lunes, 6 de febrero de 2023

CARTA A MARIANA, CON NUBES LUMINOSAS

Querida Mariana: mirá qué belleza de fotografía. Se la robé a Gloria Ruiz Albores, ella es integrante de la generación 1970 – 1973, de educación secundaria, del Colegio Mariano N. Ruiz. En aquellos años este lugar era el emblemático: frente a la fachada del histórico templo de San Sebastián. Ahí comenzó la Independencia de Comitán, ahí los muchachos conmemoraban la pausa en su vuelo intelectual. A partir de este instante aparecía la encrucijada que los llevó a suspender estudios e incorporarse al trabajo o continuar estudiando el bachillerato y posteriormente la profesional. Esta generación celebrará en este veinte veintitrés los cincuenta años de haber egresado. Como lo han hecho las generaciones precedentes los organizadores convocarán a todos los compañeros para volver a integrarse como grupo y celebrar la vida. Gloria, con orgullo, dice: “soy Marianita”. ¿Mirás qué prodigio, niña mía? Ellas tienen nombres diferentes al tuyo y, sin embargo, ¡todas son Marianitas!, son tus tocayas por la gracia divina de haber sido alumnas del Colegio Mariano N. Ruiz. Los ex alumnos de la Escuela Fray Matías de Córdova con orgullo declaran ser de “La Matías”. El sexo del personaje se modifica. En caso de ex alumnos del Colegio Mariano N. Ruiz no lo cambian, porque como es colegio decimos que somos “del Mariano”, pero las niñas se convierten en Marianitas. El nombre de nuestro Colegio permite esa luz: somos “Marianitos”. Nunca he escuchado que un ex estudiante de la Matías o de la Belisario o de la Josefa Ortiz Domínguez, tengan esa cercanía. Los ex estudiantes de la Belisario no dicen que son “Belisaritos”, se escucha mal; en cambio, los estudiantes varones del Colegio Mariano sí somos Marianitos y las chicas son Marianitas. ¡Qué bendición! Y las generaciones se reúnen después de cincuenta años de este instante porque saben que la vida es apenas una brizna. Como en todas las demás fotografías de generación acá hay vacíos, muchachos que ya no llegaron físicamente a este momento, porque el destino los hizo suspender el viaje. Como siempre lo hago comencé a hacer un pase de lista mental y apenas llegué al tercer sitio en la fila de atrás, de izquierda a derecha, cuando encontré que ya falleció. Se reúnen para celebrar la vida, para seguir dándose la mano, para afianzar la idea de un grupo único, sensacional, el mejor del mundo. Algunos viajarán desde otras ciudades donde radican, lo harán con la emoción de regresar a Comitán, de ver a sus antiguos compañeros y compartir recuerdos y anécdotas; todos lo harán para pepenar los destellos de luz que siguen presentes en ese maravilloso lugar, desde hace cincuenta años. En esta fotografía aparece al centro el fundador del Colegio: el padre Carlos J. Mandujano, en el lado izquierdo están la Madre Sara, la maestra Rosita, el doctor Robles y el maestro Hermilo; en el lado derecho el maestro Miguel, el maestro Güero, el maestro Jorge, el maestro Virgilio y el maestro Roberto. Por desgracia, ya no están en este plano terrenal la Madre Sara (Sara De la Barreda Guevara), el doctor Guillermo Robles Domínguez (primer novio de Rosario Castellanos), el profesor Miguel Ángel Penagos Figueroa, el maestro Güero (Javier Mandujano Solórzano), y el fundador padre Carlos J. Mandujano García. La fotografía es sensacional. Una mañana de 1973 el sol se desparramó generoso; los muchachos y maestros, convocados por el destino, se pararon frente al fotógrafo consentido para las fotos de generación del colegio: don Roberto Gordillo. Nadie puede saber qué pensaban estos chicos en ese instante, tal vez ni ellos mismos puedan decirlo; y, sin embargo, algún sentimiento pasó volando como golondrina por su mente y se quedó aleteando como colibrí en su corazón. Posdata: ayer compartí con vos la fotografía donde un grupo de actuales alumnos vuelan papalotes en el campo del plantel Los Sabinos; hoy te comparto este momento prodigioso en el que los chicos del Colegio se tomaron la foto del recuerdo en la conclusión de sus estudios de secundaria. Las dos fotografías aluden al vuelo, a la luz del sol enredada en la cuerda de la vida. ¡Tzatz Comitán!