viernes, 6 de diciembre de 2024

CARTA A MARIANA, CON PEPITAS

Querida Mariana: este texto es muy serio, por eso, de entrada, digo que lo de pepa no tiene relación con el dibujo animado que se llama Peppa ni con algo obsceno, porque ya mirás que el término “pepa” la emplean los hombres para… Ya, ya, dije que es un texto serio, bueno tampoco es algo solemne, ¡no! Quiero hablar de la semilla y de mi prima que se llama Pepita. No sé si ese nombre sea el que aparece en su acta de nacimiento, pero todo mundo la llama así y ella responde a ese nombre con alegría. Puede que sí sea ese su nombre auténtico. En la televisión mexicana hubo una famosa Pepita Gomís, quien fue esposa del comediante Héctor Suárez, “el nomás”. En Comitán, debe ser así en todo el mundo, se emplea la palabra como sinónimo de semilla. Basta mencionar que las cocineras y cocineros usan la pepita de calabaza para hacer riquísimos guisos. Como es normal el diminutivo se emplea para semillas pequeñas. ¿Cuál es una semilla grande? Pues, por ejemplo, la que tiene el aguacate. Nunca olvidaré que Armando me dijo, muy serio, con su cara llena de arrugas en la frente, que el coco es una semilla. ¿En serio? ¿Y el agua interior? Ah, quién sabe. Bueno, él sabe. Ahora sí que como dice el personaje de Derbez: ¡que alguien me explique! Digo que hablaré de mi prima, porque ella siempre ha jugado con su nombre. Cuando, hace años, tuvo su primer novio, ella decía que siempre le preguntaba si quería comer pepita. Y aunque dije que no caería en el terreno del albur, la mención de lo que decía mi prima abre la puerta. Vi cómo su novio (no recuerdo su nombre) se ponía colorado en la mesa donde estábamos varios familiares de mi prima, incluyendo a su mamá. Agarraba el vaso de agua y tomaba un poco, para disimular la chiveada, la cabroncilla de Pepita abría su boca como vaso de presa y soltaba el chorro de su risa. Después, mi prima servía el tradicional platillo chiapacorceño de tasajo con pepita y todos lo disfrutábamos. Pero ella insistía en molestar al novio, ¿ya viste que estás comiendo tasajo con pepita? Él volvía a ponerse colorado, porque mi prima pronunciaba la palabra tasajo y la palabra pepita con un chanfle erótico que nos decía a todos que ese platillo tiene su riqueza semántica aparejada a su delicia culinaria, porque une el tasajo con la pepita. ¡Dios mío! ¡Qué deleite! No sé qué pasó con el novio, un día mi prima me contó que había terminado y ya no dio más explicación. Le pregunté a mi tía, pero tampoco logré sacar más, porque dijo que Pepita no le había contado y ella no quiso importunarla. Fui testigo que el novio probó todos los platillos con pepita que preparaba mi prima, pero ya nunca supe, perdón, si había disfrutado la pepita de Pepita. Hace tiempo te conté que el papadzul era uno de los guisos preferidos de nuestra paisana Rosario Castellanos, gran escritora. ¿De qué están hechos los papadzules, tradicional antojo yucateco? El Larousse de cocina dice que lleva tortillas, epazote, huevos cocidos, sal y pepita verde pelada, tostada y molida. ¿Mirás? Gran parte del riquísimo sabor lo aporta la pepita, es que la pepita es bien sabrosa (dije que escribiría sin albur, que este es un texto decente, querida mía). Hay decenas de recetas que llevan a la pepita como ingrediente esencial. Acá en Comitán, mucha gente disfruta lo que se llama “saquil”, que según el libro de arcaísmos de Óscar Bonifaz, es la “semilla de calabaza molida con chile, jitomate, cilantro y sal”. Recuerdo que una vez, mi prima le preguntó a su novio: “¿querés saquil o metil?”. Ahora que he sacado a bailar a mi prima me doy cuenta que es traviesilla. Hace tiempo que no la veo, porque fue a radicar a Guanajuato, allá se casó, lo que quiere decir que allá dio la pepita, no sé si lo preparó en la forma de saquil. Posdata: iba a preguntarte si te gusta la pepita, pero luego me di cuenta que una pregunta inocente puede contener una gran perversión, recordá al compa que pregunta a otro si le gustan los toros y el compa responde: no, mi amigo, no soy vaca. ¡Tzatz Comitán!