miércoles, 5 de marzo de 2025
CARTA A MARIANA, CON MARÍA
Querida Mariana: a mucha gente le gusta el nombre de María. Para el mundo católico el nombre es sagrado. Mi prima Elena decía, muy orgullosa, con la ceja levantada, que era “hija de María”, nombre de una congregación religiosa que, obviamente, sólo estaba integrada por mujeres. “Cotorronas”, decía el tío Manuel. No todas. Elena se casó y tuvo dos o tres hijos, no sé bien.
En esta fotografía está la bellísima María Siliceo, comiteca emprendedora. Es mi privilegio contar con su amistad. Siempre que me topo con ella una sonrisa se despliega en su rostro, como si fuera el sol en el horizonte. Su sonrisa es cálida, como capullo de flor.
Una mañana estaba con Paty Cajcam en el parque Independencia, más conocido como parque de Guadalupe, y vimos a María que cargaba una maleta. ¿Adónde se dirige?, pensó mi mente con resabios Victorianos. ¿Adónde más? Al trabajo. Ya te conté en una carta anterior que María inauguró un nuevo local con venta de quesos a media cuadra de Ferrecentro, de mis amigos Lety Bermúdez y Roge Román, a una cuadra del bulevar (donde llegan las combis en la llamada parada Los arbolitos). Además, ya muy pronto, en dos o tres días, abrirá una cafetería en una esquina del parque de Guadalupe. Ella, una bien hecha, con excelente gusto para todo, ofrecerá los ricos pasteles que prepara. Ah, Comitán deberá reconocer, pero ya, la calidad humana de María, porque abrirá un espacio en un lugar simbólico. Yo, que no bebo café, estoy emocionado por la apertura del espacio MARÍA SILICEO REPOSTERÍA, porque se antoja, claro que se antoja, estar en ese parque maravilloso, sentado cómodamente, echando la chorcha, respirando el aire puro que llega desde la Ciénega y se pone a jugar en los árboles. Llegar a su espacio no tiene pierde. Ya dije que está en una esquina del parque de Guadalupe, en la esquina que da a la bajada (hablo del sentido de los autos, porque los peatones usamos las pendientes para bajar y para subir indistintamente). Sí, su local, bellísimamente presentado, está digamos, contra esquina del famoso restaurante Doña Chelo.
“Qué alegre va María”, canta Imelda Miller, canción que obtuvo el primer lugar en el Festival OTI, festival que fue famoso en los años setenta del siglo pasado. Siempre que me encuentro con María en la calle y la veo con su sonrisa franca recuerdo la letra de la canción del gran compositor yucateco Sergio Esquivel y canto, sólo para mí, “qué alegre va María”, porque así la veo, alegre, llena de vida, pajarita libre.
Cuando la veo pienso en la película “Viva María”, del gran director de cine francés Louis Malle y la actuación de dos grandes: Jeanne Moreau y la mujer más bella del mundo Brigitte Bardot. Esta cinta se filmó en nuestro país, en los años sesenta. Cuando vi la película la disfruté, no recuerdo la trama, ni los escenarios, pero lo que sí tengo en mi espíritu es la foto de la Bardot. Por eso, cuando me topo con la María comiteca en alguna calle, pienso que, igual que la Bardot, ella es isla en medio del mar, palmera en medio del páramo, mujer echada para adelante, sembradora de esperanzas.
Siempre que veo a María le deseo mucho éxito, lo merece, es una chica que crea espacios agradables, que canta al ritmo del viento.
Su presencia en nuestro pueblo es un lujo. Sé que la gente disfrutará este espacio que inaugurará, ya en marzo de 2025. Que todo mundo llegue al parque de Guadalupe, que disfrute de la presencia de mi amiga y pruebe sus pasteles.
Posdata: la veo y digo: qué alegre va María, ¡viva María!
¿Ya viste la decoración de MARÍA SILICEO REPOSTERÍA? Es una propuesta de Taller Elemental, de Juan Pablo Gómez Siliceo, quien tiene su taller por las Siete Esquinas. Ah, puro talento comiteco, unido para hacer grande a nuestro pueblo.
¡Tzatz Comitán!