miércoles, 4 de noviembre de 2020

CARTA A MARIANA, CON UN VUELO PROVERBIAL

Querida Mariana: por ahí el poeta dijo que Guatemala y Chiapas son plumas de una misma ala. Es cierto, el estado mexicano y la nación centroamericana tienen siglos de historia, de intenso intercambio comercial y cultural. En la realidad presente somos dos portentosos pájaros trepados en árboles distintos, pero en territorios colindantes. Las ramas del árbol guatemalteco pasan por encima de la línea fronteriza y lo mismo sucede con nuestro árbol mexicano. Las ramas se dan la mano a través del mismo cielo que nos cobija. ARENILLA-Revista ha colocado un hilo más a ese chal sabroso que nos calienta. Somos la mano generosa que lleva lo mejor de estos territorios a Guatemala y que pepena parte de lo mejor de allá. Demostramos que somos buenos vecinos, que debemos unirnos (sobre todo en estos aciagos tiempos) para seguir alimentando el espíritu del mundo. El juego de Imaginá que te llamás ha convocado a amigos de México y de Guatemala. Jugamos el mismo juego de imaginación, el juego de la palabra. Porque muchas palabras nos unen, nos hermanan. No es una mera retórica, ¡no! Los mayores siempre cuentan que en las casas comitecas hubo menaje que se adquiría en Guatemala. ¡Ah!, en muchas casas existen imágenes religiosas, que son bellísimas tallas en madera, compradas en aquel país. En las fiestas de nuestro pueblo, nunca faltaba la canción “El ferrocarril de Los Altos”, interpretada por los marimbistas comitecos, en forma prodigiosa, cuyo autor fue el genial chapín Domingo Bethancourt; y, sólo como botón de muestra, en la capital guatemalteca hay templos donde veneran a la mexicanísima Virgen de Guadalupe. Sí, los intercambios culturales entre Comitán y Guatemala han sido intensos, desde siempre, y esta hermandad continúa. Para el Imaginá que te llamás invitamos a César Manrique De León Galindo, escritor, poeta y crítico literario, de Guatemala. Él, generoso, le entró al juego, le dijimos: imaginá que te llamás pluma, ¿en el cuerpo de qué ave te gustaría estar?, y, César Manrique no lo pensó dos veces, apenas estaba llegando la pregunta a su oído, cuando respondió: “Me gustaría ser la pluma del quetzal, porque el quetzal es un ave representativa de Guatemala, aparte de su belleza esplendorosa.” Por supuesto, si a un mexicano le preguntaran pluma de qué ave le gustaría ser, tal vez respondería águila, que es el símbolo de nuestra bandera, así como el quetzal es símbolo de la bandera guatemalteca (sé que vos no elegirías el águila, vos elegirías al colibrí.) La segunda pregunta para César Manrique fue: imaginá que te llamás pluma, ¿sobre qué nube escribís y cuál tema te seduce más? La respuesta del escritor, poeta y crítico literario guatemalteco fue: “Me gustaría escribir en nubes del infinito, porque sería algo grandioso para un ser humano, siempre estar en la constancia del conocimiento literario y dar a conocer este mismo hacia el mundo; y el tema que a mí me interesa es la libertad, porque es lo que nos hace desarrollarnos como seres humanos, integralmente en una sociedad y en el mundo.” Pues nosotros jugamos sobre las nubes de la imaginación y, como César Manrique advierte, por fortuna, lo hacemos en total libertad. Volamos libres, jugamos con alegría, sembramos ideas, cosechamos nubes para la reflexión. Seguiremos. Desde casa lo hacemos, abrimos nuestra ventana virtual y saludamos al mundo. Nuestra invitación permanente es sembrar gajos de luz en el espíritu humano. Posdata: Fijate que me encanta saber que muchas personas están jugando el juego. El otro día me llegó un mensaje de mi prima Gloria en el WhatsApp, agregó un audio donde su hermano Manolo (gran imitador de voces) imitó mi voz a la hora que presento el juego y le dijo a nuestro sobrino Ricardo: imaginá que te llamás caite, decime Ricardo ¿para dónde caminarías? ¡Ah, es genial! Tendrías que escucharlo. Lo disfruté mucho. Le dije a Gloria que los invite a jugar, que no sólo lo graben en audio sino en video, para compartir en redes sociales. Claro, el juego permite todo, todo. No hay límites. El juego de Imaginá que te llamás, permite jugar con todos los conceptos conocidos y todos los desconocidos. ¡Ah!, qué genialidad. ¡Caite! No se me hubiera ocurrido.