sábado, 19 de septiembre de 2009

EL HUEVO Y LA GALLINA


¿Qué fue primero: la banqueta -acera- o el poste?
Hoy, los caminantes pueden decir que el poste es un estorbo, pero el poste -sin duda-apareció primero. Tiene derecho de antigüedad.
No puedo asegurarlo, pero se supone que estos postes servían para amarrar a las bestias (me refiero a los caballos o los burros que cargaban leña o barriles llenos de agua). No sé cuál era la regla para determinar los puntos donde debían sembrarse dichos postes, ni sé si esto lo hacían los particulares o las autoridades. Lo que sí sé es que eran estacionamientos libres, sin parquímetros. Claro, eran tiempos en que Aurrerá no existía. De haber existido habrían cobrado por hora, ya se sabe que son muy abusivos.
El poste se sembró cuando el piso era de tierra. Con el tiempo levantaron la banqueta y respetaron el poste. Por fortuna, este respeto no se ha perdido. Ahora es difícil que sirva para lo que fue sembrado. Los caballos y los burros ya casi no transitan por las calles de este pueblo de Dios (ahora los burros y caballos conducen camionetas todo terreno, digo, con perdón de los burros y caballos).
Ojalá que esta singular imagen perdure por siempre. Ojalá que los vecinos y autoridades (éstas, sobre todo, que son muy dadas en imaginar "el progreso") dejen el poste en su lugar.
El poste no impide el paso. El caminante puede, perfectamente, rodearlo por el peralte interno y pasar, sin dificultad, como si fuera un juego.
Esta imagen es símbolo de un pasado lleno de esencias. Cada vez que pasamos por ahí, nos recuerda que hubo un tiempo en que todo fue más sencillo. Basta quedarse un rato al lado de ese poste para sentir que el tiempo se detiene un rato para, como si fuera viento, enredarse en ese poste que recuerda al reloj de Sol.