miércoles, 19 de febrero de 2020

CARTA A MARIANA, CON UNA FOTO EN BLANCO Y NEGRO




Querida Mariana: A veces no pensamos en el futuro. Los viejos nos recomiendan vivir el presente y en el presente no sabemos que las fotografías que tomamos las verán las personas del futuro. Muchos se quejan porque las fotografías antiguas no tienen nombres de los personajes, ni fechas. Por fortuna, esta fotografía tiene un letrero que indica cuándo fue tomada. El letrero dice: “Concurso de Tiro al Blanco, en la primera feria de año nuevo, en Comitán, Chiapas. 1937 y 1938.” Gracias a estos datos sabemos que la fotografía fue tomada en un acto importante para la comunidad, en el pueblo de Comitán, en un determinado año. ¿1937 y 1938? Tal vez la fecha corresponde al recién estrenado 1938. Se consigna el año 1937 como colita del año ya ido. ¿Vos le encontrás otra explicación al hecho de que aparezcan consignados dos años a la vez? Lo que la fotografía no precisa es el lugar donde la foto fue tomada. Sabemos que es el parque central Benito Juárez, el antiguo parque. Donde están las dos bases que sostienen las lámparas (y que es el lugar de mayor concentración de personas) es la esquina que tenía una escalinata para subir al parque. El tejado de la casa del fondo es donde actualmente está el portal de la Farmacia del Ahorro. Sí, el otro portal (el que está a la izquierda de la foto) pertenece a la famosa manzana de la discordia (manzana que fue derruida en los años setenta); es decir, donde este grupo está parado es la esquina de la parte superior del parque actual, si vos te parás ahora en ese mismo sitio hallarás la escultura que sostiene una piedra en el centro y mirarás el templo de Santo Domingo y la Casa de la Cultura.
El fotógrafo se paró en uno de los andadores del parque (con piso de ladrillo), colocó su tripié y su cámara. La mayoría de asistentes ignoró al fotógrafo. Sólo tres rostros miraron hacia donde estaba la cámara: el tipo con corbata, sombrero, que tiene las manos adentro de las bolsas del pantalón y que es la persona más cercana al objetivo de la cámara; el otro hombre que está con las manos detrás de la cintura y (a ver si mirás lo mismo que yo) la mujer que husmea por encima del barandal. ¿Es el rostro de una mujer? Sería la única mujer de toda la escena. La mayoría está conformada por hombres, por hombres que platican. Casi se puede escuchar el rebumbio de sus charlas, quienes llevan la voz sonante son los tres hombres que aparecen al lado del hombre con quepí y porta una pistola. Sin duda que estos hombres pertenecen a la clase media alta de la población (todos visten traje, todos tienen sombreros que no son de paja.) La fotografía tiene más de ochenta años de haber sido tomada. Casi puede asegurarse que la mayoría de los que aparecen en ella ya no viven. Estamos viendo fantasmas, por eso la fotografía tiene un aura de niebla. Todos los que aparecen en la fotografía tienen más de veinte años de edad. Si alguien vive sobrepasa la edad de cien años. ¿Hay algún comiteco sobreviviente de este acto? Es difícil. Raro, muy raro, que no haya los infaltables niños que siempre curiosean en los actos relevantes y aparecen de metidos en las fotos. No hay una sola carita infantil que se asome. Parece que el acto estaba reservado a adultos (es concurso de tiro al blanco), no era espectáculo para mujeres ni para niños.
La foto consigna un acto importante para la comunidad. El fotógrafo hizo favor de legarnos este recuerdo, que nos permite traer un pasado al presente que fue futuro. Como en la película “La sociedad de los poetas muertos”, si uno aguza el sentido del oído, puede escuchar el rumor de las voces. No hay gritos, todo es como un rumor de un oleaje. ¿De qué hablan? ¿Se ponen de acuerdo con las reglas del concurso? ¿Discuten acerca del resultado? No sé vos, pero yo no puedo determinar si el concurso ya se efectuó o aún está a punto de iniciar. No puedo determinar en qué lugar se realizó la competencia. Uno, por lo que dice el letrero, podría pensar que la contienda se efectuó ahí en el parque. Tal vez las balas empleadas fueron de salva, pero tal vez no. En ese tiempo muchas personas andaban armadas y en la noche del Grito de Independencia sacaban las pistolas y echaban tiros al aire.
Posdata: El fotógrafo colocó su tripié y encima la cámara. Él tuvo conciencia de volver eterno el instante presente; tuvo conciencia de que un día (personas del futuro) verían esta fotografía y tratarían de embonar las piezas sueltas. El fotógrafo (empleado de la empresa MF) nos legó un recuerdo perenne.
Si uno (qué acto tan contradictorio) cierra los ojos y acerca el oído puede escuchar el parloteo de estos hombres y el canto de los pájaros en los árboles, puede sentir el calorcito del clima templado de Comitán, puede oír los pasos del pensamiento del hombre que está sentado sobre la bardita donde está la baranda de madera (casi veo que ese hombre trajeado, con el sombrero en la mano, no tiene calcetines. Puede ser mi mirada atolondrada, pero lo veo desnudo de pies. ¿Por qué no usaba calcetines?)
La fotografía pertenece a la colección particular de Fernando Gómez Solís, quien, ya te conté, se dedica, en los últimos tiempos, a pepenar fotos antiguas en casas de amigos. Hace una labor muy efectiva para la preservación de nuestra identidad.