lunes, 29 de marzo de 2021

CARTA A MARIANA, CON MUCHOS CORAZONES

Querida Mariana: ¿y si hablamos de corazones? Desde niño he estado enredado en corazones. Por fortuna, todos llenos de luz. Fijate que en el oratorio de la casa donde crecí había varias imágenes, la de la Santísima Trinidad, litografía que todavía está colgada en la recámara de mi mamá, una imagen de San Martín de Porres, un Cristo y un Sagrado Corazón de Jesús. Nunca he sido discriminador, pero si me preguntás cuál era la imagen que me atraía más, digo que era la del Sagrado Corazón de Jesús. Ah, pucha, su rostro era como de artista de Hollywood, con ojos azules, nariz afilada, el cabello largo y una barba cuidada, de cabellos dorados. Pero eso no era todo, porque, como su nombre lo indica, él mostraba en el pecho un corazón afectuoso, iluminado, lleno de vida. Nunca me han gustado los crucifijos donde Jesús muestra una cara de dolor. La imagen del Sagrado Corazón de Jesús es una imagen plácida. Desde entonces me aficioné a los corazones, sí, igual que muchos, también pinté corazones en mi cuaderno de estudiante de secundaria y le agregué el nombre de la niña que me gustaba. ¿Mirás el prodigio? Siempre ha existido una relación directa entre el nombre de la amada con el corazón. Claro, el corazón simboliza la vida y para los enamorados, el motivo de vida es la persona amada. Esto lo saben muy bien los poetas de todo el mundo. ¿Has escuchado ese prodigio de canción que se llama “Burbujas de amor”, de Juan Luis Guerra? En uno de los versos dice: “Tengo un corazón que madruga donde quiera”. ¡Ah, qué bonito! Siempre me ha gustado esa imagen: un corazón que madruga donde quiera, en lo alto de la montaña, en la playa, en el cuarto discreto, en la calle lluviosa. ¡Genial! ¿Y qué decir de la canción de Juanes, que se llama “Para tu amor”? En uno de los versos dice: “Un corazón que late por vos”. Acá, la persona amada es el motivo por el cual, el corazón late. Ya lo dijimos, el amor da vida, cuando no es un amor dependiente, corrosivo. Y el corazón es el órgano que lleva la savia a todo el cuerpo para darle vida, para darle salud. Y si me gusta el verso de la canción de Juan Luis Guerra, el verso de la canción de Juanes también es digna de mi aprecio. Y es así, porque Juanes no tiene complejo alguno para usar el voseo. He hecho, sólo por mero entretenimiento, el cambio del voseo por el tuteo y he comprobado que el vos suena mejor que el ti. “Un corazón que late por ti”; “un corazón que late por vos”. Mil veces esta última opción. El vos se extiende como río, como cielo; el ti como que choca contra un muro. Bueno, pues ahora, comparto con vos esta imagen que hallé en las redes sociales, es una pared llena de corazones. Es una fotografía de la tienda Libster, que está en Comitán. ¿Ya viste qué belleza? Da ganas de comprar todos, de decir: ¡me los llevo todos!, y de colocarlos, así como están colocados en la entrada de la casa. Porque estas prodigiosas artesanías son como la imagen que me sedujo en la infancia. Acá está el corazón de Juan Luis Guerra, estos corazones madrugan donde quiera. No sé si vos has leído algo del Feng Shui, esta disciplina recomienda tener espejos en casa, potencian la energía. ¿Imaginás el acceso de tu casa con estos breves espejitos que traen el mojol del corazón? O más bien dicho: ¿imaginás estos corazones en tu casa, que traen el mojol del espejo? Yo veo que acá se desparrama la luz, la vida. ¡Qué trabajos artesanales tan bellos! Digo que estas artesanías están a la venta en Libster, acá en Comitán. Son trabajos muy delicados. Dan ganas de decir: “¡me los llevo todos!” ¿En dónde está Libster? ¿Cómo te digo? Un poco adelantito de donde está la Pastelería Nataly, del barrio de Jesusito. La actual administración (¡fanfarrias!) arregló esa calle que en algún momento enchapopotaron y quedó más dramática que foto de los cráteres de la luna. Ahora, la calle está linda, de veras linda. Bueno, vas a pie o en tu auto y comprás un corazón que madruga donde quiera, o dos o tres. Te doy la dirección exacta: 3ª. avenida oriente sur No. 46. Posdata: Ya mencioné a dos grandes de la música: Juanes y Juan Luis Guerra. Ahora le toca a Neruda, en el poema 12 dice: “para mi corazón basta tu pecho / para tu libertad bastan mis alas…” ¡Ah, qué bello! ¿Ya miraste el corazón que tiene alas? Pucha, el artesano del latón pareció interpretar el mensaje del artesano de la palabra.