martes, 3 de marzo de 2020

CARTA A MARIANA, CON UN JUEGO DE IMAGINACIÓN




Querida Mariana: Imaginá que sos jurado de un concurso de fotografía. El tema del concurso es “La vida”. Sí, los organizadores del concurso buscan imágenes que sinteticen la vida. El espectro es amplio, porque la vida tiene muchas aristas. La vida (por eso es vida) va de la sombra a la luz, de la alegría a la tristeza, de la miseria a la abundancia.
De mil trescientas veintiocho fotografías enviadas, en la preselección ya eligieron las diez de donde ustedes (el jurado) decidirá la mejor. Entre las diez fotografías seleccionadas está la que te anexo en esta carta, una foto que Chusy Coutiño tomó la noche del sábado 28 de febrero, en el Andador de San José con motivo al festejo de los cuatrocientos noventa y dos años de la fundación de nuestra ciudad.
Estoy casi seguro que descartarías a las otras nueve y te quedarías con ésta, porque, conociéndote como te conozco, sé que vos, de la vida, privilegiás la alegría, siempre estás en busca de ella, y cuando te asoma una tristeza o una desgracia vos las metés en la maleta que siempre tenés preparada a fin de que esas esencias no deseadas se ahogen, se asfixien, se mueran.
¿Ya miraste qué escena más hermosa? Chusy (la conozco) no es fotógrafa profesional. Esa noche anduvo de un lado para otro con su celular tomando fotografías para hacer un registro de las diversas actividades. En algún instante se topó con esta escena y clic, y captó una imagen que (digo yo) es como la síntesis de ese acto de celebración y es esencia de la vida comiteca. Porque en este pueblo (lo sabés muy bien) por encima de todo lo demás privilegiamos (permitime el término) la contentura, la arrechura. ¡Qué bárbaros los comitecos, qué bestias, qué animales! ¡Ah, cómo disfrutan la vida!
Acá hay tres personajes muy conocidos (y reconocidos) en el pueblo. El de la cachuchita es el doctor José Antonio Alfonzo Pinto, luego está el popularísimo Rafita, y quien sostiene el micrófono es Wato Valdizón, conductor del programa de redes sociales que se llama “Arriba el cotz”.
Bueno, ya con lo último que escribí nos damos cuenta del carácter del comiteco. Por encima de todo: ¡Arriba el cotz!; es decir, la buena vida, la arrechura.
¿Ya miraste la carcajada que se está botando Rafita? ¡Ah, cómo está disfrutando el momento! José Antonio cuenta una de las anécdotas que lo han hecho tan famoso. La anécdota comiteca (lo hemos platicado) sintetiza el carácter juguetón y lleno de humor de los comitecos; en la anécdota aparece retratada la personalidad comiteca. Siempre, en la anécdota (por eso gusta tanto) los escuchas terminan como Rafita, con la mazorca bien pelada.
¡Arriba el cotz! ¡Arriba el ánimo! ¡Arriba la arrechura! ¡Arriba la vida! Por encima de todo: ¡la vida! Abajo quedan las pesadumbres, las tristezas, los problemas. Como en cualquier pueblo del mundo, en Comitán siempre hay malestares, pero los comitecos, son tan fregones que los convierten en motivo de risa. Los comitecos saben que una buena carga de energía positiva es la palanca que mueve el mundo, la que, como bat, hace pedazos las piedras del pesar.
Mirá con detenimiento la fotografía de Chusy y sé que oírás la carcajada plena de Rafita; escucharás la voz del doctor, siempre bien comiteca; y verás cómo el aire pleno sale por la boca de Wato. ¡Ah, cómo están divirtiéndose ellos! ¡Qué bien la están pasando!
La palabra acá está cumpliendo su mejor función: la de comunicar; de igual manera, la imagen también cumple su cometido: trasmite el instante.
Posdata: Imaginá que sos jurado del concurso donde hay que elegir una fotografía que trasmita vida. Sí, esta foto está en primerísimo lugar. Y si alguien te obliga a elegir la mejor carcajada de estos tres personajes, casi estoy seguro que no dudarás. Sé a quién elegirías. Por eso en Comitán todo mundo lo reconoce como un personaje emblemático de este pueblo.