miércoles, 18 de septiembre de 2019

TIEMPOS IDOS




Yo también escuché la XEW. Me gustaba (malinchista) escuchar Radio Nederland, radio en español, de los Países Bajos, pero (patriota), en ocasiones, escuchaba la XEW.
Escuchaba la W en Comitán. Sabía que los estudios estaban en la calle Ayuntamiento, en el centro de la ciudad de México.
Yo era niño, en los años sesenta. Gracias a la W yo podía trasladarme hasta la capital del país. Sabía que la gran ciudad era muy diferente a mi pueblo. Allá, la gente subía a tranvías, caminaba por banquetas anchas, muy anchas; comía en restaurantes con grandes vidrieras y bebía vino en copas de cristal. La gente en la ciudad de México corría para cruzar las calles, porque muchos autos transitaban en ellas. Asistían a lujosas salas cinematográficas y, ¡qué emocionante!, en ocasiones podían ver, desde lejos, a los actores y actrices. Los habitantes de la ciudad de México podían, si lo deseaban, asistir a los estudios de la W y, en el auditorio, conocer a los participantes de las radionovelas o escuchar a los cantantes de moda.
Yo también escuché la XEW, por esto, cuando fui a la ciudad de México a estudiar en la UNAM, caminé por el centro de la ciudad hasta hallar el lugar donde estaban los estudios de la mítica estación de radio, y me paré en la banqueta de enfrente para guardar en la memoria el edificio, ese edificio donde México, ¡qué pretensioso!, se creía la Voz de América Latina, porque siempre pensé que decir que la XEW era la Voz de América Latina desde México era de una gran soberbia, pero luego supe que en Centroamérica y en Sudamérica, igual que nosotros, también escuchaban la XEW y amaban a Pedro Infante, a Jorge Negrete, a Toña La Negra, a Agustín Lara, a Cri Cri, y cuando estos cantantes mexicanos llegaban a Buenos Aires, los fanáticos acudían al aeropuerto con pancartas y aplaudían a la hora que los artistas mexicanos aparecían en la sala de llegada y los escoltaban hasta el hotel donde se hospedarían y llenaban los teatros argentinos cuando los artistas se presentaban. Si los argentinos y uruguayos no podían hacer lo que sí hacían los mexicanos: Llegar al edificio de Ayuntamiento y entrar al estudio Azul y Oro, los productores llevaban a los artistas de la W hasta la casa de ellos y éstos agradecían el gesto y llenaban de honores a los cantantes mexicanos.
Sí, yo también escuché la XEW y un día, en la ciudad de México, me paré frente al edificio de la calle de Ayuntamiento y, en mi inocencia, pensé que en esos minutos podría ver entrar o salir a uno de los grandes cantantes de México; y, en vacaciones, podría regresar a Comitán y contar que había visto, aunque fuera de lejos, a uno de los grandes cantantes, pero no fue así, porque mientras permanecí parado frente a la W vi entrar y salir a mucha gente, pero a ningún famoso y digo esto porque si hubiese aparecido uno de los grandes, los autos se hubiesen detenido y los peatones hubieran rodeado al famoso para pedirle un autógrafo. Me cuentan que, en ese tiempo, muchos fanáticos llevaban siempre una libreta de bolsillo para cazar los autógrafos de los artistas.
Yo, en mi adolescencia, escuché Radio Nederland. Me despertaba a las cuatro de la madrugada (tal vez desde entonces me quedó la mala maña de despertarme temprano) y sintonizaba la radio holandesa que trasmitía en español. Me encantaba saber que, desde mi cama, gracias al prodigio de la radio, podía escuchar la voz de personas que vivían en Holanda. Lo mismo sucedía cuando, de vez en vez, abandonaba mi espíritu malinchista y retomaba mi patriotismo y sintonizaba la XEW. Las voces sonaban distintas. Los de allá hablaban español, pero tenían un tono de voz como de guacamaya trasnochada; en cambio, los de acá eran como chachalacas educadas, como loros con frac; sus voces eran unas voces que sonaban como tubos de órgano de catedral. Tal vez por esto, muchos radioescuchas decían que la W era la Catedral de la radio en México.
Ya luego, a Comitán llegó una capillita que se llamó XEUI y el pueblo abandonó a la W y se pasó a la UI. Consumíamos lo nuestro. Ahora no sé qué oyen los radioescuchas de estos tiempos. ¿Escuchan la W? ¿Escuchan radio Nederland? ¿Escuchan? Pau escucha Spotifi. ¡Uf!