martes, 10 de noviembre de 2020

CARTA A MARIANA, CON EL JUEGO DE LA LOTERÍA

Querida Mariana: ¿jugamos? ¡No!, por favor, no malinterpretés. No te invito a jugar cotz, ¡no! Te invito a jugar la tradicional lotería mexicana, pero en su versión comiteca. No me preguntés por qué la carta número 1 es El cotz (que en el idioma tojolabal significa guajolote). Claro, los comitecos no somos inocentes, sabemos que cuando un chico le dice a una muchacha bonita que vayan a echar cotz no la está invitando a comer una torta de pavo (guajolote). No, el chico lo usa con la acepción que en Comitán le asignamos a esa palabra: acto sexual. ¡No! Tampoco me preguntés en qué momento se les ocurrió a los comitecos privilegiar la palabra y usarla como sinónimo de acto sexual. ¿Serán muy pisadoras estas aves? Los comitecos siempre andan pavoneándose (como guajolotes) y presumiendo que son muy pisadores. ¡Saber! Yo tengo dos amigas que dicen que el guajolote que les tocó terminó como la canción de José José, en lugar de gavilán les salió paloma. En fin, digo que te invito a jugar lotería comiteca. Resulta que en el aniversario número cinco del Museo de la Ciudad, su directora, Grisell Herrera Hernández, presentó una serie de 33 ilustraciones que ella realizó. Esas treinta y tres ilustraciones son el mazo de las cartas del juego, que se complementa con tablitas de 9 figuras. Grisell presentó el juego en las redes sociales el 6 de noviembre. Como digo, la carta número 1 es El cotz y de ahí vienen 32 ilustraciones más. El día que se presentó el juego en las redes sociales (porque vos podés descargar las ilustraciones y un modelo de tablita y armar el juego en tu casa) no faltó el que dijo que faltaba la ilustración de fulano de tal o de tal chunche. Claro, se entiende que la creadora hizo un proceso de selección. A mí me ha tocado que cuando alguien hace una antología de poesía siempre hay el criterio de que ni están todos los que son ni son todos los que están. Lo mismo puede decirse de este noble intento. Sí, es imposible que estén todos los personajes, lugares simbólicos y demás elementos que conforman la esencia del pueblo. Uf, habría que hacer mil loterías comitecas y ¡ni así! Pero, bueno, digo, queda como muestra de lo que puede hacerse para que, en familia, los niños, mientras se divierten con este magnífico juego mexicano, conozcan algunos elementos de la identidad de Comitán. A ver si puedo desglosar las treinta y tres ilustraciones en forma temática: animales (el cotz, y el tacuatz). ¡Ay, entonces dónde quedó el león, de La Pila, dirá el de siempre!; lugares emblemáticos: Museo de La Ciudad, el Teatro, el Centro Cultural, Santo Domingo, Santa Teresita, San José, Guadalupe, San Sebastián (Comitán, ciudad libertaria), Jesusito, San Caralampio, la señora del Rosario y el Calvario. ¡Ay, entonces dónde quedó el cedro, dirá el de siempre!; esencias gastronómicas: tsizim, el comiteco, el nuégado, el laurelito, el dulce de yema, las chalupas, el pan compuesto, el turulete, el salvadillo con temperante y la paleta de chimbo. ¡Ay, entonces donde quedó la olla podrida y el hueso estilo tío Jul y la butifarra, dirá el de siempre!; personajes relevantes: don Beli, doña Rosario, don Óscar y doña Lolita. ¡Ay, entonces dónde quedó Armando Alfonzo y Leticia Román de Becerril y Amín Guillén y Josefina García, dirá el de siempre!; oficios varios: el señor de las nieves, el electricista y el velador. ¡Ay, entonces dónde quedó el talabartero y el herrero tradicional, dirá el de siempre!; obra de arte: Las Canasteras (Día Marcado). ¡Ay, entonces dónde quedó la obra pictórica del güero Mandujano, dirá el de siempre! Y el de siempre tendrá razón, porque ya dijimos que sería necesario hacer mil loterías para incluir los elementos relevantes de nuestra cultura. Grisell hizo una selección y discriminó. Es el primer intento. Un inversionista con visión puede retomar la idea y hacer una lotería formal, con las 54 cartas correspondientes y diez cartas con dieciséis figuritas. Ah, será un éxito. Muchos paisanos de acá y de allá comprarían este juego de identidad cultural. Por ahora, este intento queda en espera de que un comiteco simpático e ingenioso le invente a cada figura su grito. Así como don Enrique Constantino, cuando ponía su juego de la lotería en las ferias, gritaba: “El que le cantó a San Pedro ¡el gallo!”, ahora alguien debe inventar el grito para ¡el cotz!, y para las demás figuras. Posdata: Los juegos que reúnen a la familia y a los amigos son la llave para la armonía, bueno, siempre y cuando no haya apuestas, porque si no son lo contrario. La lotería se juega con granos de maíz o granos de frijol o piedritas. ¡Acá hay un misterio del universo!