martes, 3 de diciembre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UNA POSTAL
Querida Mariana: mi hermana Esther me envió esta fotografía. Lo que se ve es Comitán. Ella vive en el Estado de México, pero es una enamorada de nuestro pueblo, porque fue el pueblo donde vivió su papá, nuestro papá Augusto, y donde ahora radica su hermanito lindo, o séase yo.
Ya te conté que ella está pendiente de todo lo que sucede en el pueblo, ve los videos que suben paisanos y las fotografías que muestran el Comitán de hoy.
Mi hermana Esther Molinari Rico leyó la carta que te mandé donde se ve Comitán desde el restaurante “Tarima”, que está en el cerro de La Piedra de La Ametralladora (barrio de San Miguel). La vista desde la “Tarima” es realmente espectacular. Algunos amigos y amigas me dijeron que desde El Mirador también se tiene una vista espectacular de nuestro pueblo.
Bueno, pues esta fotografía que mi hermana rescató del baúl de sus recuerdos fue tomada desde El Mirador. Fue una mañana luminosa, pero con un poco de bruma, así que el valle no se ve completo, pero sí podés distinguir el templo de La Cruz Grande, que es la construcción de blanco con su torre que aparece en el lado izquierdo. ¿Ya la identificaste?
La foto tiene su historia, como lo tienen todas las fotografías del mundo. Esta fotografía fue tomada con una cámara analógica, una Kodak sencilla. Ni en sueños se pensaba en las cámaras digitales de hoy. Comparto con vos la foto, porque da idea de cómo era Comitán.
Hijos de mi hermana viajaron a Tapachula y aprovecharon darse una vueltita para saludar al abuelo Augusto, mi papá los recibió y en su vochito gris claro los llevó a conocer algunos lugares. Por ahí ahí hay testimonios de una capilla (pudo ser la del Niño Fundador) y unas más del Mirador. ¿Cuándo sucedió este encuentro maravilloso del abuelo con los nietos? En diciembre de 1981. ¿Mirás? Estoy hablando de una cinta de más de cuarenta años, ¡ah!, cuánta agua ha corrido en todos los ríos del mundo. Muchos ríos han perdido la claridad de sus aguas, por fortuna, el río del afecto de nuestra familia sigue cristalino, bello.
Una mañana de 1981, mi papá y mis sobrinos subieron al Mirador y vieron lo que ahora comparto con vos.
Si ves con atención mirarás que hay dos caminos (en realidad son tres, porque uno pasa frente al templo). El camino más largo corresponde a la carretera que une Comitán con San Cristóbal y el otro camino más breve es el que sube al Mirador.
Si ahora subieras al Mirador verías todos los cambios que se han dado en estos cuarenta y tantos años (cuarenta y tres), comenzando con el más obvio: el bulevar. En ese año la carretera era de voy y vengo de dos carriles. Ahora son cuatro carriles con un hermosísimo camellón lleno de flores, orgullo del pueblo. Los comitecos y comitecas aseguran que es el bulevar más hermoso de Chiapas, es el abrazo que damos a los visitantes y el adiós venturoso para quienes abandonan el pueblo. En 1981 no existía el bulevar. Hay voces que aseguran que el bulevar inició en 1983, cuando el paisano Absalón Castellanos era el gobernador de Chiapas, esto asegura mi querida amiga Estela Alfonzo. Si la información es correcta debemos agregar otra estrellita al general, porque realizó varias obras relevantes en el pueblo. Basta mencionar la Unidad Educativa Balún Canán, donde está la Escuela Secundaria 14 de septiembre de 1824 y el DIF municipal y la creación de la Biblioteca Pública Regional Rosario Castellanos, institución donde fui el primer director, gracias a la invitación que me hizo el admirado Gonzalo Ruiz Albores. ¡Ah!, cuánta agua ha corrido en las calles y avenidas de Comitán.
Sí, tenés razón, querida Mariana, la foto no ganaría ningún concurso, pero es un documento inédito y agradezco que mi hermana me la haya compartido, para compartirla con vos y para reflexionar un poco en lo que Francisco Domínguez insiste: en muchos baúles hay documentos gráficos que son piezas importantes para armar nuestro rompecabezas colectivo. Como mirás no sólo hay fotos en los álbumes de los comitecos y de las comitecas, sino en álbumes de otras partes del país y del mundo; es decir, estoy hablando de las personas que por algún motivo visitaron nuestro pueblo en el siglo XX, tomaron la foto del recuerdo y están conservadas en algún baúl. Mi hermana ya contribuyó con un ligero cachito para armar el rompecabezas del pueblo que ama tanto, con el mismo afecto con que a ella la quiero yo.
Posdata: si hacemos un ejercicio de comparación veremos cómo se ha ido transformando esta parte del pueblo. En los años ochenta no había la contaminación visual que hoy padecemos.
¡Tzatz Comitán!