jueves, 13 de septiembre de 2007

LAS CORRIENTES NEFASTAS

Ayer seguí la corriente. Igual que millones de televidentes vi el partido de fútbol. Mi hijo Fernando me llamó "malinchista" porque le fui a Brasil.
En todas partes de la república se aplica el ejemplo de "las cubetas con cangrejos". Siempre hay dos pueblos que sirven para hacer el contraste entre la cubeta tapada y la destapada. En Chiapas se emplea con frecuencia a San Cristóbal y a Comitán como ejemplos. Comitán siempre es la cubeta destapada, la cubeta en donde "cuando un cangrejo quiere salir los demás compas se encargan de impedirlo". ¡Qué pena!
El resultado de la selección mexicana de fútbol era previsible. Todo mundo sabe que la Selección fracasará siempre. Hugo es el cangrejo que llega al borde de la cubeta pero que los demás compas se encargan de jalarlo de "las patas".
Por desgracia, el país es individualista. Los estudiosos han demostrado que México gana en competiciones individuales, no sabe hacer labor de equipo. México fue una potencia en boxeo, por ejemplo; es decir, un deporte en donde la labor de equipo es mínima.
Leo con atención los mensajes que escriben en el foro de COMITECOS PUNTO COM y sigo advirtiendo que, con frecuencia, mencionan que en San Cristóbal siguen aprovechando lo que en Comitán se desaprovecha. No estamos acostumbrados a labor de equipo, aún no entendemos que el desarrollo de los pueblos está en relación directa al concepto de "comunidad".
Hugo fue un caso de excepción en lo individual. Por ahora trata de injertar entusiasmo y mentalidad ganadora a sus jugadores. ¡Labor imposible!
Los comitecos debemos sacudirnos la inercia y dejar de seguir la corriente; debemos comenzar a integrarnos y luchar con mentalidad triunfadora; debemos apoyar al cangrejo que alcanza la cúspide; mientras más cangrejos lo logren ¡Comitán tendrá mejores oportunidades de desarrollo!
Anoche no fuI malinchista, simplemente le fui al mejor equipo. Me dará mucho gusto saber que, un día, el mejor equipo en la cancha es el representativo de mi patria, pero, por ahora, y mientras sigamos enlodándonos a nosotros mismos, esto no es así. ¡Qué pena!