martes, 2 de marzo de 2021

CARTA A MARIANA, PARA LEER EN TARDE SOSEGADA

Querida Mariana: mirá la foto y luego cerrá tus ojos, tantito, y escuchá la marimba. El baterista está en pausa, quienes sí están con todo son los ejecutantes del trombón, de las trompetas, de los saxofones y los marimbistas. Ahí está el famoso José María Luis Méndez Aguilar, Chemita, con el bajo. Por supuesto, en la marimba el famosísimo maestro Límbano Vidal Mazariegos, fundador y director del grupo Águilas de Chiapas. El maestro Límbano falleció en 2011. Los ejecutantes están en el kiosco del parque central y son integrantes de la marimba del Honorable Ayuntamiento de Comitán de Domínguez. No sé de qué año es la fotografía, pero sí sé quién la tomó: Omar Romeo Figueroa Sánchez, nieto de mis padrinos Romeo Figueroa y Clarita Bermúdez. Estoy seguro que sí recordás a mi madrina. Ella tenía una tienda de sombreros al lado del mercado Primero de mayo. ¿La recordás? Un día pasamos a saludarla. Vos te sentaste en la grada de la entrada y yo me senté al lado de mi madrina. Recuerdo que al despedirnos me comentaste que había llamado tu atención que en los estantes, al lado de muchos sombreros, había un pequeño oratorio con varias estampas religiosas y un radio. Platicamos que eso hablaba mucho de su personalidad, mientras esperaba a los clientes, ella veía el paso de las personas que caminaban por la calle, rezaba o escuchaba la radio. Ella, a través de su mirada, de su olfato y de sus oídos, pepenó todas las voces y aromas que, como canicas, ruedan por esa mítica bajada, bajada que describió Rosario Castellanos, en su novela “Balún-Canán”, cuando la niña, cogida de la mano de su nana, baja “la cuesta del mercado” y escucha cómo “suena el hacha de los carniceros”. Sí, la abuelita de Omar Romeo alimentó su espíritu con las voces de las mujeres que, en la banqueta venden chayotes hervidos, tzolitos, manía, flor de calabaza. Nutrió su alma con el ruido del taxi que se paraba casi enfrente para bajar las ollas de atol de granillo y de jocoatol, tapadas con trapos y plásticos para que la bebida llegara calientita. ¿Escuchaba marimba por la radio o sólo recibía la bofetada del reguetón y de la banda del negocio de discos piratas? Omar Romeo sí escuchó marimba esa tarde de domingo, la tarde que tomó esta espléndida fotografía. Omar hizo eterno ese instante. La fotografía en blanco y negro tiene una tonalidad especial. Omar Romeo usó una película de 35 mm y él hizo el proceso de revelado. Por eso se aprecia un rasgo profesional. Sin que Omar sea un fotógrafo profesional se advierte en este trabajo que siente una pasión especial por la fotografía. Cuando me envió la fotografía me dijo que había hallado un rollo olvidado de 2007 y cuando entró al cuarto oscuro halló muchos instantes vividos en un viaje que hizo a Comitán, y, entre ellos, éste, momento genial donde la marimba del Ayuntamiento iluminó la tarde de domingo. Es fácil imaginar a hombres y mujeres sentados en las bancas que circundan el kiosco y algunos más parados frente al grupo musical, debajo del techo del kiosco, moviendo los pies y metiéndolos al agua del sonido infinito. Omar Romeo hizo eterno el instante, lo captó para obsequiárnoslo como flor recién regada. El genial marimbista Límbano ya falleció, pero acá está con los bolillos sobre el teclado, viendo las teclas, dándoles el don del canto. Omar Romeo es un apasionado de la fotografía. Tiene obra en diversos procedimientos fotográficos. ¿Vos sabes qué es la cianotipia? ¿Sí? Yo no sabía. Cuando Omar me dijo que se interesa por dicho procedimiento entré a Internet y hallé que es un procedimiento fotográfico que consigue una copia en un color azul de Prusia; es decir, la fotografía no sólo como mero testimonio de instantes, sino como ventana para tocar el árbol del arte. Sí, vi algunas fotografías con este procedimiento y supe que Omar Romeo abre ventanas donde los demás sólo vemos paredes. Posdata: esta fotografía tiene una luz especial, los arcos están rodeados por el aleteo de un pájaro luminoso. La tarde que Omar Romeo estuvo en Comitán y fue al parque y escuchó la marimba del Ayuntamiento, oprimió el botón de su cámara analógica y capturó para siempre este vuelo singular. Hice lo que te sugerí hacer al principio de esta carta, cerré los ojos tantito y escuché la marimba y los metales y mi espíritu también aleteó. ¡Ah, qué gran obsequio nos dio Omar Romeo!