lunes, 30 de marzo de 2020

CARTA A MARIANA, DONDE SE DICE QUE VEINTE AÑOS SON ¡VEINTE AÑOS!




Querida Mariana: El título es una perogrullada, pero lo digo porque el tango dice que “veinte años no es nada”. Bueno, si analizamos la frase hallamos que tiene razón, porque dice el maestro Jorge que una doble negación es una afirmación. Si decimos que veinte años es nada, entonces decimos que veinte años es polvo; en cambio, si decimos que veinte años no es nada, decimos que es algo, que es veinte.
Esto para decir que la foto que anexo corresponde a uno de los actos de celebración de los cincuenta años de fundación del Colegio Mariano N. Ruiz. Mi colegio (estudié ahí la educación secundaria y ha sido mi lugar de trabajo por más de treinta años) lo fundó el padre Carlos J. Mandujano García en 1950. En el año 2000, se realizó una serie de actos que celebraron, con júbilo, los cincuenta años de vida. Esta fotografía es de ese año (2000) y fue tomada en los corredores internos de la Casa de Cultura, de Comitán.
En este año, veinte años después, reflexionamos en que veinte años son ¡veinte años! Este año, los Marianitos celebramos, con igual júbilo, los setenta años de vida que han sido vitales para estudiantes, maestros, padres de familia y directivos de la institución. Dije ¡setenta años de vida!, porque eso han sido: una vida llena de alegrías, de conocimientos, de triunfos, de fracasos. Cientos de alumnos se han conocido en sus aulas. Yo conozco a muchas parejas que ahí se hicieron novios y luego se casaron y forman familias bien avenidas. Acá, en esta foto de celebración, está en primer plano una pareja de ex alumnos que ahora son pareja. Está Arnulfo Cordero Alfonzo y su esposa Ana Elena Rodríguez Tovar. Por ahí, detrás de Ana Elena, aparece el licenciado Roberto Trujillo y, frente a él, el maestro Jorge Gordillo Mandujano (pilar fundamental del crecimiento de la institución educativa). Todo son risas, asombros, jolgorio. En ese primer panel están expuestas dos fotografías enmarcadas, la primera (con una serie de fotografías tamaño infantil) es el cuadro de honor de los alumnos que estuvieron en el colegio durante 1950-1957, ahí están los alumnos fundadores; en el otro marco están las fotografías de dos alumnos de los años setenta: Arnulfo y Ana Elena. El día que fue tomada esta fotografía, Arnulfo era el presidente municipal de Comitán y Ana Elena la presidente del DIF municipal.
Si mirás los siguientes paneles hallarás que todos exhiben fotografías de diversas generaciones. Son generaciones de secundaria (la secundaria inició en 1965). Hay una mano que señala algo, esa mano (bendita mano) es la de Luis Aguilar, el escultor comiteco (quien también es Marianito.) Luis comenta que, en clase de modelado en plastilina, con el maestro Güero, cimentó su vocación escultórica. El maestro Güero -Javier Mandujano Solórzano- fue el primer director de la escuela primaria del colegio, en los años setenta impartía dibujo técnico, modelado en plastilina y la materia de física, en educación secundaria; amigo íntimo de Rosario Castellanos fue un espléndido artista plástico. Quien sonríe ante el comentario de Luis Aguilar es Xavier González Alonso (también Marianito). Hoy, veinte años después de esta foto, Xavier posee El Dorado, en Tzimol, que es como un cachito de El Paraíso. El Dorado es un santuario para colibríes y para espíritus sosegados que saben disfrutar las bendiciones del río y de la arboleda de aquella región.
Veinte años ¡son veinte años! Al término de la serie de paneles aparece una cabecita blanca, es ¡la maestra Maty! Por fortuna, todos los que he mencionado siguen vivos, aportando sus granos de arena en la conformación de nuestra sociedad, salvo la maestra Maty, ella ya falleció.
Cuando una persona ve una fotografía de generación de alumnos, en la mayoría de casos, siempre hay uno o dos compañeros, dos o tres maestros, que ya fallecieron. Como en la cinta “La sociedad de los poetas muertos”, el profesor Keating (de todos los tiempos) se para frente a esas fotografías y al advertir que hay muertos dice: “Carpe Diem”, que, como vos sabés, en traducción libre significa: “Aprovecha el día”, porque no hay más. Todo es el instante presente.
El Colegio Mariano N. Ruiz celebra en este 2020 ¡setenta años de vida!, y lo hace aprovechando cada día de todos los días. El colegio celebra una vida plena, de pleitos estudiantiles; de papelitos a la compañera que nos gusta; de besos robados; de copia de exámenes; de pegar chicle en el asiento del maestro (o peor, chinchetas); de chismógrafos; de bulling para los apocados; de carreras en el patio y de encestes o goles en las canchas; de miradas cómplices; de dieces en las boletas o cincos rojos, rojísimos; de compra de exámenes; de castigos; de diplomas de excelencia; de toqueteos en plena clase; de gargajazos en la lonchera del compañero descuidado; de trabones de pie a mitad del patio; de aventones; de risas; de llantos; de actuaciones en obras de teatro; de presentaciones al frente del salón; de compañeros que auxilian al que usa muletas; de ruegos a todos los santos para pasar matemáticas y mil esencias más.
Posdata 1: La generación de Luis y Xavier ya cumplieron cincuenta años de haber egresado. Las generaciones de Arnulfo y de Ana Elena están por cumplir los cincuenta años de haber egresado, la generación de Arnulfo en el 2021 y la de Ana Elena en el 2022.
Posdata 2: La fotografía es del archivo del Colegio Mariano N. Ruiz.