domingo, 25 de diciembre de 2022

CARTA A MARIANA, CON UNA PINCELADA MARAVILLOSA

Querida Mariana: falleció Valdemar Castañeda. Hace dos o tres días me enteré que en este diciembre de 2022 falleció el gran artista plástico comiteco. Su genio no logró la aprobación social que merecía. Salvo algunas personas que reconocieron su destreza para el dibujo y para la pintura, la sociedad lo ignoró. Es una pena. Existen, vos lo sabés, muchos talentos que no alcanzan la admiración, por ignorancia o porque los intereses del mundo están basados en vainas alejadas del arte. Ahora estarás preguntando por qué incluyo en esta carta la invitación del día que inauguramos la Galería Bonampak. Una vez te conté que Valdemar fue alumno del maestro Paquito García. El maestro fue muy generoso con todos los chavos que se acercaban con el interés de descubrir los secretos de la pintura. En el taller lleno de luz por los grandes ventanales, Valdemar encontró cauce para su vocación artística. Valdemar se apuntó al enterarse que haríamos un reconocimiento al maestro Paquito en la Galería Bonampak, donde lo honramos al imponer su nombre a una de las dos salas (el otro nombre fue para el destacado artista plástico maestro Javier Mandujano Solórzano, el maestro Güero. Su retrato lo pintaron los hermanos Alfonzo Meza). Me dijo que él haría el retrato de su maestro y así fue. La noche de inauguración, el maestro Paquito develó el retrato que Valdemar pintó, un retrato colorido, con una pincelada llena de movimiento, de sapiencia. Valdemar fue un artista excelente. Y hace dos o tres días, en las redes sociales, en el muro de Pedro Damián Valdizón, con mucha pena, leí lo siguiente: "La comiteca" , un mural pintado para colección privada se encuentra exhibida en el Hotel Lagos de Montebello, tiene una peculiaridad especial pues el maestro que la elaboró, VALDEMAR CASTAÑEDA utilizó a su propia madre como musa, ella, la mujer del mural, es mi tía Rosario Valdizón Rovelo (QEPD), hoy mi primo, el autor de este mural, pasó a mejor vida, dentro de su trayectoria recorrió muchas casas de arte plástico, destacando en los murales, los retratos y los óleos pintados para lugares como la casa materna, el taller dentro del Turulete, el lienzo charro, colecciones privadas y escuelas como La Esmeralda. Qué en Paz descanse VALDEMAR CASTAÑEDA VALDIZÓN. Pedro dice bien, su primo Valdemar, gran artista plástico, destacó en murales y en obra de caballete. Algo de los grandes muralistas mexicanos anidaba en su espíritu, porque se sentía a gusto en los soportes amplios, generosos. Él mismo fue generoso en su vocación. Por desgracia, mucho de su obra no fue realizada en el lugar idóneo. Una vez lo encontré frente al templo que existe en el Puente Hidalgo, pintaba los muros interiores del jardín; en otra ocasión vi que pintaba una pared en una casa cerca de Telmex. Las dos obras están deterioradas, fueron consumidas por estar expuestas a las inclemencias. Por fortuna, como dice Pedro, el mural “La comiteca”, que está en un corredor interno del Hotel Los Lagos, se mantiene en buen estado. Este mural es muestra fidedigna del genio de Valdemar, el fondo contiene la fuerza de su pincelada vibrante, y el retrato de su mamá, más los detalles de los elementos que son síntesis del espíritu comiteco, muestran la delicadeza del trazo perfecto. Falleció Valdemar, mar infinito, mar lleno de trazos fuertes, con matices sublimes. Val de mar, de mar lleno de peces fugaces. Somos ingratos. Hoy, con pesar, te escribo esta carta. Reconocí el arte de Valdemar y cuando tuve oportunidad escribí elogios a su obra, pero las palabras no son suficientes, cuando la palabra es expresada en forma oral ¡se la lleva el viento!, y cuando aparece impresa en un papel, este papel es bálsamo para el alma, pero no para el cuerpo, el mejor papel para el cuerpo exigente (quiérase o no) es el papel moneda, el que permite satisfacer las necesidades básicas y deja que el genio se manifieste con plenitud. El talento de Valdemar fue desperdiciado por nuestra sociedad, siempre se vio forzado a hacer obras menores para conseguir el sustento. Esto que digo es el común denominador de millones de muchos talentos en el mundo. Quienes se dedican al arte reman contra corriente, en la mayoría de ocasiones la obra no es suficientemente valorada. De casi nada sirve el aplauso sino es acompañado con la adquisición de obra. Hoy queda de relevancia el apoyo que un amante del arte, el licenciado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez, le prodigó a Valdemar. Hoy, Valdemar ya no está físicamente con nosotros, pero ahí está su obra, obra genial. El nombre de Valdemar debe estar inscrito en el álbum de los artistas plásticos de Chiapas en un lugar preponderante. Al lado de la obra excelsa de Benjamín Crócker, de Javier Mandujano Solórzano, de Gloria Cruz de Gómez, de Mario Pinto Pérez… Posdata: no sé qué pasó con el retrato del maestro Paquito que Valdemar pintó. Cuando cerramos la galería, mi Paty y yo llevamos las placas y los retratos a la biblioteca pública Rosario Castellanos. Ahí estuvieron expuestos durante algún tiempo, un día desaparecieron. ¿Existen? Valdemar fue un retratista genial. Muchas personas con solvencia económica debieron contratarlo para dignificar el arte y el buen gusto en Comitán. Somos ingratos. Sólo aplaudimos, no ayudamos a la economía del fomento al arte, adquiriendo obra. ¡Tzatz Comitán!