jueves, 10 de septiembre de 2009

TESTIMONIOS DE VIDA


José Antonio Melgar Downing donó su colección de medios impresos. La donó al Centro Cultural Rosario Castellanos.
Lo hizo anoche, en medio de la música de una banda y del vino de honor; lo hizo en medio de un buen número de personas que acudieron a la invitación de la Fundación Colosio (los panistas se han dormido y aún no crean la Fundación Mouriño. Ya se sabe que este país funciona con la creación de mártires).
A José Antonio le pregunté si podía vislumbrar qué pasará con su donación dentro de diez años. Por fortuna, José Antonio está consciente de lo que puede suceder. Me dijo que ahora todo está en manos de las autoridades “culturales”.
Es bueno que los donantes no tengan demasiadas expectativas. Muchas donaciones terminan en cuartos húmedos y olvidados.
Ahora es posible digitalizar los medios impresos. Tal vez sea bueno que el Centro Cultural Rosario Castellanos (ahora que su directora, Angélica Altuzar Constantino, ha comenzado con mucho entusiasmo) considere la posibilidad de digitalizar el acervo donado.
Di una vuelta por la exposición y constaté el valor documental del acervo.
Incluso, hay que ir más allá. Digitalizar todo lo que no está incluido en la Colección de José Antonio. Parte importante de nuestra identidad está concentrada en esos papeles amarillentos que se resisten a morir. Sobreviven porque su fuerza se concentra en que son testimonios vivos del pasado.
Acto generoso. José Antonio comparte con el pueblo lo que el pueblo ha realizado.