viernes, 17 de febrero de 2023

CARTA A MARIANA, TODO MUNDO TIENE RAZÓN

Querida Mariana: todo mundo tiene razón. Los amigos me dicen que me pierdo la mitad de la vida. Mis amigos, y todo el mundo con ellos, afirman que el exilio en mi casa no me permite gozar lo que sucede afuera. Cada uno con sus gustos y preferencias aseguran que ellos disfrutan la vida comunitaria que se da en los estadios, en las plazas, en las cantinas, en los cines, en los cafés, en los billares, incluso, en los templos. ¡Tienen razón! Lo sé. Cuando, ocasionalmente salgo encuentro cosas fascinantes, como este letrero que estaba pegado en uno de los pilares del quiosco del parque de San Sebastián. Me intrigó, como sé que pasará contigo. Al final del mensaje había (lo borré para que no caigás en la tentación), un número telefónico con lada de Comitán. En cuanto vi el mensaje llamó mi atención; es decir, cuando menos conmigo, el mensaje consiguió su cometido, ¡me jaló! Pensé en la frase y de inmediato, como si la pregunta fuera dedicada a mí, respondí que no sé bien a bien cuántos TE AMO regalé a la persona equivocada, porque ¿quién anda contabilizando esta frase que se dice, a veces por amor, a veces por compromiso, incluso por temor? ¿Me amás?, dice la chica posesiva y el chico tímido dice que sí, sabiendo que después de esa pregunta inicial vendrá la más difícil, porque la primera no tiene más que dos opciones: sí o no. Hay respuestas honestas y sinceras, pero hay, insisto, respuestas dictadas por el temor, por el chantaje. Cuando alguien tiene el valor de decir ¡no!, se le puede venir el mundo encima, pero he visto sobrevivientes, que salen de los escombros, ven la luz y rehacen su vida en forma bondadosa. Pero quien, en forma obligada, responde que sí, sabe que viene la otra pregunta, porque la chica jamás se queda conforme con un simple sí, a fuerza debe saber: ¿Cuánto? ¿Cuánto me amás? Ah, mi niña querida, acá ya se complica la vida, un examen de cálculo diferencial es mil veces más sencillo. ¿Cuánto?, dice la chica. ¿Qué responder ante eso, sabiendo que la respuesta siempre será insuficiente? Después que el chico buscó la distancia más amplia, la chica siempre responde, con su cara ya de chachalaca descompuesta: ¿Tan poquito? Ni cómo decirle que esa distancia es amplísima, que nada tiene que ver con los que dicen que de acá a la luna, de ida y vuelta, que si el chico dijo que la ama con la intensidad absorbente de un hoyo negro del universo, que es algo casi absoluto, difícil de superar, la chica (ignorante de la ciencia astronómica) se molesta y dice: ¿de un hoyo negro?, ya con voz que supera los mil decibeles, y agrega: eso soy para vos, ¿verdad? un simple hoyo negro , lo dice mientras comienza a lloriquear con nivel tres de telenovela cursi de Televisa. El letrero llamó mi atención. Nunca logré descifrar el simbolismo de la imagen que aparece en la parte inferior, que es como una ventana a través de la cual se ve una mesa y una silla, una mesa de madera y una silla de plástico, de esas que hay en oficinas gubernamentales. ¿Qué mensaje envió la persona que pegó este anuncio en el pilar del quiosco? Nunca lo sabré. Tal vez vos, que sos más perspicaz, podés darme una idea. El mensaje lo publicó con letras blancas y fondo negro; y la imagen dominante está en negro con fondo blanco. Por último, tampoco logré descubrir el motivo del número telefónico. Es obvio que si lo escribió fue para que alguien llamara. ¿Quién? ¿Cualquier persona que haya leído el mensaje y tuviese curiosidad por ver qué había más allá de la frase y de la ventana con mesa y asiento? No sé si alguien cayó en la tentación y logró dilucidar el misterio del mensaje. No te diré cuáles fueron mis cuatro teorías acerca del mensaje, porque eso limitaría tu capacidad deductiva. Estoy seguro que tenés más de una idea acerca de este papel pegado en un espacio público. Posdata: ¿cuántos TE AMO has regalado a las personas equivocadas? ¿Cuántos TE AMO has dado a las personas correctas? Si querés llamame por teléfono y lo platicamos. ¡Tzatz Comitán!