lunes, 16 de septiembre de 2019

CARTA A MARIANA, CON TITUBEOS




Querida Mariana: Ayer vi un programa televisivo en el canal 22. Cuatro personas charlaban acerca de libros y de lectura. Los cuatro coincidieron en decir que, actualmente, los muchachos leen poco y, por lo tanto, el nivel de comprensión de lectura es deficiente. ¡Nada nuevo! Quienes imparten cátedra en cualquier universidad del país saben que muchos universitarios llegan con deficiencias en competencias lectoras. Lo que sí me sorprendió es lo que dijo uno de los participantes, dijo que una de las causas de la deficiencia de comprensión es el cambio de escritura manuscrita a escritura de molde. Más o menos dijo que quienes aprendieron el método Palmer debían escribir la palabra en forma completa; en cambio, ahora, los jóvenes estudiantes escriben unidades. Jamás había pensado en ello. Sé que muchos maestros estudian el fenómeno y algunos están a favor de la escritura de molde y otros a favor de la manuscrita, pero, la reflexión del ponente me dejó pensando. No soy experto, pero advierto algo de razón en su pensamiento: No es lo mismo el todo que la fracción. Algo debe suceder en la mente cuando escribimos de una o de otra manera. Si ahora escribo una palabra con letra de molde hago imperceptibles pero constantes interrupciones; cosa que no sucede si escribo con letra manuscrita.
Yo, querida Mariana, como vengo de los años sesenta del siglo pasado, aprendí a escribir con letra manuscrita y con regular caligrafía. Mi papá tenía letra “bonita”, clara, elegante; mi mamá escribe un poco menos claro, pero legible. Los niños de los años sesenta aprendimos a escribir palabras; los niños de hoy escriben letras. Sí, la opinión del ponente me dejó pensando: Nosotros aprendimos a expresar un todo; los estudiantes de hoy se expresan a través de unión de fragmentos.
Si ahora mismo escribiera esta carta en papel lo haría con letra manuscrita; como la escribo en computadora advierto que lo hago en letra de molde. Conforme pienso y escribo la palabra en el teclado las letras aparecen hasta formar las palabras. Las máquinas no escriben en forma manuscrita (¡ay, qué tonto me veo! La palabra manuscrita proviene de la palabra mano). Cuando Gutenberg inventó la imprenta (Dios le siga concediendo luz en donde esté) lo hizo a través de tipos. Ahí comenzó el cambio conceptual, porque los amanuenses, en los conventos, escribían la palabra en forma unida y no fraccionada, como sí sucedió con la imprenta. Los impresores colocaban las letras hasta formar palabras. En la escuela mexicana se dio un cambio semejante, los estudiantes dejaron de ser amanuenses (que esto fuimos en los años sesenta) y se volvieron impresores.
Los textos, dicen los que están a favor del método de escritura a molde, fueron más claros. Sí, tienen razón. No todos los que escribían en forma manuscrita fueron tan exquisitos como mi papá, que, ya dije, escribía de manera elegante. No, muchos tuvieron escritura “de doctor”. Rosario Castellanos siempre confesó que tenía una letra horrible. Era necesario (es una exageración de mi parte) hacer uso de paleógrafos expertos para descifrar sus garabatos. No obstante, su pensamiento fue muy coherente, y tal vez esto tenga que ver con lo que expresó el ponente en la televisión. Él dijo que ahora los muchachos tienen poca comprensión lectora, porque, entre otras cosas, aprendieron a escribir con letra de molde; es decir, en forma discontinua.
No sé qué tanto sustento científico tenga tal explicación, pero (así lo pienso) da elementos para reflexionar. Antes, en serio, querida niña, los mayores tenían mejor capacidad de expresión. La mayoría de personas que sabían escribir (porque había muchos analfabetos) lo hacían con claridad. Ahora, muchos jóvenes estudiantes redactan en forma oscura. Si vos les das un texto para que lean, muchos no saben reconocer las ideas principales, por lo tanto, son incapaces de comprender a profundidad el texto. Tienen pereza mental. ¿Cómo influyó el hecho de que aprendieron a escribir letras y no palabras? No lo sé. Los expertos, sin duda, tienen elementos para sustentar o refutar tal idea. Los expertos que diseñaron los nuevos programas educativos ¿tuvieron en cuenta este argumento? ¡No! Parece que se modificaron sólo contenidos y programas. Advierto que si este razonamiento fuera sometido a debate, muchos opinarían que significaría un retroceso volver a la enseñanza de la escritura manuscrita. No sé si algún maestro se animara a enseñar tal método de escritura como un conocimiento adicional; no sé si fuera válido hacer este tipo de experimento y elegir un grupo para enseñarles, a la vez que la escritura de molde, la escritura manuscrita, y después comparar el nivel de comprensión lectora con respecto a los alumnos que sólo aprendieron la escritura de molde.
Posdata: Por lo pronto, yo hago un ejercicio de comparación y concluyo que los niños de los años sesenta gozamos de una mejor comprensión lectora que los niños de hoy. Hoy, sin duda, los estudiantes desarrollan otro tipo de competencias intelectuales por el uso de celulares y de tabletas, pero, ¿y la Cheyenne, ‘apá?