martes, 25 de marzo de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN HOMENAJE

Querida Mariana: merecido homenaje para el doctor Roberto Gómez Alfaro. La mención del nombre del doctor evoca cientos y cientos de actos humanistas. El pasado 22 de marzo 2025 se efectuó un emotivo reconocimiento al doctor Gómez Alfaro. Tal vez, digo que tal vez, la medicina humana es una de las profesiones donde brillan los actos más comprometidos con las necesidades de los seres. Nadie puede cuantificar el bien que el doctor Roberto ha hecho a la humanidad; nadie puede hacerlo porque el bien es incuantificable, como incuantificable el aire que nos bendice día a día. Cuando nadie miraba hacia la zona tojolabal él lo hizo, tomó su maletín y anduvo por la zona llevando un poco de esperanza, sembrando semillas de luz. ¿Podés imaginar el gusto de la mamá y del papá cuando vieron que su criatura volvía a correr por el campo, porque la mano sabia había hecho el milagro de devolverle la salud, en aquellos parajes donde es difícil hallar asistencia médica? Esto es sólo un ejemplo de los cientos, miles, de actos donde fue esencial y prodigiosa la presencia del doctor Gómez Alfaro. Nadie olvida su presencia bienhechora cuando cientos de guatemaltecos huyeron de su país y se refugiaron en nuestra región. Ellos tenían urgencia de cuidados médicos, el doctor Gómez Alfaro siempre los atendió. El Teatro de la Ciudad, de Comitán, fue el recinto que se llenó en la parte baja con familiares, amigos y médicos, para hacer patente el reconocimiento a un médico generoso. Cuando hizo uso de la palabra, el doctor Gómez Alfaro dijo que su principal lema y ruta de vida ha sido: amar, dar, servir. Este lema lo ha llevado a la práctica durante toda su vida; por eso, el pueblo de Comitán, su pueblo, lo reconoce como uno de sus hijos más preclaros. Al inicio del acto, vía zoom, participó el doctor Omar Gómez Cruz, secretario de salud, del estado de Chiapas, hijo del médico reconocido, quien dijo: “él me enseñó a caminar comunidades (…) me dijo que lo más importante es el servicio a los demás”. Este reconocimiento lo organizó la Federación de Asociaciones y Colegios Médicos del Estado de Chiapas, A. C., y fue dedicado a dos distinguidos médicos: nuestro doctor Gómez Alfaro y al doctor José Alberto Cancino Gamboa, quien no pudo asistir por motivos de salud, pero que en fecha próxima se le rendirá homenaje en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Quien dedicó el homenaje fue el doctor Didier Gómez Trujillo, presidente de la Federación. Fue un gran festejo. El teatro ya estaba casi lleno en la parte de abajo cuando llegó el principal personaje: el doctor Roberto Gómez Alfaro, quien llegó en silla de ruedas, acompañado por su esposa, la artista plástica Doña Gloria Cruz de Gómez, y uno de sus hijos. En el vestíbulo del teatro tuve la oportunidad de saludarlo, de manifestarle mi cariño y de darle el saludo afectuoso que le envió mi mamá. Además de la manifestación de respeto que hizo la Federación de Asociaciones y Colegios Médicos del Estado de Chiapas, A. C., la familia Bonifaz Cordero aprovechó el instante prodigioso para subir al escenario y otorgar un reconocimiento al doctor Gómez Alfaro, acudieron los hermanos Cuauhtémoc, Guayo y Carmelita, cuando Cuauhtémoc (el famoso Cuaty) hizo uso de la palabra mencionó: “es un momento histórico porque estamos festejando en vida al doctor Roberto Gómez Alfaro (…) él transformó al Hospital María Ignacia Gandulfo (…) subió en su calidez humana”. El doctor Gómez Alfaro comenzó su participación diciendo: “agradezco antes que nada al sector salud, que en este momento dirige alguien que yo conozco mi hijo Omar Gómez Cruz…”, la audiencia sonrió y aplaudió conmovida. Casi al final de su mensaje, el doctor Gómez Alfaro dijo que los políticos deben “administrar con eficiencia los recursos”. Él, hombre honorable, es referente de honestidad y de compromiso con la sociedad. Cuando el doctor Gómez Alfaro concluyó su participación toda la asistencia se puso de pie y brindó una serie de emotivos aplausos. Posdata: el acto fue un momento pleno de vida, el ave de la grandeza humana sobrevoló por el interior del teatro, ahí era reconocido un gran hombre, un profesional pulcro de la medicina. ¡Tzatz Comitán!