lunes, 20 de febrero de 2023

CARTA A MARIANA, CON UNA CUADRA (primera parte)

Querida Mariana: camino. A veces lo hago en forma consciente, pongo cuidado al colocar el pie. Hay tanto hueco en las banquetas, tantos fragmentos de tornillos que están empotrados y provocan torceduras, tantas asquerosidades de chuchos callejeros o caseros. Hay gente que saca a pasear sus mascotas y no levanta las heces. Otras veces camino en forma desprevenida, atolondrada. En una ocasión de éstas me doblé un pie, en otras pisé caca de chucho. A veces camino con cuidado, procuro disfrutar la calle, camino por la mañana, cuando hay más peatones. Ya evito las calles desoladas, hay tanta delincuencia volando por esos aires. Antes gozaba las calles silenciosas, ahora me producen cierto desasosiego. Me duele este desasosiego que me coloca una venda helada en el corazón. El otro día salí a repartir la revista Arenilla en el centro. Caminé por la primera norte oriente, entre primera avenida oriente norte, y avenida central. Entré al negocio de mi admirado amigo Félix Ogando, él muy afectuoso se levantó y me abrazó. Cuando salí, iluminado, pleno de su afecto, pensé que debía iniciar el ejercicio de recuento de calles que tengo programado. Te platico, pienso que es importante que alguien consigne qué existe en las calles comitecas, en este 2023. El maestro Temo Alcázar tiene una memoria prodigiosa. Cuando, con Paty, editora ejecutiva de Arenilla Revista, condujimos el programa “Crónicas de Adobe”, en radio IMER, por invitación de su gerente Mario Escobar, el maestro Temo llegaba a platicar de casas y personajes comitecos. Ah, qué memoria tan deslumbrante, el maestro hacía un recorrido mental de casas y contaba quiénes habían vivido ahí y narraba anécdotas de los propietarios. Un día terminó el programa y también se fueron al olvido esos recorridos mentales que hacía el Eterno Joven de Comitán. Doña Tony Carboney, destacada cronista del pueblo, me contó hace tiempo, en el tiempo A. P., que escribía un libro con tema semejante: las casas del centro de Comitán. No sé cómo va su proyecto, hace tiempo que no viene a Comitán. A veces pregunto por ella en la tienda que tiene frente a la Comisión Federal de Electricidad y su fiel ayudante me dice que está bien, que le duelen un poco las rodillas, pero que no ha viajado a Comitán. En muchas ocasiones su tienda está cerrada. Pensé que debo dejar constancia de este tiempo, de contarte qué veo. No esperés, por favor, querida mía, que me acerque al conocimiento de mis amigos cronistas mencionados. ¡No! Me conocés, soy de memoria pichancha, apenas queda cierta humedad en cada aguacero de vida que recibo. Lo que haré será el ejercicio que hace cualquier peatón más o menos atento. Y cuando digo cualquier peatón me refiero incluso a lo que puede ver alguien que no es de acá, pero que si le preguntaran qué vio tendría un buen acercamiento de qué negocios, viviendas y casas deshabitadas existen en el Comitán actual. Los memoriosos de mi generación podrían hacer un ejercicio de comparación con los tiempos idos; y los de hoy tendrán un elemento de soporte para cuando caminen esas calles en el 2060. ¿Qué había acá en el 2023? Vos sacarás la cartita de tu amigo y dirás: acá hay una fotografía con palabras, será como un registro de esos maravillosos que hace Google Maps, que nos da constancia precisa de cómo estaban las calles antes de 2023. Al día siguiente del saludo con Félix regresé a su calle y la caminé haciendo un registro. Al llegar a casa entré al Google Maps e hice el mismo recorrido virtual, con imágenes que fueron tomadas en 2013. ¿Mirás? Hace diez años. No hay actualización, no te preocupés, acá está el MM (Molinari Maps). Inicié mi recorrido en la esquina de la 1ª. avenida oriente norte, contra esquina de la casa de doña Olguita Trujillo de Bonifaz (quien, lamentablemente, falleció en junio de 2022). Debo decir que disfruté el recorrido de esos aproximadamente cien metros. La mañana estaba bien comiteca: iluminada, fresca, limpia. Pensé: esto es mi privilegio. Sí, cuando radicaba en Puebla vivía bien, pero añoraba mi pueblo. Una mañana le pedí a mi Dios, que me permitiera regresar y como mi Dios me hace todos mis gustos, porque soy uno de sus hijos consentidos, me lo concedió en menos que Pedro negó a su hijo, me refiero al hijo de Dios. Y volví y acá estoy disfrutando mi pueblo transformado, medio abollado, pero aún grandioso. Posdata: ¿seguimos mañana? Acompañame en este sencillo recorrido. ¡Tzatz Comitán!