martes, 4 de marzo de 2025

CARTA A MARIANA, CON POESÍA

Querida Mariana: este año es el Año de Rosario Castellanos Figueroa. En Chiapas ya comenzaron los festejos. El libro de celebraciones ya tiene páginas llenas de luz. El 25 de febrero 2025 tres destacadas mujeres leyeron poemas de Rosario Castellanos. Olivia Bonifaz, Chusi Coutiño y Valeria Torija fueron las lectoras. Rosario nació en la Ciudad de México, pero pichita llegó a vivir a Comitán y siempre se asumió comiteca. Por eso, en el Centenario de su Nacimiento, su ciudad estará presente durante todo el año, porque la gente de esta ciudad se siente orgullosa de la ilustre paisana. Me contaron que el acto de lectura de poemas tuvo una nutrida asistencia, la sala se llenó de amigos y admiradores de la obra de la poeta. No existe mejor reconocimiento a una escritora que la lectura de su obra, la lectura en voz alta, en público, propicia la convivencia y la reflexión. Olivia, Chusy y Valeria hicieron un acto maravilloso. Ellas (más el mojol de lujo, la hijita de Chusy: Sara Elena, quien ya es una lectora emocionada) compartieron sus lecturas fieles, atentas, respetuosas y mesuradas. Rosario, desde su juventud sembró un árbol de palabras, su talento fue abono para que poco a poco creciera hasta formar una ceiba imponente. Dicho árbol, lo han dicho los críticos literarios, se llenó con páginas brillantes de poesía, cuentos, novelas, ensayos, obras de teatro y cartas. ¿Qué hicieron Olivia, Chusy, Valeria y Sara Elena? El acto más sublime. ¿Recordás qué fue el acto que realizaron Adán y Eva? Alzaron las manos y cortaron frutos del árbol del bien y del mal. Dios, así lo dice la Biblia, se molestó, les había prohibido que cortaran frutos de ese árbol. Las cuatro mujeres, en el bosque de Comitán, cortaron frutos del árbol majestuoso de Rosario, un árbol que la escritora mayor sembró para que todo mundo probara sus frutos. El árbol que sembró Rosario es el árbol prodigioso, el que extiende sus ramas para que todos beban de su savia. Olivia, Chusy, Valeria y Sara Elena cortaron esos frutos y los compartieron de manera generosa. Llegaron como amantes que acuden a una cita, una cita donde las esperaba la gran sembradora y un grupo de escuchas atentos. Llegaron puntuales y el portento apareció. Cada vez que un lector abre un libro ¡la luz se hace! Las cuatro mujeres se hicieron un tiempo para leer poemas de Rosario en voz alta. Si mirás la foto (que me obsequió mi querida maestra María Elena Vázquez) verás que es un momento previo a la lectura. Olivia tiene un libro sobre los muslos y, con el micrófono en mano, espera el instante que inicie el acto; Chusy aprovecha y comparte con su hijita la lectura de un libro que publicó Angélica Altuzar Constantino, actual directora del CONECULTA; Valeria, de reojo, sigue la lectura de Chusy y Sara Elena; Valeria, como niña curiosa, ve lo que ven ellas. Todo es una pausa, una pausa donde la cortina está a punto de correrse para abrir la ventana que permita la entrada de la luz, del aire fresco, de la palabra simbólica. Las comitecas leyeron obra poética de la comiteca Rosario. Las mujeres de este pueblo están unidas por una cinta luminosa. Hoy, los tiempos son diversos, las mujeres honran la ideología de la gran escritora comiteca. La celebran en el Centenario de su Nacimiento, son como los anillos que rodean al gran planeta, a la estrella mayor. La directora de CONECULTA dijo en una reunión que todos los días 25 de cada mes habrá actos celebratorios en todos los centros culturales de Chiapas. Como vemos acá, la presencia de las intelectuales, parte esencial de la sociedad, es quien mueve este gran trapiche. Las autoridades culturales tienen la obligación moral de impulsar el talento. Qué bueno que las voces de las mujeres comitecas se escuchen, que se oigan por todos los cielos, que la poesía de Rosario Castellanos sea el pájaro más hermoso, el del vuelo grácil; que todo el año vuele y se escuche la poesía de la comiteca. Posdata: la audiencia que escuchó las voces de Olivia, Chusy, Valeria y Sara Elena también hizo el mismo acto, alzó la mano y pepenó esas voces que honraron la poesía de nuestra escritora festejada. ¡Que viva Rosario Castellanos Figueroa! ¡Tzatz Comitán!