miércoles, 25 de diciembre de 2024

CARTA A MARIANA, CON MI LIBRO DEL 2024

Querida Mariana: ¿soy cumplidor? ¡Sí!, cuando menos en mi propuesta de publicar un libro cada año. Ya está a la venta en AMAZON mi más reciente libro de cuentos breves. ¿Lo comprarán mis amigos lectores, mis amigas lectoras? De acuerdo con las últimas estadísticas de los últimos años dudo mucho que el librincillo se mueva. ¡Ah, cómo cuesta apoyar el esfuerzo de los escritores! A la gente le cuesta meter la mano en la bolsa y sacar un billetito para comprar libros. En temporada navideña la mano es generosa, casi desenfadada, muy imprudente, porque mirás que medio mundo derrocha, pero no en libros, no en arte, ¡no! La gente gasta paga en trago, en detalles bañados en oro, en vestidos con brillos. ¿Libros? Casi no. O si esto sucede compramos libros de famosos y de famosas. Compré el libro “La vegetariana”, de la Premio Nobel de este año, el mismo día que se dio a conocer que había sido galardonada. ¡Oh, decepción! Novela malita, malita. A mí que no me venga la crítica a decir por dónde caminar, que no venga a decir que una Premio Nobel debe ser lo máximo. Mi gusto literario sabe reconocer lo bueno de lo mediocre y esta novela no me sorprendió como pensé que lo haría por haber sido escrita por quien obtuvo el máximo galardón literario. Malita la novela, malita. Bueno, ¿y yo? Ah, no me corresponde a mí decir si mi libro es malito o buenito. Esto corresponde a mis lectores. Debo decir que mi libro “Brev-edades” es un libro con doce relatos cortos, un librincillo para leerse en una sentada. Los lectores y lectoras pueden preparar un té, un café o una cerveza, sentarse al lado de una ventana al lado del jardín y disfrutar mi libro. Disfrutar, es la palabra adecuada. Nada de pretensiones, nada de obtener premios de la crítica, ¡no! Mis textos cumplen con la prédica de Roald Dahl: seducir y no aburrir. Son relatos sencillos. ¿Por dónde caminan los textillos? Ah, te doy un adelanto. El primer relato se llama “El día que Rosaura entró a Liverpool” y desde el principio dejo en claro que si al lector o lectora no le gustan las telenovelas debe saltarse este cuento. El segundo relato se llama “Una mención”. Inicia así: “Hubo una época que quise ser escritor, ¡fui escritor!”. A partir de este segundo relato presento una innovación: el tercero y cuarto relatos tienen el mismo principio con diferente final; es decir, son variaciones del primer cuento. ¿A poco no es una propuesta literaria novedosa? (ya sé, ya sé, vas a decir que es una bobera). En el quinto relato aparece en la trama la duda infinita: ¿existen los ángeles? El siguiente cuentito se llama “Vocación inquebrantable” y cuenta la historia del momento en que los hijos de Don Atanasio Romano deciden qué estudiar, los hijos del señor Romano se llaman Rómulo y Remo. El cuento que sigue se llama “Cielo o infierno” y cuenta la historia de un hombre que “todo lo tiene volteado”, porque padece lo que se llama Dislexia Espacial. ¡Uf! El otro relato cuenta los problemas en que se mete un pintor figurativo impresionista, porque lleva sus modelos a las plazas públicas y las modelos, como es comprensible, andan en cueros. ¿Qué más? Un cuentito que se llama “Reflejo”, donde un chico despierta, va al baño y ve su rostro fracturado, piensa que alguien en la fiesta de anoche quebró el espejo. No es así, su rostro ya es poliédrico. ¿Qué pasaría si un día aparecieran grafiteados los rostros de Rosario Castellanos en los murales que están en la Casa de la Cultura, de Comitán? Pues de esta ficción trata el relato que se llama “Mural con grafiti”. Y luego viene el relato que da título al librincillo: “Brev-edades”. ¿Por qué el guion? Ah, porque el relato se desarrolla en un país que se llama País Guion, donde todo es un juego de lenguaje, donde la gente, para decir adiós, dice: a Dios. Y antes de que se enfríe el café de la lectora o se caliente la cerveza del lector, o viceversa, aparecerá el texto final: “Certeza”, que dice que el fin del mundo, por fin, ya está a la vuelta de la esquina. Posdata: ¿mirás? Una miscelánea literaria simpática, juguetona, sin pretensiones mayores. Mis lectores y lectoras disfrutarán el librito, en una sentada. Garantizo una lectura agradable. Es un librincillo simpático, sencillo, ni simple ni bobo. No me gustó la novela de la escritora laureada con el Premio Nobel de este año, se me hizo una novelita mediocre. Nunca obtendré el Nobel, pero estoy seguro que mis textitos no dejarán en mis lectores y lectoras el sabor que a mí me dejó la novela de la autora premiada. ¡Seguro! ¡Tzatz Comitán!