaban los sobrinos, era como un código y se sabe que los códigos son cerrados. Cuando el técnico arregló la televisión a color, los sobrinos llevaron el aparato a casa, sólo como un mero homenaje a la vieja Alfonsina, porque el color volvió, pero ella ya se había ido una tarde que fue en blanco y negro. ¡No, no se murió por extrañar la televisión en color! ¡No! ¡Nel pastel! Murió porque su corazón se detuvo de improviso, ella tenía más de ochenta años y ya estaba cansadita. Posdata: a vos y a mí nos encanta el juego de las palabras, éstas son chidas, azarosas, traviesas, juguetonas, rabiosas, venenosas, son el viento que mueve los barcos. Nos gustan las palabras, nos quedamos embobados cuando escuchamos alguna palabra incomprensible o cuando alguien habla en lengua extranjera. ¿Cómo no va a ser bonito escuchar a Mario cuando Margarita pregunta si la quiere? Con rotundez y sin dudarlo, Mario responde: “¡a huevo!”, que es una frase que se usa para hacer más intenso el ¡sí! Armando lo completaba de la siguiente manera: ¡a huevo es caldo! Nunca he entendido esta frase, pero de que suena con intensidad ¡nadie lo duda! ¡Tzatz Comitán!