sábado, 28 de septiembre de 2019

CARTA A MARIANA, CON CONFETI Y MAÑANITAS




Querida Mariana: Dicen que no hay profetas en la propia tierra. ¡Falso! En Comitán, doña Lolita Albores recibió el reconocimiento de muchos comitecos mientras estuvo viva, y ahora, años después de su fallecimiento (falleció el 6 de enero de 2006) muchas personas siguen reconociéndola.
Doña Lolita Albores fue cronista vitalicia de Comitán. Su encargo lo realizó de manera sencilla, pero ejemplar. Nunca se hizo tacuatz, supo a cabalidad cuál era su labor y la cumplió con emoción.
He comentado contigo, en cartas anteriores, que el boletín “ImaginARTE a Comitán” fue una de las ventanas que le permitieron comunicarse con el pueblo. En el archivo digital del boletín existen muchas crónicas que ella escribió, con gran amor al pueblo. En sus palabras brilla mucho de la personalidad comiteca.
Como vos sabés, ella fue una gran contadora de cuentos, chistes y anécdotas comitecas. Para degustarla a cabalidad sí era preciso escucharla en vivo y a todo color. Por eso he dicho (muchas personas opinan lo mismo) que cuando, al entrar a un salón para un guateque o para una charla, las personas veían que ahí estaba doña Lolita, hacían todo lo posible para estar cerca de ella, porque la cercanía garantizaba pasársela muy bien, porque los cercanos aprendían mucho de las costumbres de este pueblo y lo hacían botándose de la risa.
Pero, en sus crónicas está la esencia seriecita de Comitán. Ayer encontré un ejemplar de su libro “Así te recuerdo Comitán”, que actualmente está agotado. El licenciado David Esponda está empecinado en lograr que se reedite dicho libro. Eso sería un gran acontecimiento, porque, como lo dije al principio, cada vez se reconoce más la riqueza de sus escritos, porque ella (lo ha dicho mucha gente) tenía la riqueza cultural de este pueblo en la palma de la mano.
Doña Lolita no tenía tufos de grandeza ni poseía la soberbia de los vanos. ¡No! Ella era una auténtica mujer comiteca que amaba las tradiciones de este pueblo, las conservaba y las difundía para que se preservaran. Como era dueña de una memoria prodigiosa volcaba todo su conocimiento popular en sus escritos.
¿Querés saber cómo era el Comitán de los años veinte, treinta, cuarenta? Ah, pues te conviene darle una vueltita al libro “Así te recuerdo Comitán”. Ella, de igual forma que podemos hacer nosotros, hizo ejercicios comparativos. Por ejemplo, tiene un texto que se llama: “Feria de San Sebastián 1934 – 1984” ¿Mirás? Escribe un testimonio de 1934 y luego uno cincuenta años después. ¿Cómo cambió la feria? ¿Cómo cambió Comitán? ¿Cómo cambiaron sus tradiciones, sus costumbres? Teniendo ese antecedente, podemos, de la mano de doña Lolita, hacer un ejercicio que hable de cómo se celebró la feria treinta y cinco años más tarde. Si no tuviésemos la mirada de doña Lolita, este ejercicio sería muy complicado. Ella, con su trabajo amoroso, nos regaló instantes sublimes.
Tiene otro texto que se titula: “Crónica de una boda 1925 – 1985”, donde hace el mismo ejercicio comparativo. ¿Cómo era una boda en Comitán en 1925 y cómo era en 1985? ¿Cómo es una boda comiteca en 2019?
Estos ejercicios nos dan pauta para identificar las transformaciones que ha tenido nuestro pueblo, y cuáles son los elementos que perviven. ¿Y esto para qué nos sirve como sociedad?
Te pido que pensés en tu cumpleaños. Me contaste que en tu casa existe la costumbre de colocar la reja de papel de china, que es una tradición meramente comiteca. Este rasgo de identidad ha persistido en el pueblo durante muchos años, durante varias generaciones. Es una costumbre bonita, emocionante. Los cumpleañeros cuentan que les emociona escuchar el murmullo de los parientes y amigos que están afuera del cuarto, pegando la reja de papel de china, para que a la hora que ellos salgan, reciban las mañanitas, la lluvia de confeti y deban abrir, con sus manos, la reja de papel de china que simboliza, como vos lo sabés, la entrada a la vida. Los clásicos cuentan que los cuadros de papel de china deben ser nueve, porque nueve meses permanece la criaturita en el vientre materno. Por donde lo mirés, esta tradición es riquísima en elementos culturales, simbólicos y festivos. ¡Es una bendición que tal costumbre perdure!
En el lnternet, en la página todochiapas.mx hay un texto escrito por doña Lolita, que habla de la reja de papel de china. Doña Lolita pide que esta costumbre perviva y detalla el instante en que el cumpleañero sale de su recámara. Te paso copia para que mirés qué bonito lo dice nuestra cronista: “Ojalá que estas bonitas tradiciones no se pierdan… era tan hermoso oír el ruidito del papel cuando estaban pegando, el “cuchicheo” de las personas que esperaban ver salir a la dueña del día, ya preparadas con el confeti o pétalos de flores en las manos, el tizón listo para quemar los cohetitos o triques y, si era con marimba el festejo, oír los discretos bolillazos de afinación, o bien el disco ya puesto para que, al salir a romper la reja, todo empezara a sonar entre alegría y abrazos…. La reja quedaba colgando rota, como señal para todo el que llegara a la casa de que había cumpleaños que festejar… y de que se había cumplido con la tradición de la reja de papel de china…”
Sí, doña Lolita pedía que estas bonitas tradiciones no se perdieran. Con gusto podemos decir que su deseo está cumplido. En muchas casas comitecas sigue viva esta costumbre. Estephanie Frías Córdova ha emprendido la empresa de ofrecer rejas de papel de china en varias ciudades de Chiapas. Su empresa se llama La Cositía y tiene como lema el siguiente: Un cumpleaños muy chiapaneco. Estephanie está en la misma senda que han caminado los amantes del pueblo, los que insisten en marcar las diferencias culturales en tiempos de globalización. El mundo no puede ser uniforme. El mundo seguirá siendo pleno en la medida que sigan persistiendo las ricas diferencias culturales. Estephanie personaliza las rejas y, además, incluye un texto donde explica el porqué de esta tradición. En su página de redes sociales tiene un “diccionario comiteco” que, como su nombre lo indica, es un muestrario de modismos de nuestra región.
Te platiqué el otro día que el poeta enormísimo Balam Rodrigo estuvo en Comitán. Dio una charla acerca del voseo. Entre otras cosas volvió a reafirmar una certeza: Los pueblos que vosean; es decir, que hablan de vos, son más ricos que los pueblos que sólo tienen el uso del tú y del usted. Nosotros, como muchos pueblos de Centroamérica y de Sudamérica hablamos de vos y, agregaría ahora, celebramos nuestros cumpleaños con una reja de papel de china.
El que sea comiteco y no haya tenido esta experiencia debe procurarla en su próximo cumpleaños. ¿No hay pariente que se acomida? Que eche un telefonazo a La Cositía y pida su reja de papel de china personalizada. Romper la reja será un simbolismo que le dará buena suerte, que hará que el universo confluya en sus más caros deseos.
Ya nos han dicho los expertos que los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetir errores. Por esto es esencial que los ciudadanos conozcan los rasgos de identidad. Los comitecos, por fortuna, tenemos a una buena aliada: a doña Lolita. Ella nos dejó muchos textos donde podemos reconocer la grandeza de nuestras tradiciones. Lo que ahora corresponde a las nuevas generaciones es resguardar esas costumbres, que son esenciales para la identidad de los pueblos. Perdón, pero en México no es nuestro el Happy Birthday (las mañanitas gringas), ¡no!, en México cantamos esa que cantaba el Rey David, la que dice que el día que nació el cumpleañero nacieron todas las flores. Pucha, qué bonito. Las mañanitas gringas también tienen un verso bien bonito, el que dice: “Que la suerte siempre te acompañe”, pero no debemos olvidar lo nuestro.
A mí me encanta el título del libro que nos legó doña Lolita: “Así te recuerdo Comitán”. Cuenta lo que vivió. Digo que, gracias a su privilegiada memoria, el recuerdo es fidedigno. Su mirada es clara y clarividente.
Posdata: En las primeras páginas del libro hace una dedicatoria que funciona como introducción. Ahí, ella, siempre alejada de pretensiones vanas, dice: “Este sencillo libro escrito con todo el caudal de mis recuerdos…” ¿Ves la grandeza de doña Lolita? Dice que es un libro sencillo. Gracias a esta sencillez, ahora podemos conocer cómo era el Comitán de antes, un Comitán que, igual que doña Lolita, era un pueblo sencillo, pero grande en sus manifestaciones culturales que ahora muchos amorosos se empecinan en que no caigan en desuso, en el abismo del olvido.