sábado, 1 de septiembre de 2007

Los cristales que no dan luz

Un amigo escritor me dice que sigue escribiendo en su máquina mécanica, ¡no soporta las computadoras! Mi amigo tiene más edad que yo, y yo superé hace rato la raya de los "sin cuenta". Mi amigo se paralizó en algún instante y quedó sin dar el siguiente paso.
La gente mayor tiene una propensión a ignorar los avances tecnológicos. La gente mayor tiene "miedo" a un nuevo conocimiento. La gente mayor acumula mucho pasado, pero está vacía de presente.
El viejo que se sienta todas las tardes en la banca del parque central de Comitán puede darse el lujo de ignorar todo lo actual; el viejo que va todas las tardes al café de la Casa de la Cultura y sólo se dedica a ver pasar el mundo puede darse el lujo de ignorar todo lo actual; pero el viejo que tiene un compromiso con la vida y aún imparte clases en las secundarias, bachilleratos o universidades del mundo ¡no puede hacerlo! El viejo que tiene un compromiso con la vida pública y habla en la radio, escribe en periódicos, dicta conferencias, es director de bibliotecas, trabaja en la presidencia o en alguna dependencia pública ¡no puede darse el lujo de ignorar las veredas por donde andan enredados los jóvenes!
¿Cómo dar certezas al mundo si se ignoran los caminos por donde ahora camina el mundo?
El viejo maestro o el maestro viejo debe estar actualizado. Si es posible, debe saber más que los jóvenes.
El maestro viejo debe leer lo que leen los jóvenes y debe seguir leyendo lo que los jóvenes no leen.
El maestro viejo debe mirar lo que ven los jóvenes y debe seguir mirando lo que los jóvenes no ven.
El maestro viejo debe escuchar lo que escuchan los jóvenes y debe seguir escuchando lo que los jóvenes no escuchan.
El maestro viejo debe poder mandar y recibir mensajes a través del celular, debe conocer el Mp3.
El maestro viejo debe saber que el cristal no es ahora un simple vidrio, sino una droga que está acabando con el potencial de los jóvenes.
El maestro viejo debe saber qué es lo que sucede en las fiestas "rave".
El maestro viejo debe reconocer el lenguaje mutilado que hoy usan los jóvenes y debe emplear con mayor profundidad y conocimiento el lenguaje que los jóvenes no usan más.
Los viejos, tal vez, debemos ser más jóvenes que los propios jóvenes para sorprendernos ante los avances tecnológicos y apropiarnos de estos como si la vida comenzara apenas hoy.
¿Por qué debemos hacer esto?
Porque hay viejos perversos que están conformando el mundo a su imagen y semejanza y están mandando a los jóvenes a un pozo muy profundo.
Sólo los viejos comprometidos con la vida ¡pueden dar certezas!