jueves, 12 de marzo de 2020

CARTA A MARIANA, CON LA VISTA AL FRENTE




Querida Mariana: ¿Ya viste tu nombre? Lo hallé en un panel en el vestíbulo del cine. Hubo algo que atrajo mi vista, luego supe que era tu nombre. La frase dice: “Mariana regresa a estudiar.” Supe que era una historia de vida. Una tocaya tuya, en quién sabe qué lugar de México, regresó a estudiar, gracias a que recuperó la vista. Así lo deduje. Gracias a la Fundación Cinépolis “Del Amor Nace la Vista”, ella, se supone que en forma gratuita, dejó de tener el problema visual que padecía (no sé cuál) y volvió al aula.
En la pantalla exhiben documentales muy emotivos. Una señora con cataratas, gracias a los donativos que dan los cinéfilos a la hora de pagar, fue operada y recuperó su visión al ciento por ciento. A uno le dan ganas de llorar al ver esa acción (bueno, yo, lo sabés, lloro por todo). Es emotivo ver cómo, gracias a esa paguita, la fundación logra hacer grandes acciones.
Andrea descree de estos donativos. Andrea no aporta “redondeos” en las farmacias, en los Oxxos y en los cines; dice que no tiene la certeza de que su dinero sirva realmente para el fin que se anuncia; dice que ese dinero es para la bolsa de las supuestas fundaciones y que los testimonios están truqueados. Ella prefiere dar un donativo mensual a alguna asociación comiteca, dice que su paguita sea para ayudar a paisanos.
Yo, no sé. Lo único que sé (porque creo en el valor de la palabra) es que una tocaya tuya, en quién sabe qué lugar del país, recuperó la vista y regresó a estudiar. Y si esto fue así fue una buena acción, porque (lo sabemos) el sector salud no alcanza a otorgar estos servicios. Cuando aparece la operación Teletón muchos dicen que es un negocio de Televisa, pero luego cuando conocés un CRIT y ves todo lo bueno que logran, algo como una duda crece en el espíritu. Si no fuera por estas acciones, esos centros que tanto bien hacen a discapacitados ¡no existirían! ¡Así de fácil! Se sabe que los empresarios no dan paso sin huarache, pero, en el caso de los CRIT hay una certeza. Leopoldo (quien sí cree en estas acciones y aporta una lanita cada vez que hay un Teletón) dice que hay 24 centros de atención en todo el país. Yo quiero pensar que, gracias al donativo de cinéfilos, Mariana (tu tocaya) logró recuperar su visión al ciento por ciento y regresó a estudiar.
Cuando vi tu nombre me acerqué al panel y vi la serie de historias. Está la historia de don Carlos que volvió a ver su esposa. ¿Por qué no la veía? Cuando recuperó la vista ¿vio con agrado a su esposa? o pensó, pucha, qué jodida está, y ¿volvió a cerrar los ojos?
Juan, entiendo que es un joven, gracias a esta campaña ya no tiene catarata y regresó a jugar fútbol. La historia que más me gustó, por lo sencilla y por lo grandiosa, fue la de María. María, decía el panel, volvió a ver el amanecer. Imaginé a María, sentada en una silla, en la cima de un cerro. Vi que los médicos que la operaron le quitaron la venda y le dijeron que abriera los ojos y ella los abrió y vio la maravilla de un sol que comenzaba a mostrar su cara detrás de las montañas y María logró ver los tonos del amanecer y miró el brillo que tomaron las espigas y los árboles y vio el vuelo de los pájaros y vio cómo un grupo de nubes tenues alzó los brazos y se desperezó. Y vi que sus ojos (recién inaugurados) se llenaron de una telilla de cristal y sonrió y dio gracias a los médicos y a la fundación y a los cinéfilos que aportaron para hacer el milagro.
¡Pucha! Ya parece que la Fundación me pagó para que yo haga promoción de la campaña. Bueno, los creativos de esta clase de campañas son muy profesionales y logran comerciales que nos estrujan el corazón. De eso se trata su chamba. Hacer que sintamos empatía con los trabajos que desarrollan estas fundaciones y metamos la mano al bolsillo y saquemos una moneda y contribuyamos a estas grandes realizaciones. ¿Imaginás lo que piensa el compa que dio una moneda para la campaña visual y ve que María, gracias a los cinco pesos que donó, volvió a ver el amanecer?
Posdata: Andrea insiste: Todo es un fraude. ¿Yo? Yo no sé. La mañana que fui al cine (al lado de mi Paty) vi el panel y tu nombre llamó mi atención. A la hora que compré los boletos, el muchacho que me atendió me dijo que si quería aportar a la campaña, por un oído apareció su voz, y por el otro oído oí que Andrea me decía, que no lo hiciera, que no cayera, que todo era para enriquecer más a los empresarios. Dije que no, pero, un segundo después dije que sí, que estaba bien. Lo hice en tu nombre, porque sé que vos, gracias a Dios, tenés vista de águila (a veces mirás de más), sin mayor problema mirás a tu novio, jugás fútbol, estudiás y poseés el prodigio de que cada mañana mirás el amanecer, mientras sostenés entre tus manos una taza de café bien caliente. El lema de la fundación es: “Del amor nace la vista”. Bien, ¿no? ¡Qué manera tan genial de darle la vuelta al dicho! Te digo, estos publicistas son unos genios, saben cómo estrujarnos el corazón. ¡Cabrones! Esa mañana caí, sólo porque vi tu nombre en un panel.