viernes, 28 de septiembre de 2007

Cartas sobre la mesa

La carta abierta que escribió Arcadio Acevedo al gobernador de Chiapas, mereció una respuesta de parte de la directora del periódico "Expreso Chiapas", misma que ahora responde el periodista. Para que mis lectores tengan todos los elementos para el análisis, copio a continuación sendas cartas:

Carta de la directora de Expreso Chiapas
A los que nos condenaron sin siquiera tomarse la molestia de conocer la opinión de la otra parte. A los que no saben que en un conflicto siempre existen dos partes y son tan válidas las razones de una como de la otra.
A los que se rasgan las vestiduras a nombre de la Libertad de Expresión.
Se precisa que esta casa editorial, no ha censurado al señor Arcadio Acevedo, autor de la columna Minifaldas, por temas sociales, políticos o económicos como él señala en la carta dirigida al gobernador Juan Sabines Guerrero.
Lo que no es válido es que el señor Acevedo use la columna Minifaldas que publica en Expreso Chiapas para ventilar desavenencias personales que tiene con funcionarios de la Coordinación de Comunicación Social de Chiapas por no haber sido requeridos sus servicios publicitarios en el semanario que dirigió.
Por último, a los que me condenaron sin juicio previo, les dejó en claro, que ante las ofensas públicas, no aceptaré disculpas privadas.
Leticia Hernández Montoya.
Directora de Expreso Chiapas


Respuesta a la directora de Expreso Chiapas
A los que en la plaza pública se ostentan como paladines democráticos y tras la puerta son verdugos rentados.
Señora Hernández: creí ayudar a salvaguardar lo que yo consideraba el único espacio libre en este extenso sembradío de espigas dobladas por la necesidad. Por la voracidad del régimen sabinista. Por su intolerancia.
Para desencanto mío, reduce usted el ejercicio democrático a una mera habilidad para hacer malabares con las mentiras. Le recuerdo: usted me citó con urgencia en la cafetería del Hotel María Eugenia. Usted me pidió aminorar el tono de mis críticas, pues Jacobo Elnecavé la había llamado desde Acapulco (el mismo día que Sabines Guerrero dejó plantados a los periodistas invitados por él a un desayuno) amenazándola con retirarle el convenio publicitario.
De inmediato enteré a mis amigos y conocidos. También a Miguel González Alonso (Conductor de los programas Sin censura y Palabra libre). Le pedí mediar con Jacobo Elnecavé para que depusiera su represiva, desmesurada actitud.
Cuando dirigí San Lunes, Elnecavé estableció contacto telefónico conmigo, en efecto. Me empalagó de hipócritas elogios, primero. Enseguida, al igual que usted, intentó convencerme de bajarle de intensidad a las flamas. Dijo que podría echarme la mano si, como muestra de buena voluntad, “maestro, escribe algunas columnas bonitas para el jefe”. Jamás me entrevisté con él. Si puede usted probar sus dichos, señora Hernández, hágalo. Así quedaré exhibido como mentiroso ante la opinión pública. Y usted dejará de parecer cómplice del gobierno en esta cacería de disidentes.
Lo digo porque, desenterrando recuerdos, ya una vez anterior me acusó usted, falsamente también, de cobrar ¿10 mil pesos? en el Tribunal Superior de Justicia. Luego se sabría que se trataba de una argucia suya para deshacerse laboralmente del columnista incómodo. Si ese el caso ahora, no entiendo por qué darle tantas vueltas a la línea recta.
Su pretexto para censurarme es, por decir lo menos, candoroso. “Libertad absoluta de expresión mientras no sea contraria a mis intereses”. El mismo lema inquisitorial del sabinismo. Los textos firmados son responsabilidad exclusiva de su autor. Si atropellan las normas, es a ellos a quienes se les finca responsabilidad.
Consulte usted la hemeroteca de su diario, y corroborará que nunca me he conducido, al trotar por el sendero periodístico, por el lado consentidor. Demuéstreme lo contrario.
Finalmente, señora Hernández, a propósito de perdones privados y públicos rencores, hay un juez implacable, discreto, imparcial, justo, insobornable: nuestra propia conciencia. Dicho sea con el respeto que las damas merecen.
Arcadio Acevedo Martínez
Columnista de Expreso Chiapas