miércoles, 21 de abril de 2010
ARENILLA PARA HUGO HUMBERTO MORALES ZÚÑIGA
Cuando me dijeron que Hugo era Maestro en Ciencias Sexológicas corrí a casa de Mariana para comentarlo. Mariana abrió la puerta, me escuchó con atención y cuando terminé, casi con la emoción pegada en mi camisa, ella me dijo que pasara, que me sentara y tomara un té. Su actitud me bajó la emoción. Cuando ella vio que ya estaba más calmado, me dijo la clásica pregunta que hace cuando algo la deja incólume: “¿Y?”. Cómo “Y”. ¿Acaso no es una maravilla un hombre que domine esa materia que siempre está escondida en el misterio? Mariana me dijo que debe ser bueno para él ser un ducho en la materia y que los “jóvenes de este tiempo deben saber todo acerca de su cuerpo y de su espíritu”, pero que ella prefiere que ese misterio se vaya develando, en lugar de un salón de clases, en la penumbra de una habitación.
Ay, Marianita, nadie lo hubiera imaginado. Tan seriecita que te mirás. Ahora sí que como dicen en Comitán: “Que te compre el que no te conoce”.
Mientras descubro más misterios en la palabra de mi afecto, paso copia a los lectores de esta Arenilla que respondió alguien que sabe mucho de esa vaina que se llama sexo.
1.- Cuando Hugo piensa: “¿Qué hago con el Ego de Hugo?”, ¿qué pasa?
Cuando Hugo piensa, el ego escapa de sí mismo y trasciende en el tiempo y el espacio, y se posa suavemente en las manos de quien escucha sus lamentos, porque el ego y Hugo son la misma unidad: Conciencia y sentimiento. Cuando Hugo tiene el ego entre sus manos lo transforma en energía, fuerza, impulso a la superación, porque el día que Hugo pierda la energía, la fuerza y el impulso es porque el ego se le ha escapado y ha trascendido a la dimensión donde sólo la eternidad reina.
2.- Vos que sos experto en sexología decinos: ¿qué es más importante: el eros o el logos?
Ninguno de los dos es importante cuando la razón supera al sentimiento y trunca la emoción; mas cuando el sentimiento más profundo aflora y la pasión florece y surge el logos, entonces el cuerpo vibra, el alma se estremece y la voz se convierte en un tenue susurro, un susurro jadeante de placer, pleno de emoción, desbordante de espiritualidad, un eros desnudo de logos y vestido de deseo.
3.- Si fueras Beethoven, ¿cómo lograrías llegar al Molto Vivace en una relación?
Si el sonido fuera aliado y fiel amigo de todos los mortales, las notas las leería en cada centímetro de su piel y su vibración explotaría en nuestros corazones; y si fuera artista de mil obras juntaría pinceles, partituras, letras y cinceles para recrear en su alma la inmensidad del placer de vivir, el estar a partir del ser, compartiendo las copas y brindando con el vino del amor, así y sólo así los cuerpos se juntan y bailan la danza del placer, el placer de fundirse, de estar y sentirse vivos.
4.- Los discos compactos tienen una duración limitada, ¿cuál es la duración del espíritu del hombre?
El espíritu es tan eterno como eterna es la memoria, no hay dimensión que se resista ni belleza que se pierda en el tiempo y la distancia, pues el espíritu es fiel compañía del caminar de quien se reviste de eternidad, la eternidad de ser hombre, fiel amigo de sí mismo.
5.- Sí tu amada es un río, ¿con qué cuenco re-coges su agua?
Siendo río su turbulencia inquieta y su fuerza vence mil obstáculos; siendo río fluye en sí misma y mi boca -mina de mil voces- atrapa la suave cadencia de su transitar intenso y mis manos atrapan y dejan escapar placeres y es mi piel enorme cuenco que atrapa y teje con mil gotas su belleza re-cogida para convertirla en laguna que refleja la luna y las estrellas para fundirlas en tranquilidad perfumada de la quietud de una luna reflejada en el amor de mil estrellas.
6.- Dice el poeta: “El viento más que yo, se fuma este cigarro entre mis dedos”; si los hombres somos el cigarro, ¿qué esencia nos fuma?
El hombre sólo puede ser fumado por la paz de un dulce sueño, la conciencia descansando en una suave almohada de seda blanca, el latido de un corazón cantando alegremente a la inocencia, la paz íntima del placer humano de ser y de vivirse con transparencia inmensa, esa es la esencia que nos fuma cuando somos cigarros pendientes de dedos firmes y de bocas inquietas, que nos atrapan y consumen en bocanadas de humo que dibujan siluetas que transitan por los mil caminos de nuestras acciones.
7.- En el juego del sexo la palabra es importante, ¿por qué entonces, en el juego de la palabra nos prohíben el sexo?
Una máxima dice: La mejor palabra es la que no se dice, sin embargo, cuando es dicha y la dicha es grande la pasión florece y el verbo, el sustantivo, los adjetivos y la gramática entera hacen del sexo la belleza humana de máximo esplendor, pero en la estrechez del pensamiento y en la mezquindad del ser, la palabra destruye, niega, limita, cosifica, y es ahí donde el sexo y la palabra se convierten en sutiles enemigos.
8.- “Que tu corazón sea como un cántaro”. ¿Qué tipo de agua contiene?
Mi corazón cántaro es, pero no es cualquier cántaro, ni mi agua es cualquier agua, pero siendo agua de cántaro es transparencia, es frescura, es agua de laguna donde reposan tranquilos los sentimientos esperando calmar las ansias de un fuego enardecido, agua contenida para saciar mi sed y la sed de quien comparte conmigo su ser río, su ser cascada, su ser laguna. Sólo de esta agua hay en el cántaro de mi corazón.
9.- Sí la ciudad de Comitán es una mujer, ¿cómo la seduces?
Comitán, mi pueblo amado, es mujer de mil ayeres, mujer de mil pasiones y siendo mujer pueblerina vagaría caminando lentamente sobre su polvo, perdiéndome en sus veredas, susurrándole una canción al pie de sus dos grandes templos, suspirando la fragancia de sus amaneceres míos, abandonándome en su barrio húmedo, La Pila, donde brotan los placeres que calman las ansias más etéreas. Siendo mujer de mil historias la haría mía contándole al oído y al pie de sus subidas y bajadas nuestra propia historia.
10.- ¿Cuáles son los tres aspectos del hombre que deben pararse para evitar que se pare el corazón?
El corazón late cuando se para el tedio, cuando se para el olvido y cuando se para el desamor. Siendo tres un equilibrio plasmado en un triángulo y siendo triángulo cada uno de sus vértices alberga la pasión, la locura y el deseo. Los tres miembros del hombre que paralizan sus instantes fugan su conciencia, enajenan su mirar, abandonan su cuerpo; por eso hay que amar con pasión inmensa, querer con locura extrema y sentir con deseo ardiente y así la música del corazón resonará en el pecho y se escuchará en el infinito; por ello, el corazón necesita ser tratado con pasión, ser vivido con locura y tomado con deseo para que pueda latir tan fuerte y repetido como el sonido del eco perdido en la montaña.
(Hugo Humberto Morales Zúñiga es Médico Cirujano, Diplomado en Sexualidad Humana, en Integración Humana y en Didácticas Especiales. Especialista en Sexología Educativa, en Orientación e Información Sexología y en Sexología Clínica Humanista. Tiene la Maestría en Ciencias Sexológicas y la Maestría en Psicoterapia Guestalt. Es estudiante del Doctorado en Educación. Apasionado de la lectura, del crecimiento personal y de la vivencia a través del contacto con la música y la naturaleza.)