jueves, 13 de marzo de 2025

CARTA A MARIANA, CON EL TIEMPO A FAVOR

Querida Mariana: Julio Cortázar sabía que el tiempo es el mayor tesoro del mundo. Ayer lo comprobé, a las doce con diez llegué a Mahi Mahi. Como los dueños son amigos míos llego sin necesidad de visa especial. “¿Le sirvo algo?”, me preguntó un mesero. No, gracias. Cómo explicarle que soy el cliente menos esperado, cómo decirle que sólo llegué para disfrutar el espacio. Digo que soy amigo de los propietarios, así que, comodino como soy, llegué sólo para escribir esta carta, porque (lo he dicho mil veces) no disfruto los espacios cerrados, en cambio soy feliz cuando estoy en un espacio abierto. En la cocina hay música clásica; en la barra, música con herencia del Caribe, una música que se acompaña con un ritmo de cumbia. Pienso en Gabriel García Márquez, quien era amante del vallenato; pienso en mí, porque hace años escribía con música de Bach, de fondo. Te anexo fotografía desde el lugar donde te escribo esta carta. Roberto y Paty están en la cocina, graban un video donde se verá cómo el chef José Luis cocina el pulpo, que es una preparación única y exquisita. José Luis dijo hace rato que a él le gustaría cocinar todo a las brasas, porque la identidad de la cocina comiteca viene del tiempo de los anafres, del tiempo de los fogones. Sí, en la cocina de mi casa de infancia, a la mitad del espacio había un enorme fogón circular, que tenía diez hornillas, siempre había un rescoldo de luciérnagas que revivían cuando Sara usaba el soplador y calentaba mi chocolate o las tostadas. Ahora Tania se acercó y me invitó un vaso de agua de piña o con agua pura. Elegí el agua pura. Recordé que anoche releí un cuento de Pablo Salazar López, que aparece en el libro que obtuvo el Premio Nacional Juan José Arreola 2025. En dicho cuento aparece un dato científico donde dice que la piña es un fruto que estimula el placer sexual, y sensual agregaría yo. Ahora ya son las doce con treinta y cuatro minutos, en la cocina se sigue escuchando música de Andrés Rieu, en la barra suena Diego Verdaguer y el grupo Cañaveral, pero sólo alcanzo el final, porque ya suena La Sonora Matancera: “... los peces de colores los lleven a pasear. En el mar la vida es más sabrosa…”. Ah qué genial coincidencia, el cantante dice que en el mar la vida es más sabrosa. Y esta carta te la envío en la mejor sucursal comiteca, porque el lema de Mahi Mahi es, precisamente, Cocina de mar, y para confirmarlo Paty ya degusta el pulpo zarandeado, cocinado a las brasas. Vi a la hora que el chef puso el pulpo en la olla con agua hirviendo y “espantó el pulpo”, fue un acto mágico, porque el pulpo se rizó y todos sus tentáculos formaron una flor abierta. Hoy nada comí, sólo acepté el vaso de agua natural, pero te conté en una carta anterior que ya probé ese pulpo zarandeado que hoy degusta Paty. Te conté que me gustó mucho, lo recomiendo ampliamente. Sabés que no como cualquier cosa, sabés que no acudo a cualquier lugar. Acá me siento feliz. Ahora son las doce con cuarenta y ocho, estoy en el corredor de la casa antigua, Paty me llama para la foto del recuerdo, con los amigos propietarios del restaurante. Posdata: invertí casi una hora, fue una gran inversión. Viví instantes sublimes, en un gran espacio comiteco. Ah, qué bendición, honré la memoria de Julito, honré mi vida. Ahora ya acompaño a José Luis, Tania, Paty y Roberto en la mesa. Desde acá veo la barra con intervención reciente, el arquitecto Mauricio Ulloa le dio un toque exquisito. Todo fue una carretada de vida luminosa. ¡Tzatz Comitán!