domingo, 23 de marzo de 2025

CARTA A MARIANA, CON FOTOS DE PRIVILEGIO

Querida Mariana: le dije al Doctor Besares que la sección de “Fotos de privilegio” se ha hecho famosa, él protestó, dijo que no importaba la fama sino la trascendencia, agregó, con sus palabras y no éstas, que siempre que ve la foto encuentra a Comitán. Reflexioné en ello y le concedí la razón. Sí, no importa la fama sino la trascendencia. Cada vez que alguna persona acepta posar a mi lado ocurre un prodigio. Algo sucede en la coincidencia, de pronto, el destino (¿quién más?) hace que alguien coincida conmigo en algún lugar. Como no salgo del pueblo, más que a lugares cercanos, muy cercanos, la mayoría de fotos de privilegio ocurre en Comitán, así que el entorno es el pueblo donde nací. A veces aparecen personas de otras partes de Chiapas o de México o de Guatemala, son personas que, por algún motivo, llegaron a nuestro pueblo y coincidimos, bien en un parque o en una calle o en el interior de un edificio o de una casa. En cada fotografía de privilegio está implícita la magia de un instante compartido, así sólo sea un lapso breve. Cada fotografía contiene una historia que ahí se cuenta, quien sabe ver encuentra destellos, hallazgos; halla una tira de vida intensa. Sí, el doctor Besares, hombre sabio, tuvo razón, no importaba que la sección se hubiese hecho famosa, su importancia radica en que es una historia de vida contada desde Comitán, desde este pueblo maravilloso. En cada fotografía de privilegio hay un cielo y una burbuja de aire. Coincido con personas, conocidas o no y ellas posan conmigo. El único elemento repetido es mi persona, yo soy la figura que todos tienen, la novedad está en el otro, en la otra, en ellos me reconozco, en ellos está la esencia del ser humano. Somos seres ya de este siglo XXI, somos testigos de una época convulsa, pero prodigiosa. En el siglo donde la Inteligencia Artificial ya es un rostro que se muestra, estas fotografías no tienen Photoshop ni están modificadas, aparecen tal y como fueron capturadas en una “sencilla” cámara de celular o una cámara fotográfica digital. Cada foto de privilegio es como un árbol, un reloj que detuvo sus manecillas, es un regalo de vida, un presente para el futuro. Cada una de las fotografías tiene una enormísima carga de pasado pero su horizonte recibe la luz de un día recentísimo. En cada fotografía hay un reconocimiento del instante compartido, me pongo al lado de la persona retratada, extiendo el brazo y muestro un pulgar que denota aprobación y gusto. Esta serie de fotos es una gran fiesta, donde la vida está concentrada en un instante, quienes ven la fotografía así lo interpretan, por eso, hay personas que de inmediato le dan un “like” corroborando la aprobación y el gusto. He hallado el siguiente comentario: “qué gusto de verlos, hace años que no los veía”, es dicho de alguien que radica fuera de la ciudad y cuando nos “encontró” se sintió identificado, en ese comentario hay también un gran instante de coincidencia, ya no somos dos lo que coincidimos sino tres, o más, más, muchos más. La vida es un compendio de instantes compartidos y en la fotografía de privilegio hay toda una retahíla de momentos esenciales. Me alegra mucho que en algunas ocasiones me topo con alguien y de pronto él o ella sugieren que nos tomemos una foto y agregan: “la de privilegio”. Por eso me atreví a decirle al Doctor Besares que la serie ya se había hecho famosa, ¡no!, dijo él. Y, hombre sabio, tuvo razón, la fama es efímera, es un cerillo con luz engañosa; la foto de privilegio ya posee una trascendencia que va mucho más allá de los lentes para sol, es el sol, es el mar, la palmera, la banqueta, el césped, la flor, el cielo. Las dos personas que aparecemos en la fotografía de privilegio sonreímos. A mí me da cierta pena, pero siempre procuro posar mi mano sobre el hombro contrario de ella, como si fuera un pájaro, el ave que hace eterno el instante. Posdata: la serie ya trascendió la fama, se ha hecho trascendente, infinita, eterna. No tengo ningún derecho sobre tal costumbre, sólo hago lo que ahora hace medio mundo al toparse con el otro medio mundo: dejar constancia de un encuentro, un encuentro fortuito que se elonga en el tiempo. Si la serie ha tenido trascendencia es porque siempre uso una palabra: privilegio, con esto digo que me place estar con la otra persona y que doy mi testimonio de agradecimiento por permitirme tal gusto de vida, tal flor en el campo yermo. ¡Tzatz Comitán!