viernes, 21 de septiembre de 2007

¿Día mundial de la calle?

¿Existe el día mundial de la calle? ¿Cómo se festeja?
Después de la casa no hay espacio más entrañable que la calle.
De niño yo veía la calle desde el balcón de mi casa. La calle pertenecía al mundo de afuera pero me era muy cercano. En los años sesentas del siglo pasado las calles de Comitán eran como la extensión del hogar. La gente caminaba con la tranquilidad del que riega las plantas del patio de su casa.
¿Cómo se puede festejar una calle?
Hoy existen festejos absurdos. He visto en la televisión a un grupo de vecinos celebrar el primer año de un enorme bache en su calle.
Las prisas de estos tiempos obligaron a encementar las calles. Las calles empedradas de antes no presentaban tantos inconvenientes. Las calles de Comitán se llenaban de juncia en el piso y de banderitas de papel de china en su cielo.
Las prisas de estos tiempos cancelaron el gusto de sentarse en la banqueta y dedicarse sólo a mirar la calle.
Las prisas de estos tiempos nos arrebataron la mirada que nadaba en esos ríos de aguas tranquilas. Perdimos nuestra capacidad de ser esos balcones de los que habla Rosario, en Balún-Canán: "Los balcones están siempre asomados a la calle, mirándola subir y bajar y dar vuelta en las esquinas...Debe ser tan bonito estar siempre, como los balcones, desocupado y distraído, sólo mirando..."
Ahora vivo frente a un bulevard y, ya se sabe, la prisa es el sello distintivo de estas grandes avenidas. Pero la asumo como mi calle y, desde mi ventana, veo que en el camellón crece una bugambilia que refresca mi memoria. Y hoy celebro mis calles, celebro las que dejé en Comitán y celebro estas calles de Puebla que recorro a veces.