lunes, 14 de septiembre de 2009
CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA CÓMO LOS PULPOS SIEMPRE CAEN EN LA TENTACIÓN
Querida Mariana, las computadoras conocen muy bien a los hombres, saben de nuestras debilidades.
¿Qué hacés cuando intentás eliminar un archivo? ¿Das un clic al lado derecho del ratón y luego pinchas en el apartado Eliminar?
Mi papá, cuando yo amenazaba con iniciar alguna aventura loca, me decía: “¿Ya lo pensaste bien?”. Ahora me doy cuenta que nunca hice tal cosa. Siempre respondí al impulso inicial. Por esto siempre me fue como me fue.
La computadora funciona con la misma lógica con que funcionaba la mente de mi papá. Cuando pincho el apartado Eliminar, ella me da una segunda oportunidad y me pregunta si de veras quiero eliminar ese archivo, si ya lo pensé bien. Las computadoras nos conocen. Los seres humanos respondemos a impulsos. No nos damos la oportunidad de reflexionar.
Nuestra vida tendría que ser como un juego de ajedrez. Deberíamos analizar las posibles respuestas a cada jugada realizada. Pero, los más optimistas están en contra de este comportamiento racional, dicen que actuar así resta emoción a la vida. ¡No dudes!, recomiendan los intrépidos, ¡aviéntate!
El problema es que la mayoría se avienta como “El Borras” (un popular actor de la televisión mexicana que tenía serios problemas por hacer las cosas de manera irreflexiva).
He comprobado que soy irreflexivo, porque, a veces, cuando la computadora me pregunta si de veras quiero eliminar un archivo, oprimo el botón Sí de manera automática. Por esto, porque la computadora me conoce muy bien, todavía me da una tercera oportunidad. Manda el archivo a una Papelera de Reciclaje. Sabe que algún día buscaré como loco el archivo y ella, generosa, me echará una mano. ¿Cuántas veces he buscado en ese “basurero”? No sé bien a bien, pero han sido muchas y he vuelto a respirar al hallar un documento que en el pasado consideré innecesario y en el presente se me va la vida en él. Muchos de los documentos que eliminé los he restaurado.
La vida no es tan generosa. A veces te cobra muy caro cada vez que te equivocás. Por el contrario, mi papá sí fue generoso conmigo. Cuando me equivocaba, el sonreía un poco triste y me decía: “Más se perdió en la guerra” y me concedía otra oportunidad. Al quinto o sexto intentos fallidos, él ya cambiaba la frase y decía: “Puro fracaso ‘tamos mirando” (frase que sacó de un chiste comiteco), pero volvía a sonreír y yo sabía que nuevamente me estaba brindando otra oportunidad.
“¿Ya lo pensaste bien?”. Ahora, ya mayor, y con mi padre difunto, veo que el hombre -por lo general- se comporta con la misma actitud irreflexiva con que yo me comporté de adolescente.
El Presidente de la República tuvo la ocurrencia de eliminar a la Secretaría de Turismo. ¿Quiere esto decir que la industria sin chimeneas no importa para el desarrollo económico del país? Parece que así lo ve la Presidencia de la República.
Dios mío, cuando la promoción turística debiera ser primordial como lo es en España, por ejemplo, en nuestro país nos damos el lujo de eliminar una Secretaría que debería ser eje fundamental del desarrollo. Ahora, dicen los que saben, la planeación turística pasará a formar parte de la Secretaría de Educación. ¿Es ésta, acaso, una jugada de mi paisana, la famosa Elba Esther Gordillo?
Parece que el Presidente de nuestra patria, actúa de manera irreflexiva. Por desgracia, la vida no concede segundas oportunidades. El hoyo cada vez se ve más grande.
¿Qué hacer, Marianita?
P.d. Hoy ya no decido. Un día decidí que me equivocaba muy seguido, así decidí que Dios decidiera por mí. Desde entonces, te lo juro, me va mucho mejor. Lo que llamo Dios también ha sido tan generoso como mi papá, me da muchas oportunidades, incluso algunas para enmendar el daño realizado y recomponer el camino.