lunes, 8 de marzo de 2021

CARTA A MARIANA, CON CAMINITOS DE POLVO ESTELAR

Querida Mariana: ¿de qué estás hecha? El Popol Vuh dijo que los seres humanos fueron hechos de maíz. ¡Ah, qué bonita leyenda! La Biblia dice que Dios hizo al hombre de barro de la tierra. ¡Ah, bello también! Ambas historias coinciden en decir que las personas venimos de la tierra. Tía Martha, cuando yo era niño, me contaba una leyenda donde el ser humano había sido hecho de agua de una estrella, una mujer mayor (que se supone era una diosa) había dejado un cazo a la intemperie y, al otro día, recogió el rocío y vio el agua llena de granitos luminosos, con esa agua dio forma en el aire a la primera mujer. Lo que contaba la tía Martha, a diferencia de la Biblia y del Popol Vuh colocaba al origen del ser humano en la inmensidad del universo. ¿Vos de qué estás hecha? Pregunto esto porque los seres humanos estamos hechos de carne y hueso y un pedazo de pescuezo, pero podemos elegir, en forma metafórica materiales diversos para modelar nuestro espíritu. A mí me encanta el título que Andrea Reyes puso a los libros donde está el rescate que hizo de los ensayos escritos por Rosario Castellanos: “Mujer de palabras”. Cuando leo ese título casi escucho que alguien le pregunta a Rosario de qué está hecha y ella, muy chenta, dice: ¡de palabras! Recuerdo que, en los años sesenta, vi una película en el Cine Comitán, cuyo protagonista principal era López Tarso (actor genial que aún vive, por fortuna). La película se llama “Hombre de papel” y el título aludía a que el personaje es un pepenador de papel periódico y de cartones. No recuerdo más, sólo que era una película que me causó tristeza. Retrata la miseria de la gran ciudad en aquellos años. Recuerdo que el personaje se llama Adán; es decir, simboliza el origen, por eso digo que sí, que este hombre estaba hecho de papel, de papel periódico, insignificante. Bueno, ni tan insignificante. El papel periódico sirve para limpiar los cristales y para envolver un kilo de jitomate en el mercado, pero también, y ahí está la genialidad, sirvió para que Rosario Castellanos escribiera sus ensayos en el periódico Excélsior, ensayos que Andrea Reyes rescató de las hemerotecas, de la bodega que tenía Rosario y de la biblioteca de la UCLA. ¿Mirás? Rosario, mujer de palabras; López Tarso, hombre de papel. ¿De qué estás hecha? La misma tía Martha (que en paz descanse) decía que ella era mujer de sueños, que ella tenía muchos sueños que deseaba cumplir y enumeraba todos sus deseos. Que, ahora que lo pienso, no cumplió, porque su vida era muy sosegada en el pueblo y ella soñaba con ir un día a Cannes, al festival de cine y pedirle un autógrafo a Clark Gable, que era su actor favorito. Cuando yo salía del cuarto de la tía, su hija Azucena me llamaba y me decía que no le hiciera mucho caso a su mamá. Clark Gable, ya murió, decía Azucena y seguía barriendo cerca del cuarto de su mamá, pendiente de su llamado. Sí, la tía ya no salía de su cuarto. No sé qué mal padecía, pero su único viaje era de su cama al sillón. Todo el día miraba películas en un viejo aparato televisor, películas mexicanas o norteamericanas, en blanco y negro. ¿De qué estás hecha? Mi amigo Armando dice que acá en Comitán vivió un señor al que le decían Pancho Proyectos. Bueno, don Pancho estaba hecho de proyectos. Le decían así, porque, igual que mi tía, tenía muchos sueños, pero no los cumplía. Mi tía estaba hecha de sueños inalcanzables. ¿En qué momento se le ocurrió que deseaba ir a Francia si te digo que su único movimiento era de su cama al sillón reclinable, que tenía almohadones para que se sintiera cómoda? Digo que a mí me encanta lo que Andrea dice de Rosario. Nuestra paisana era una mujer hecha de palabras, éstas le sirvieron para formar su universo, para comunicar sus ideas, para extender su mano y apretar la de su semejante, para convertirse en mujer eterna. ¿Recordás el poema de Rosario que se llama “Entrevista de prensa”? Ahí dice lo siguiente: “…un día, adolescente, / me incliné ante un espejo y no había nadie…” Es parte de su respuesta ante una hipotética entrevista donde el reportero le pregunta por qué y para qué escribe. ¡Ah, qué pregunta tan boba! (bueno, la misma Rosario se la plantea) Por qué escribe. Lo hace porque es mujer de palabras. Y las personas que están hechas de palabras siembran éstas en todos los lugares de la tierra y en todos los cielos. Sí, ahí donde está el barro del dios católico; ahí donde está el maíz de los hombres del Popol Vuh; ahí donde está el polvo estelar de la diosa de la tía Martha. Posdata: Los seres humanos estamos hechos de carne y hueso y un pedazo de pescuezo, pero cada uno elige cómo se construye su espíritu. Vos, ¿de qué estás hecha, mi niña? ¿Cuál de las tres leyendas está más cerca de tu pasión divina? ¿Te late más el barro, el maíz o el polvo estelar?