viernes, 28 de septiembre de 2007

Una propuesta

Ariel Silva entró un día a este cuaderno de apuntes. Ariel, destacado fotógrafo, me propuso que yo subiera algo de mi obra pictórica. "Subir" sólo con la intención de compartir con los demás. Ayer le hice caso, mi hijo Fernando me ayudó a "subir" algo de mi obra. No subimos nada de formato grande. Subimos una muestra de las cajitas que pinto. Me encanta recordar el proceso con que la madera adquiere otra dimensión. Procuro que mis cajitas no pierdan mucho de la esencia que tuvieron cuando fueron árbol.
La madera se emplea para hacer muebles, para hacer utensilios necesarios al hombre, y también se emplea para hacer objetos utilitarios como cajitas en donde la gente guarda mensajes, joyas, recados, cartas y mil chunches más. Yo compro cajitas de pino que hace un carpintero y luego les hago un diseño original y las pinto. Mi deseo es que la madera de esta caja no extrañe tanto los nidos y las hojas verdes de su árbol.
Yo pretendo que mis cajitas también guarden sueños. Por eso, cada vez que pinto una le pido a Dios que me guíe y ya, con su venia, las "embarro" con sueños que hagan al mundo más amable.
Siempre he pensado que el arte debe servir para hacer más hombre al hombre. Si el arte no eleva el espíritu ¡no es arte!, ¡no sirve de nada!
Me da gusto cuando tiendo las cajitas sobre el suelo en el bazar (o cuando están sobre vitrinas o mesas más vistosas en las tiendas o en las galerías de arte). Me da gusto cuando la gente pasa a su lado y las ignora o se enamora de ellas. Mucha gente pasa y no percibe ninguna luz. Hay otra gente, en cambio, que se deslumbra, que se detiene como si un imán las atrajera y veo que sonríen y se apropian de esos sueños. En sus ojos miro que Dios sonríe y entonces yo doy gracias a Dios por haberme permitido ser parte de ese prodigio.
Hoy, gracias a la sugerencia de Ariel, me atreví a "subir" unas cajitas. Sólo para compartir. Sólo para darle a mis lectores un poquito de nube, un poquito de sueño.