domingo, 26 de febrero de 2023

CARTA A MARIANA, CON UNA CUADRA (tercera parte)

Querida Mariana: en las imágenes de Google Maps, al lado del negocio de Félix Ogando aparece una estética: Estética Unisex Vogue. Ya no está. Este simple cambio nos refiere que todo se modifica. A veces camino con una sensación de que la ciudad que viví en mi infancia ya no existe, pero de pronto aparece algo que tiene un rostro antiguo y eso me conforta. Los de mi generación no lo saben, pero cuando camino por Comitán y veo un rostro conocido me alegro, mi espíritu se llena de luz. Saludo, a veces, ellos no me responden o lo hacen con un simple movimiento de mano o de cabeza. Lo entiendo, ellos no sienten lo mismo que yo. Es posible que a muchos de esos compas yo les caiga mal, les haya caído como piedra en la vesícula desde siempre; es posible que ellos me hayan molestado en alguna ocasión. Nada pongo en mi corazón, los veo en la otra banqueta y siento que ahí hay prueba viviente de que este pueblo sigue siendo mi pueblo de siempre. Lo mismo sucede con los edificios y plazas. Entiendo lo que sienten los habitantes de las ciudades europeas que han mantenido inmodificable su riqueza urbana. Comitán, por sus complejos, se ha transformado mucho. Un día nos llegaron los aires de la modernidad y medio mundo botó la herencia cultural. Por eso, cuando camino por una calle y encuentro una casa casi inmodificable me da gusto, ahí sigue presente el espíritu de Comitán, su esencia. ¿Y qué sigue? Un edificio con tres plantas. En 2013 ahí había una taquería, fijate, una taquería que se llamó “El carboncito”; y en la segunda planta hubo un grupo de alcohólicos anónimos: “Grupo Genésis”. En la actualidad, en la planta baja hay una imprenta que hace invitaciones y diversas tarjetas. De pronto hay algo como un remanso, porque hasta ahora, querida mía, hemos hecho un recuento de casas que modificaron la traza original que tenían en los años cincuenta, en aquellos tiempos todas las casas eran de una planta. Hasta acá llevamos el edificio de tres plantas; otro de cinco, ¡cinco plantas!, con un enormísimo árbol metálico en la azotea que contiene un complejo ramaje de antenas; luego un edificio de dos plantas; uno más de tres plantas; y otro similar: tres plantas. La armonía existente antaño ya no está. Por supuesto que esto ha hecho que nuestra mirada se modifique y con ello nuestra esencia humana. Si todo el día miramos algo que no tiene un equilibrio el espíritu comienza también a mostrar desarmonías. La construcción que sigue es una de las casas donde vivió Rosario Castellanos. El gran comiteco Armando Alfonzo nos regaló un croquis que él copió de un trabajo que hizo Rosario en clase, cuando estudiaba la secundaria. Rosario hizo un dibujo de la planta de su casa. Ese croquis es un tesoro maravilloso, porque nos permite conocer el interior de esta construcción que ahora está dividida. Hay que decir, por supuesto, que la casa está modificada, pero, sin duda, la parte que está al lado del edificio de tres plantas es la que posee el frontispicio más cercano a como fue originalmente. Es de una planta y su remate tiene las características que dieron unidad a estas casas en el centro. Actualmente está pintada en color azul, en dos tonos. El remate superior está adornado con rombos y columnas. Existe un negocio de fotografía digital y al lado del portón de entrada, metálico, hay una placa de acrílico que indica que ahí vivió Rosario Castellanos, una de las más importantes escritoras mexicanas del siglo XX. En esta casa vive el ingeniero Tovar Carrascosa. En el interior hay departamentos que da rentados. La otra parte de la casa que originalmente habitó Rosario (que no fue de su familia), la habita la familia Tovar Serrano. Esta parte está más modificada, tiene una segunda planta con balcones, un portón metálico y un local comercial donde Blanquita Tovar Serrano tiene un negocio. En tiempos de la presidencia municipal del actual senador de la república: Eduardo Ramírez, colocaron esa placa que fue demandada durante mucho tiempo. Lo hicieron el 15 de abril de 2009. La placa dice: “En esta casa vivió su infancia, Rosario Castellanos”. Sabemos que esta casa fue la segunda que habitó Rosario. La primera fue en donde ahora está el Restaurante Ta’Bonitío. Ahí vivió su infancia. Decimos que Rosario hizo un croquis de la casa que comentamos cuando estudiaba secundaria, así que en término estricto, en esta casa, Rosario vivió parte de su adolescencia. Por supuesto que era justo que se consignara que ahí vivió Rosario. Hoy, la demanda es que se coloque una placa de bronce con el croquis que dibujó Armando Alfonzo, porque ello permitiría que los comitecos y los visitantes tuvieran una idea muy cercana de cómo fue el interior de esa casa. ¿Qué tanto puede costar esta placa? Poco. La autoridad municipal, cuando ya está cercano el centenario del natalicio de Rosario debería hacerlo. ¿Lo hará? ¿Y si existe una iniciativa civil? Posdata: digo que el croquis que dibujó Armando Alfonzo y nos regaló es una joya. Que el universo bendiga siempre su memoria. Lo que hoy es la primera calle norte oriente fue la 7 calle cuando Rosario vivió ahí. El croquis muestra que tenía veinticuatro metros de frente (insisto en decir que ahora está dividida en dos partes), al lado de la calle había una recámara, una bodega, el zaguán (en la parte de lo que ahora habita la familia Tovar Serrano) y la sala, escritorio y otra recámara (en la parte de la casa del ingeniero Tovar Carrascosa). Luego dos corredores, un comedor, un patio, un jardín y una recámara; y en la parte posterior otra bodega, la cocina y otra recámara, otro pequeño patio que conducía al W.C. y al baño y luego el sitio. ¿A poco no sería maravilloso que este croquis se colocara en la fachada para dar una idea cercana de cómo fue la casa que Rosario Castellanos habitó? Armando Alfonzo anotó que el croquis original lo hizo Rosario como una prueba final de la clase de dibujo técnico, el 12 de agosto de 1940. Pucha, es un dato interesantísimo. Cuando Rosario lo dibujó tenía quince años; estaba a punto de irse a la Ciudad de México. ¡Tzatz Comitán!