domingo, 29 de diciembre de 2024

CARTA A MARIANA, CON UNA NOTA AFECTUOSA

Querida Mariana: como todo mundo, recibo mensajes por el WhatsApp. La otra mañana recibí un envío del doctor Hernán León Velasco, quien es Premio Estatal de Poesía Enoch Cancino Casahonda y presidente de la Asociación de Escritores y Poetas de Chiapas, A. C. Cada envío por el WhatsApp tiene la esencia del misterio. Hasta que no lo abrís no sabés qué puede contener. Como a todo mundo, me llegan mensajes llenos de luz, de alegría, de asombro y, también, hay algunos con notas no tan de Sí o de Sol sino de Re o Fa. El mensaje que me envió el doctor Hernán fue de asombro y me llenó de gran gusto. Ni me preguntés cómo al doctor Hernán le llegó copia de una carta que sólo te mando a vos, lo que sé es que la leyó y pocos minutos después que te la mandé a vos, él me envío un texto que es un análisis del contenido de lo que te escribí. Digo que me provocó asombro porque, salvo en pocas ocasiones, escritores de prestigio han hecho análisis de mi obra literaria; y digo que me causó alegría porque esto fue como un abrazo afectuoso que me otorgó un personaje de la cultura estatal. No creo cometer una infidencia al compartir lo que el doctor Hernán escribió, y no es así, porque el texto que creó este análisis es una carta que escribí para vos. Va pues copia para que te enterés; va copia como una manera de agradecer la gentileza del texto: “Carta a Mariana con un sueño” Está impregnada de un tono humorístico y reflexivo que logra capturar tanto lo cotidiano como lo simbólico de las estatuas, un tema que podría parecer simple, pero que el autor convierte en una profunda exploración cultural, histórica y personal. La narrativa fluye de manera ágil, combinando anécdotas locales y referencias universales, como la estatua de Hachiko en Japón o las de Paseo de la Reforma en Ciudad de México, mostrando un amplio dominio de contexto y un enfoque crítico hacia los homenajes a figuras históricas. El autor utiliza un lenguaje coloquial, lo que acerca al lector y genera empatía. La inclusión de detalles humorísticos, como la inevitabilidad de las “cagadas de paloma” en las estatuas, no solo aligera la lectura, sino que también plantea una crítica implícita sobre la inmovilidad y el olvido que enfrentan muchas de estas figuras de bronce o mármol. Molinari cuestiona los criterios con los que se erigen estas estatuas, contrastando el poder y el mérito con el amor popular y la autenticidad. Por otro lado, la carta se convierte en un puente entre lo histórico y lo personal, como cuando menciona su conexión genealógica con Fray Matías de Córdova o reflexiona sobre las figuras de su pueblo, como Rosario Castellanos o Belisario Domínguez. Este recurso le permite al autor conectar lo macro con lo micro, lo público con lo íntimo. Finalmente, la posdata aporta un cierre hilarante, con una imagen clara del autor jugando a ser estatua y esquivando palomas, simbolizando quizás la resistencia a la inmovilidad o al encasillamiento”. Posdata: ya identificaste la carta que te envié, fue la que ilustré con una foto que me tomó Paty Cajcam en el parque de Guadalupe, donde trepé a un arriate y posé como si fuese una estatua de carne y hueso. El doctor Hernán desmenuzó la carta en minutos y se dio el tiempo para escribir lo anterior. ¡Cómo no agradecer su disposición para enviarme su comentario! Cuando lo leí me dio gusto, por la complicidad lectora, que no se quedó en el mero acto de leer, fue más allá, redactó las ideas que le generó la cartita. Pucha, pensé de inmediato que esto era como si un lector avezado leyera una de esas cartas que Rosario escribió a Ricardo e hiciera una disección de lo ahí expuesto. Me dio gusto saber que el género epistolar (género literario ya en vías de extinción) pudiera provocar un diálogo a distancia. Vos me provocás afecto y, ahora, las cartas que te mando también provoca conversaciones virtuales, en lectores que se asoman a nuestra íntima ventana y se convierten en protagonistas esenciales de esta mirada al mundo. ¡Tzatz Comitán!