lunes, 5 de febrero de 2018

COMITÁN TIENE PRIMER LUGAR




Bueno, digamos que los comitecos siempre nos hemos distinguido de los demás habitantes del mundo. Siempre ha sido así. Está en nuestro carácter, en nuestra personalidad. Digamos, entonces, que poseemos el nombre más insólito para un equipo de fútbol soccer. Lo consignemos, sólo como mero divertimento, sólo para que quede escrito en la historia del mundo, porque los cronistas oficialistas no lo consignarán. ¿A qué pueblo se le ocurre llamar a un equipo con el nombre de una persona? Al pueblo comiteco (bueno, a un grupo de futboleros, pero que radica en este pueblo).
Sucede que el otro día, en las redes sociales, escuché la transmisión de la final del fútbol local. Los equipos contendientes fueron: “Los Caramelos”, de La Trinitaria y “Señor Fox”, de Comitán. ¿Era en serio? Sí. El equipo comiteco se llama “Señor Fox”; los cronistas deportivos lo decían de manera muy seriecita. Juan Carlos Pinto, Quique Guzmán y Panchito Cruz así lo anunciaron: los jugadores de Los Caramelos se enfrentaban con los jugadores del Señor Fox, en la liga de cincuenta y más.
Me sorprendió conocer tal nombre. Si repasamos los nombres de los equipos españoles, italianos o mexicanos, vemos que muchos de ellos tienen nombres de ciudades: Barcelona, Madrid, Milán o Guadalajara y Morelia. Los nombres son genéricos, nunca son individuales. Los nombres representan identidades no personalidades. Sin embargo, acá en Comitán tenemos, ¡bendito Dios!, el nombre de un equipo que alude a un personaje conocidísimo de este pueblo: El señor Fox; es decir, Mario Guillén (el actual presidente municipal de Comitán).
Pensé que esto sería como si algún equipo de la Ciudad de México se llamara Mancera o Slim (en homenaje a uno de los hombres más ricos del planeta). Sería como si un equipo de Chiapas se llamara Manuel Velasco (¡Padre eterno!).
A mí se me hace irrelevante el nombre de un equipo de fútbol, pero entiendo que nombrar a un equipo de fútbol con el nombre de un personaje es un hito en la historia del balompié. Tal vez en alguna otra parte del mundo exista algo similar, pero no lo creo. Los comitecos tenemos el primer lugar.
Y es tan inusual que los propios cronistas se escuchaban titubeantes, porque es mucho más sencillo narrar el encuentro entre equipos con nombres normales: “Ahora el América recupera el balón y las chivas tratan de cubrir la defensa”. Suena lógico. Ahora veamos cómo se escuchaba: “Ahora el Señor Fox recupera el balón y los caramelos tratan de cubrir la defensa”. No suena a juego de conjunto, suena a lo que suena un nombre personal, como si los once jugadores fueran sólo uno: ¡el señor Fox! Uf, qué manera de eliminar la idea de grupo y convertirla en unidad.
“El señor Fox toca en corto”. Ah, pues, seamos serios. Esto se presta a dobles interpretaciones.
Seguí la transmisión dos o tres minutos y después puse una estación de radio, para escuchar un poco de jazz. Ya no supe si Los caramelos ganaron o perdieron. Si ganó el Señor Fox fue punto a favor para su imagen, pero si perdió fue un punto en contra. ¿Qué dirán sus asesores de imagen? ¿Cómo se presentarán ante su jefe para informar que perdió en el estadio? ¿Qué le dijeron? “Señor Fox, con la pena, informamos a usted que perdió”. ¿Cómo? ¿Cuántos goles metió el Señor Fox? ¿Le metieron algún gol ahí donde las arañas tejen sus redes?
“¡Paradón del portero del Señor Fox!”. Ah, pues, sean serios. Esto se presta a doble interpretación.
Digo que escribo esto sólo para consignar una anécdota simpática: En el futbol comiteco existe un equipo que tiene un nombre personal. Salvadas las distancias, es como si en Estados Unidos de Norteamérica, un equipo de fútbol americano se llamara “Mister Trump”.
“Y ahora Mister Trump logra primero y diez”. Ah, pues, sean serios. Esto se presta a doble interpretación.
Que ni se entere mister Donald de esto, ya que siendo tan megalómano no sería de extrañar que una tarde de éstas quiera hacerle la competencia al Señor Fox. Pero que quede constancia que los comitecos obtuvimos el primer lugar mundial. Nadie nos puede arrebatar tal logro.