miércoles, 12 de septiembre de 2007

EL LA, EL EL

Si decimos "ocho menos ocho" la respuesta puede ser :¡cero! Pero si decimos "las ocho menos ocho", la respuesta puede ser: ¡siete con cincuenta y dos!
Hay pueblos que, de igual manera, modifican su carácter con anteponer un simple artículo. En Comitán el uso del artículo determinado nos da personalidad. Es "EL cerrito Nitre", "LA Cueva de Tío Ticho", y, sobre todo, es "LA Pila". Y hay miles de pilas en el mundo, hay pilas de libros, pilas bautismales y pilas eveready, pero para el comiteco no hay más pila que La Pila. Y ahí está el origen y ahí está, tal vez, la semilla de la costumbre. Y por eso, en Comitán, Lupe es "la Lupe" y Caralampio es "el Lampo". El finquero de antes torcía la boca cuando uno de sus empleados se refería a él como "el Gustavo". Y es que, de igual manera que cuando usamos el posesivo para decir "tomate una TU medicina" o "pasame un MI pan", el uso de los artículos: el o la, nos dan un sentido de pertenencia y de distinción. Así como hay miles de pilas en el mundo, también hay miles de Lupes o de Betos, pero cuando decimos: "Ahí viene el Beto", todo mundo sabe a qué Beto nos referimos. El comiteco, tal vez de manera inconsciente, delimita su mundo y lo hace único y exclusivo a través del uso de un simple artículo determinado.