jueves, 19 de noviembre de 2020
CARTA A MARIANA, TREPADA EN LA CUERDA DE LA TRADICIÓN
Querida Mariana: ya es amplia la relación de amigos que han participado en el juego de Imaginá que te llamás. Las ventanas de la imaginación se han abierto.
Ah, me encanta saber que muchas personas juegan con la idea, se la apropian. He escuchado amigos que lo hacen con ironía. Mi primo Manolo me imitó y dijo: “Imaginá que te llamás caite”; Carlitos juega con su abuelito y le dice: “Imaginá que te llamás hormiga, ¿en qué boljocosh te gustaría estar?”
Sí, todo se vale en este juego, imaginar que uno se llama pozo, candil, nube, agua tibia, huracán, conjuro, metal, pie, pene, chichi bonita, cabello de ángel, ojo bizco, chibola, pájaro petacón, nalga o el hoyito que está en medio de las pompas.
José Ramón Domínguez Torres, destacado médico veterinario, comiteco de hueso colorado, de hueso estilo tío Jul, nos honró con su participación. Él es una persona que se enorgullece de sus raíces comitecas, habla el comiteco bien sabroso y al hablarlo lo resguarda, lo protege.
Él, como veterinario, sabe que hay especies animales que se han extinguido, que hay muchas personas en el mundo que protegen a especies que están en peligro de extinción. Cada animal es vital para la sobrevivencia humana. De igual manera, los comitecos deberíamos reconocer que nuestro modo de hablar no puede extinguirse, es una joya lingüística que debe preservarse.
José Ramón envió sus videos con las respuestas a las preguntas que le hicimos vistiendo una playera con la siguiente leyenda: Más sabroso que el cotz. Los comitecos sabemos que cuando mencionamos la palabra cotz nos referimos al acto sexual. Quien porta una playera con el letrero: Más sabroso que el cotz, le está enviando señales positivas a todas las muchachas bonitas que lo lean. ¿Hay algo más sabroso que echar cotz? ¡José Ramón! Pucha, eso es tener la autoestima hasta lo más alto.
A nuestro querido amigo José Ramón le preguntamos: Imaginá que te llamás modismo comiteco, ¿cómo sonás en la voz de una persona mayor, que respeta su identidad cultural? José Ramón, sin pedanterías, natural como río de agua limpia, respondió:
“Definitivamente, si yo fuese un modismo comiteco sonaría, y sería, ¡embelequero!, porque así soy y así me considero. Embelequero se define como una persona que se entusiasma por algo, que vale o no la pena. Yo estoy plenamente convencido que a esta vida venimos a ser felices y productivos, de tal manera que cualquier objetivo, por mínimo que sea, a mí me entusiasma muchísimo. Yo soy ¡embelequero!”
Ah, embelequero, qué bonita palabra, qué sonora. La embelequería es característica de nuestro pueblo. La palabra se emplea en muchas partes de Hispanoamérica, pero no con el contexto comiteco. Embelequero, dice el diccionario, se refiere a una persona que se sirve de embelecos o engaños para alcanzar los fines que desea. El diccionario de la Rial Academia de la Lengua Frailescana nos ilustra y dice que en Villaflores también tiene la connotación de embustero. En Comitán, un embelequero es, como José Ramón dice, una persona que se entusiasma de más. Esa pequeña diferencia hace la gran diferencia. Los embelequeros comitecos no engañan, ¡no!, los embelequeros comitecos disfrutan la vida.
La siguiente pregunta para José Ramón fue: Imaginá que te llamás modismo comiteco, ¿qué debés hacer para que los jóvenes reconozcan que en vos está su herencia cultural?, y nuestro médico veterinario, con mucha convicción, dijo:
“Las nuevas generaciones deben de saber la importancia de establecer una increíble y grande identidad, saber dominar el modismo comiteco es de suma importancia para cualquier tipo de proyecto, ya que, si no sabés de dónde venís tampoco sabés pa’ dónde vas.”
José Ramón siempre repite eso: “Si no sabés de dónde venís, tampoco sabés pa’ dónde vas.” Esto habla de un conocimiento puntual de la herencia cultural.
En Comitán tenemos el mojol cultural de nuestros modismos. Gente como José Ramón preserva esa riqueza. Cuando él menciona al cotz y a los embelequeros evita que parte importante de nuestro tesoro se extinga.
Posdata: ¿Mirás? Nuestros amigos juegan y en el juego nos ayudan a reafirmar nuestra identidad, porque, ¡sí!, los comitecos somos bien juguetones, bien embelequeros, somos mero lek en asuntos del cotz, cotzito lindo y jacarandoso.